CAPÍTULO 1

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"¿Cree que puedo quedarme aquí si no significo nada para usted? ¿Cree que soy una especie de autómata, una máquina sin sentimientos que puede vivir sin un mísero pedazo de carne ni una gota de agua? ¿Cree que porque soy pobre, silenciosa, discreta y menuda soy también un ser carente de corazón y de alma? Pues se equivoca: ¡Mi alma es tan real como la suya, y también mi corazón! Y si Dios me hubiera dotado de un poco más de belleza y de mucho más dinero, le habría puesto tan difícil abandonarme como lo es para mí aho---"

De repente, siento un fuerte dolor en mi brazo que me hace interrumpir mi lectura. Volteo a mirar qué lo causó y me encuentro con la mirada de Julieth fija en mí. La miro a ella y luego a mi brazo, donde hay una linda marca roja debido a su pellizco. Alzo la vista y abro la boca dispuesta a reclamarle, pero su expresión me detiene, Juls hace un sutil movimiento de cabeza hacia adelante; miro al frente... Ahí está. 

Mi pesadilla. 

Mi verdugo. 

El Grinch de mi navidad. 

La ahuyama de mi almuerzo.

El Guasón de mi--- ¡No! Amo al Guasón. Ella es el Batman de mi Guasón (pero la malvada es ella, no yo).

En fin, una de las muchas maravillas que me ha arrojado mi asquerosa suerte.

La Señora Ferguson, o como a mí me gusta llamarla, Tronchatoro, está parada de brazos cruzados, observándome con una mirada llena de molestia y un semblante serio. Su espalda está tan rígida como el palo que debe tener atravesado en el culo.

- Señorita Stone, si tiene tanto conocimiento que no necesita prestar atención en clase, ¿para qué se molesta en venir?

Todo mi ser arde por gritarle: ¡porque debo aprobar la materia o tendré que repetirla, y lo que menos quiero es verla más tiempo del necesario! Sin embargo, me controlo, no le daré el gusto de tener una excusa para dejarme doble tarea o citar a papá. No de nuevo. Así que en lugar de decirle lo que en realidad quiero, con todo el dolor del mundo me trago esas palabras y respondo:

- Sí le estaba prestando atención, maestra.

- ¿En serio? –me observa con suspicacia por encima de sus lentes. A lo mujer le encanta mirarme sobre sus jodidos anteojos, es como si me gritara: "¡eh, soy superior a ti!"– Si en verdad lo hacía, dígame de qué obra estábamos hablando y cómo se divide.

Mierda.

Intento darle una mirada de reojo a la pizarra, pero la bruja del oeste ve mis intenciones y se acomoda de tal forma que cubre mi visión. Maldita.

Escucho el rezongo de Juls. Sabe que Ferguson me atrapó. 

Tronchatoro no aparta su mirada llena de triunfo ni medio segundo; puedo jurar que sus ojos adquieren ese molesto brillo siempre que se le presenta la oportunidad de fastidiarme.

Más Allá de los Temores (PC #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora