—¿Por qué no están en la universidad? —pregunta Jayden mirándonos.
—¿Por qué no están en el trabajo? —digo yo mirándolo a él y a Killian.
—Preguntamos primero —responde Ian.
—Preguntamos segundo —contraataca Juls.
Curiosamente, él despliega una sonrisa ladina capaz de derretir a cualquiera. Julieth aparta la mirada del pelinegro y se enfoca en su hermano. Desde la disculpa está intentado poner distancia con Killian.
Por muy sexy que es Ian, yo no puedo dejar de mirar a Jayden y esa maravillosa sonrisita que aloca mis hormonas y que no desaparece de su rostro cuando dice:
—Ayer dejé unos planos, debo presentarme más tarde. Killian debe ir conmigo porque si los aprueban él se encargará de las bases del proyecto.
Ambos estudiaron arquitectura: Jayden decidió desempeñarse como diseñador; por su parte, Killian tomó el camino de la construcción. Los dos son fabulosos en su profesión, cuando trabajan en equipo el resultado es arte puro, yo que no soy fan de la arquitectura y los proyectos de ellos me envuelven. Soy cautivadores y atrapantes. Dicen que las cosas se parecen a sus dueños, ¿no?
—Sigo sin creer que los contrataran en el mismo lugar, aun más que trabajen en los mismos proyectos —dice Julieth, observándolos con lo que parece sospecha.
—Tuvimos suerte —le responde Jayden.
—No es cierto —Killian habla—. Vieron lo atractivos que somos y no podían dejarnos ir, ya en la empresa hacen todo para mantenernos felices.
—¿Podrías repetir eso? —dice mi amiga—. Es que tu ego no me dejo escuchar.
Killian es caliente. Es la clase de chico que sin duda miraría más de una vez si nos topáramos en la calle. Y Julieth también, aunque lo niegue. Por eso parece que el aire alrededor se vuelve más denso cuando Killian se acerca dando pasos lentos, se inclina apoyándose en el respaldar del sofá y pone su rostro muy cerca del de mi amiga. Entonces habla con una voz ronca que sería la perdición de cualquiera.
—Dije que las mujeres en el trabajo no dejan de vernos como si fuéramos dos caramelos que se mueren por saborear.
Julieth está paralizada. No aparta la mirada de la de Ian, pero eso no significa que no esté nerviosa, el adorable sonrojo en sus mejillas y sus manos jugando con el dobladillo de su falda la delatan. Por muy divertido que sea esto, decido salvarla, Tina nos dice: simio no mata simio.
—¿Insinúas que consiguieron empleo prometiendo favores sexuales? —digo en rescate de Juls.
Él sonríe aún mirando fijamente a mi mejor amiga y se queda así un segundo antes de mirarme, todo él grita confianza y suficiencia.
—No. Estoy diciendo que las mujeres nos dieron empleo imaginándonos haciéndoles favores sexuales.
No puedo evitar reír por sus palabras. Si a ellos los contrataron es porque son muy talentosos y comprometidos.
»Deberías valorarlo —me dice él señalando a Jay—. Si vieras cuántas mujeres se le arrojan, y él las rechaza a todas por ti.
Me quedo en silencio, cosa que rara vez me pasa. Ojalá pudiera hacer un ingenioso comentario como hago usualmente, pero no me siento capaz cuando en estos días no he dejado de pensar en Jayden, en su declaración, en los post-its que me ha dejado y en lo loco que se pone mi corazón con cada pequeño gesto, nota, con sus meriendas y sonrisas.
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Más Allá de los Temores (PC #1)
RomanceRolling Stone no se enreda a la hora de describirse: sarcástica, realista, de mala suerte y descomplicada. Y fabulosa, por supuesto ella no deja pasar "fabulosa" o cualquiera de sus sinónimos a la hora de describirse. De hecho, Lyn no se enreda co...