Capitulo Veintisiete.

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Capitulo Veintisiete 

Ir a refugiarse en la finca de su familia no había sido una idea muy brillante, pensó _____. Era como intentar esconderse de los tiburones tras unos arrecifes de coral.

La finca Rumsfeld parecía una ciudadela medieval bajo asedio.

A nadie que no fuera de la familia se le permitía la entrada, y todas las visitas y eventos habían sido cancelados. Los reporteros seguían apostados a las puertas, y aunque los guardias de seguridad que habían contratado los mantenían a raya, eso no significaba que cada vez que alguien entraba o salía de la propiedad no lo asaltasen para conseguir unas palabras o una fotografía.

Había ido allí dos días después de dejar a Jack porque no se le había ocurrido otro sitio adonde ir. El único lugar donde quería estar era junto a Jack, pero eso no podía ser, así que… ¿qué más daba a donde fuera?

Charlotte la había acogido en su cabaña porque ____le había dicho que no podría soportar tener que volver a su dormitorio en la mansión. No creía que pudiese soportar una reprimenda de sus padres en esos momentos.

Lo que tenía que hacer era encontrar el modo de mantenerse ocupada hasta que dejase de pensar en Jack. Y eso probablemente no le llevaría más de veinte o treinta años; qué consuelo.

Se dejó caer en uno de los sillones de orejas de la salita de la cabaña.

—Oh, Dios…

—¿Por qué no vienes a ayudarme en el invernadero? —Le sugirió su prima entrando en ese momento en la habitación y deteniéndose a su lado—. Así te distraerás un poco.

_____suspiró y le dio unas palmadas en la mano.

—Te lo agradezco, pero las dos sabemos que todo lo que tenga que ver con plantas se me da fatal, y no haría más que estorbarte.

Charlotte sonrió.

—No digas bobadas.

—No, en serio, te lo agradezco, pero no me apetece.

______ miró a su prima. Sus facciones estaban serenas, pero sabía que estaba preocupada por ella.

—Además, ahora mismo con el humor que tengo te deprimiría. Creo que será mejor que vaya a dar un paseo, o algo así.

Charlotte se encogió de hombros y esbozó una media sonrisa.

—O podrías meterte en el coche y volver a casa, con tu marido.

El corazón de _____ se encogió.

—No puedo; no puedo arrastrarlo conmigo con todo lo que está ocurriendo.

Charlotte ladeó la cabeza y la estudió unos instantes antes de decir:

—¿Qué te hace pensar que tendrías que arrastrarlo contigo? Quizá él quería estar a tu lado en esto. Tal vez deberías haberle dejado escoger por sí mismo.

—Pero es que, suponiendo que lo hubiera hecho, que le hubiera dejado elegir, y que hubiese decidido seguir a mí lado… —le dijo _____—… ¿qué habría pasado si hubiese perdido clientes, o si su familia hubiese resultado dañada? ¿Cuánto tiempo habría pasado antes de que empezase ¡i arrepentirse de su decisión? —Sacudió la cabeza—. No habría podido soportarlo.

Sociedad de Escándalo. (Jack Harries.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora