Entonces, pese a que Jayden llegó ayer, hoy hicimos su fiesta de bienvenida.
Julieth nos despertó temprano para comenzar a preparar todo. Nosotras alegamos que no tenía caso si Jay llegó el día anterior, pero ella dijo que no importaba, que igualmente se haría la fiesta porque así podría disculpase con su hermano por lo loca histérica que se comportó y de paso demostrarle cuánto lo extraño.
Martina no dejó de renegar mientras arreglábamos la casa. Ella creyó que se salvaría de madrugar hoy. Yo también lo pensé.
Qué ilusas fuimos.
Cuando Jay se despertó, mis amigas y yo ya habíamos terminado de preparar todo; Julieth se arrojó a abrazarlo y le dijo un montón de palabras cursis para expresar lo mucho que lo sentía y cuánto lo había extrañado. Él le respondió igual de cursi, dijo que ya sabía cuánto lo extrañó porque fue lo mismo que él a ella y que no hacía falta una fiesta porque todo lo que quería era pasar tiempo con Juls.
Ese bello —y muy rosa— cuadro de hermanos se vio interrumpido por la voz de Martina diciendo que no madrugó para nada y que ahora se haría esa fiesta sí o sí.
Justo ahora Jay se encuentra bajando las escaleras mientras todos lo miran y aplauden. Cuando todos los invitados llegaron, Julieth hizo que Jayden subiera hasta la cima de la escalera para presentarlo y que todos lo vieran bajar. Él insistió que no quería tanta atención, pero mi mejor amiga terminó convenciéndolo, él rara vez puede negarle algo.
Jayden termina de bajar sonriendo a los invitados y se acerca apresurado hasta donde nosotras estamos.
—¿Te sentiste famoso? —le pregunta Nat, divertida.
—Por favor, me sentí como reina de belleza.
Todas reímos.
—Seguramente te comieron con los ojos igual que a una; con esa ropa te ves genial –dice Juls, pellizcando sus mejillas.
Y sí. No debería ser posible que alguien se viera tan bien con una camisa polo negra, unos simples vaqueros y un peinado medio alborotado medio ordenado. Pero al parecer lo es. El muy feliz luce fabuloso.
Fabulosamente delicioso.
Olímpicamente apetecible.
—Sí que se ve bien con esa ropa, pero se vería mejor sin ella —el comentario de Martina me hace reír.
—¿Tú estás segura de que no eres bisexual? —Julieth la mira divertida.
—Muy segura. Lo he intentado y siempre resulta que no. Lo mío no es lo largo.
Claro que ella sólo intentó con un chico mientras se presionaba así misma y jamás fue más allá de besos. Tiene razón, simplemente no es lo suyo.
—Quizá no lo has intentado con el apropiado —dice Jayden.
—¿Te me estás insinuando?
—¿Y si lo estuviera haciendo? –le responde divertido.
—Ya te lo dije, no es lo mío.
—Rompes mi corazón, Mari —Jayden lleva una mano a su pecho para enfatizar.
—Vive con ello.
Yo me río.
—Puedes ser toda una desgraciada cuando quieres.
Ella me mira y guiña. Luego se cruza de brazos y alza su barbilla fingiendo indignación.
—Hoy no estoy ni la mitad de maldita que Julieth ayer, pero a ella no la regañaste.
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Más Allá de los Temores (PC #1)
Roman d'amourRolling Stone no se enreda a la hora de describirse: sarcástica, realista, de mala suerte y descomplicada. Y fabulosa, por supuesto ella no deja pasar "fabulosa" o cualquiera de sus sinónimos a la hora de describirse. De hecho, Lyn no se enreda co...