CAPÍTULO 12

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La cuatro solemos quedarnos seguido en casa de la otra; al principio teníamos sacos de dormir, entonces a Gina se le ocurrió que consiguiéramos dos camas, y eso hicimos; los viernes las compartimos por parejas, Nat con Tina y Juls conmigo. Rara vez Axel se queda fuera de casa, las pocas veces que lo hace se acomoda en un sofá-cama que todas tenemos justo para que él no esté incómodo cuando viene.

Lo de quedarnos cada viernes en una casa continúa, hoy corresponde mi casa. En la madrugada, en cuanto las chicas se durmieron, Julieth me dijo que tenía que contarme algo. Es así como resultamos en mi sala comiendo helado a las casi 3:00 am.

Claro que ni de cerca me esperaba lo que Julieth me dijo. Estoy bastante segura de que si estuviéramos en una caricatura, mi mandíbula tocaría el suelo y grandes signos de exclamación frotarían sobre mi cabeza. ¡Es que no me lo creo!

  — ¿Se disculpó? —Repito observando a Juls; mi voz es pausada y refleja totalmente mi sorpresa.  

Julieth suspira, —Oíste bien, Rolling.

Analizo una vez más lo que Juls acaba de decirme.

—¿Se disculpó? —repito incrédula, mi amiga sólo asiente—. Cielos, esto es tan... Repentino.

Toda la respuesta de la castaña a mi lado es posar su brazo sobre sus piernas cruzadas y apoyar su frente sobre su mano.

Killian disculpándose con Julieth.

Killian dándole a mi amiga la disculpa que ella tanto exigía y que comenzábamos a creer jamás llegaría.

Dios.

Procuro asimilar la sorpresiva confesión un poco antes de abrir la boca y cagarla (como tengo por costumbre).

—¿Qué te dijo? —Hablo despacio— Quiero decir, sí, se disculpó, pero ¿qué otra cosa te dijo?

—Me dijo que el día del café algo lo había molestado muchísimo y que eso lo distrajo tanto que no se fijó en nada; también me dijo que no se disculpó al momento porque estaba muy enfadado y no podía pensar en otra cosa —ella suspira como por millonésima vez en la noche— y también se disculpó por ello.

Mis cejas salen disparadas hacia arriba.

—¿O sea que recibiste dos disculpas?

Julieth sólo asiente.

Nunca creí que Ian fuera mala persona, sin embargo, el que no hubiese ofrecido un sencillo <<lo siento>> seguía rondando en mi cabeza; ahora ofrece una sincera disculpa, se muestra realmente arrepentido y dice que actuó tan grosero porque algo le afectó mucho y no porque se le dio la gana. Qué chico más interesante.

—Así que no es un cabrón que va por la vida arrojando café hirviendo a sensuales castañas —digo, jugando con la taza vacía de mi helado.

—Al parecer no.

—Eso es bueno, ¿no?

—Seguro —Sigue con la frente sobre su mano por lo que no puedo ver su rostro, pero su tono lo dice todo.

—Entonces ¿por qué pareces tan triste?

—No parezco nada —me responde alzando la cabeza velozmente.

—Julieth, te aseguro que no luces como alguien que recibió la disculpa por la que tanto había reclamado sino como una persona que esperaba una disculpa y en su lugar recibió un escupitajo en la cara.

—Alucinas. Me da igual.

—Awww, eso sería tan convincente si no estuvieras hablando conmigo.

Más Allá de los Temores (PC #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora