Capitulo Veintidós
La tercera semana del matrimonio de _____fue radicalmente distinta de las dos primeras.
Las dos primeras semanas Jack y ella habían tenido la casa entera para ellos solos, habían tenido tiempo para hacerse el uno al otro, para hacerse al hecho de estar casados… y por supuesto habían tenido tiempo para otras cosas; para muchas otras cosas.
La primera noche que habían hecho el amor les había abierto una infinidad de posibilidades; habían hecho el amor prácticamente en cada habitación de la casa… una vez incluso en las escaleras… pero, sobre todo, al haber estado los dos solos, no habían tenido que preocuparse por su privacidad ni por que alguien pudiese oír sus conversaciones.
Todo eso, sin embargo, había cambiado. La cocinera había recuperado sus dominios, así que ya no podían llevar a cabo asaltos a la nevera a medianoche, las criadas se encargaban de la limpieza y el orden de las habitaciones, así que tampoco podían hacerlo en los sofás, y había un jardinero que tenía jornada completa, con lo cual también habían tenido que dejar de hacerlo a la sombra de los árboles en los jardines.
«Claro que, aunque no estuvieran, tampoco tendríamos ocasión de hacerlo», se dijo____. Jack pasaba cada vez más tiempo en la oficina y cada vez menos con ella. Salía muy temprano para irse al trabajo, y a menudo no regresaba hasta las diez, o más tarde. Era como si estuviese intentando evitar estar en casa… o más bien estar con ella.
_____ se rodeó el cuerpo con los brazos y paseó por el dormitorio. Aunque ahora la casa si estaba llena de gente, le parecía vacía cuando Jack no estaba.
Y, a pesar de lo que su madre le había dicho en el restaurante la semana anterior, estaba cada vez más segura de que Jack estaba arrepintiéndose de haberse casado con ella. Sintió una punzada al pensar en ello, pero se dijo que no tenía sentido que estuviese dolida… o decepcionada.
Aquél había sido sólo un matrimonio de conveniencia. Nadie había dicho nada sobre vivir felices por siempre jamás, nadie había mencionado la palabra «amor», y ella no había imaginado que fuese a enamorarse de Jack.
Se detuvo frente al ventanal, que se asomaba a los jardines de detrás de la casa y a las colinas que descendían hacia el valle. Se dejó caer en el mullido cojín alargado que había sobre el alféizar, y contempló los jardines bañados por la luz de la luna. No se había molestado en encender ninguna luz, pero había pedido que encendieran la chimenea, más para hacer el ambiente más cálido que porque hiciese frío, y las llamas se reflejaban en los cristales.
Apoyó la cabeza en la pared con un suspiro. Los periódicos seguían machacando a su familia. Según parecía todavía no se había producido ningún escándalo mayor con el que ocupar sus portadas. Su padre se negaba a hablar con nadie de Alyssa Sheridan o del niño, y aunque Jack le había dicho una y otra vez que nada de lo que estaba pasando lo preocupaba, no estaba segura de poder creerlo.
«Es culpa tuya», se dijo pasando un dedo por el cristal, «¿quién te manda enamorarte de tu marido?».
Había sido una estúpida; Jack no estaba interesado en un matrimonio por amor; se lo había dejado muy claro el día que se habían casado. Su único propósito había sido evitar que un posible escándalo sacudiese a su familia y a su empresa.
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Sociedad de Escándalo. (Jack Harries.)
FanfictionSociedad de Escándalo. Argumento: La novia de Jack Harries lo había dejado plantado en el altar y la organizadora de bodas ______ Rumsfeld se quedo de piedra cuando él le pidió que la sustituyera. Quería que fuera su mujer durante un año. Aunque sol...