CAPÍTULO 4

44 3 10
                                    

Todo el camino Julieth estuvo presionando a Nat para que fuera más rápido, pero ella justificó que iba al límite de velocidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo el camino Julieth estuvo presionando a Nat para que fuera más rápido, pero ella justificó que iba al límite de velocidad. Claro que no iba a romper las reglas.

Ayer se nos fue el tiempo charlando y riendo y tan sólo me fije que era la casi 12:00 a.m. cuando me me llegó la llamada de papá, recién llegaba del trabajo y se espantó al no vernos en casa; nos pidió que no nos fuéramos solas a esa hora ni sacáramos a Nat de casa. Dijo que vendría a recogernos, pero le pedí que no lo hiciera, sé lo cansado que está últimamente encargándose de la nueva colección que llegó hace poco, es gigante y muy difícil de catalogar. Logré convencerlo de que Juls y yo nos quedaríamos en casa de Nat y madrugaríamos para alistar nuestras cosas, pues teníamos que alistarnos para ir a clases y recoger nuestros útiles y el material para una presentación que tenemos con mi queridísima maestra Ferguson a primera hora.

El plan perfecto de no ser porque no madrugamos.

Al despertarnos ya íbamos quince minutos tarde. Y sumando el tiempo que tardamos en volver a nuestras casas para recoger lo que necesitábamos, ya valimos.

El auto ni siquiera se ha detenido del todo cuando Julieth y yo prácticamente saltamos de él. Nat y Tina no están tan afanadas porque ellas no tienen exposición hoy con una maestra que las detesta más que El Guasón a Batman.

Los chicos voltean a mirarnos como si fuéramos un par de chifladas. No es para menos, lucimos como tal. El panorama es dos chicas despeinadas vistiendo prendas que no combinan ni un poco (a duras penas tomamos una ducha de un minuto, no nos molestamos en lo más mínimo en combinar ropa) y que van corriendo por todo el campus como si las persiguiera el asesino de Scream.

Sip, seguramente damos la apariencia de haber fumado una muy verde.

- ¡Joder! El lunes lees descaradamente en sus clases y hoy llegarás tarde justo cuando tenemos presentación. ¡Mierda, esa señora no puede odiarte más!

Que nuestra facultad no está tan cercana no ayuda en lo más mínimo. Como siempre el arte y la literatura suelen ser puestos al final, primero queda todo lo de ciencias y matemáticas. 

Una ráfaga de viento saca a volar mi bufanda -¡Aguarda, Juls-. Me regreso para atraparla.

- ¡Joder, ¿es enserio?! ¡Luego compras otra! ¡Si quieres yo te la pago, pero vamos ya!

No le respondo. Me gusta muchísimo esta bufanda, no la perderé. Corro un par de pasos, la alcanzo y la recojo, y justo cuando me giro alcanzó a escuchar la exclamación de Julieth:

- ¡¡Maldita mierda!!

Desde donde estoy veo a un chico delante de ella. Cuando los alcanzo, él sostiene un vaso de cartón vacío, hay café derramado en el suelo, y la blusa de mi amiga tiene una enorme mancha que no tenía hace diez segundos.

- Deberías andar con más cuidado –dice una voz grave.

Sus palabras me hace voltear a verlo y... Uy, es lindo. Es evidente que el tipo es todo un bombón a pesar de estar usando lentes de sol y gorra. Rulos muy muy negro se escapan de su gorra, es alto y se le marca buen musculo, tiene un sexy bronceado sutil (nada como lo que se hacen ahora que parecen zanahorias), su barbilla es cuadrada dándole un aspecto muy masculino y su nariz fina otorgándole cierta delicadeza -cosa que en lugar de darle un toque femenino lo hace lucir aún más guapo-. Además, tiene muchos lindos lunares que parecen esparcidos estratégicamente por su rostro para hacerlo lucir inclusive más atractivo.

Más Allá de los Temores (PC #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora