Lo importante de ser tu

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Narra Hope...

Fui la última en entrar a ver a Scott, antes de entrar me mire en el reflejo del vidrio, tenía los ojos rojos de tanto llorar y marcas en los brazos por apretarme tanto con las uñas, casi perder a Scott me había producido los peores sentimientos en toda mi vida, nunca había querido tanto a una persona, desde que había llegado a mi vida todo era mejor y hasta ayer por la noche no me había dado cuenta de eso, tenía que aprender a valorar lo que tenía.

Cuando pise el suelo gris de la habitación y vi como mi primo tenía el pecho vendado me dieron ganas de llegar otra vez, esta vez me controlé, no quería que Scott viese que estaba mal.

Sus ojos indefinidos me miraron a los ojos, sonrió de la forma más débil, pero aún así lo había intentado.

-Hola pequeña, ¿cómo estás?-

-Ahora mucho mejor que se que estas, creo que sufrí mucho más más que tú anoche, enserio fue él peor día de mi vida, no quiero que te pase nada, eres como mi hermano-

-Nunca me vas a perder, aún tengo que cuidarte toda una vida, cuando crea que estás segura recién allí podré irme tranquilo, pero por ahora, no quiero dejar este mundo, no quiero dejarlos-

-Nunca vuelvas a asustarme de esa manera, te pegaría pero, no juego con los que tienen una costilla quebrada-

-¿al menos puedes darme un abrazo?, les dije a todos que se fueran, estaban todos cansados pero, ¿puedes quedarte conmigo?-

-Haría lo que fuera por mi primo-

Lo abrace como pude y me recosté en el sillón que había al lado suyo.

Flashback

-Prométeme que la cuidarás y que nada malo le va a pasar-

-Te lo prometo, la cuídate hasta que vuelvas-

Fin del Flashback

Me levante de golpe sudando, mire el reloj que había sobre la mesa, eran las tres de la mañana.

¿Quien diablos era esa mujer?, ¿qué hacía hablando con papá?.

De repente todo se volvió algo confuso en mi mente, como si en realidad a esa mujer la conociera, pero...nadie nunca me había contado de ella, ¿quien era?.

Mire hacia un lado para ver cómo estaba Scott, mantenía sus ojos cerrados y respiraba normalmente, en ese momento alguien entró a la habitación.

-¿Megan?, ¿qué estás haciendo aquí?-

-Solo vine a quedarme con el, no quise dejarlo-

Cuando me miro tenía un gran moretón en la cara, se lo había intentado maquillar pero se notaba.

-Megan, ¿que te ocurrió?, ¿quien te hizo eso?-

Ella derramó lágrimas como si las hubiera guardado todo este tiempo.

-Owen vino a mi casa, mis padres se habían ido a un bar, salí afuera para sacara la basura y le atacó, no le digas a Scott, ni a nadie, no quiero que la gente se meta en peleas por mi culpa-

-Iré a matar a ese idiota-

-Hope no lo hagas, no sabes de lo que es capaz-

-cuida a mi primo y dile que tuve que salir, no digas una sola palabra de esto, iré a romperle el cráneo-

Ella luego de un silencio abundante asintió, salí afuera corriendo velozmente y sentí que algo cambiaba en mi cuerpo, una sensación que me estaba consumiendo, pare un taxi que me llevo hasta la casa de Owen.

Al diablo con la apuesta (PRIMERA Y SEGUNDA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora