Capítulo 10

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ATENCIÓN: Este capítulo será desde el punto de vista de Castiel.

Me sentía completamente irritado desde el día de ayer. Por alguna extraña razón, desde hace un tiempo que notaba un cambio en la relación del delegado y yo. Era como si nuestra rivalidad se hubiera esfumado, como si el odio que antes sentíamos se estuviera desvaneciendo. Pero el día de ayer todos estos pensamientos se esfumaron, ¿yo? ¿amigo del delegado? ¡Qué tontería! 

Estaba tan molesto que todo lo que pasaba a mi alrededor me irritaba, incluso el viento que soplaba en el patio hacía que mi enojo aumentara. Ese lugar me hacía recordar una y otra vez lo que había pasado con el delegado el día anterior. 

-¡No puedo soportar esto, me voy! - murmuré en voz alta para luego ponerme de pie.

-¿Qué es lo que ya no soportas? - una voz tan conocida como irritante se oyó en el silencio del patio.

-¡Tsk! ¿Qué estas haciendo acá? - pregunté frunciendo el ceño.

-Sabía que te encontraría aquí - dijo con una sonrisa, algo maliciosa al parecer.

-¿Qué es lo que quieres? - en este momento estaba de tan mal humor que sin importar lo que dijera, le diría que no.

-La verdad es que...quisiera que realizáramos un concierto en el instituto, ya sabes, para recaudar fondos por lo que sucedió en la carrera de orientación.

-¿Cuando te perdiste? - sonreí de forma burlona.

-¡Si, está bien, lo reconozco! Lysandro y yo nos perdimos...pero eso no importa. Quiero compensarlo con el concierto.

-¿Tu me ves haciéndole favores a la directora? - dije mostrando mi mal humor.

-...No...pero - interrumpí su frase.

-¡Entonces vete! Hoy no estoy de humor.

En cuanto dije eso, la chica se fue, algo frustrada a mi parecer. El hablar con ella me hizo olvidarme por un momento de lo que había sucedido el día anterior, hasta que al sentarme recordé nuevamente lo sucedido y mi mal humor aumentó. 

El único lugar por el momento tranquilo era el sótano. Aún cuando estaba algo sucio y oscuro, era perfecto para estar tranquilo o cuando quieres evitar ver la cara de algún idiota. En cuanto llegué me senté en el suelo, apoyado en la pared y sin darme cuenta mis ojos se cerraron, quedándome profundamente dormido.

Un ruido en la puerta me alertó, alguien estaba tratando de entrar ¿Quién tendría una llave de esta puerta además de mí? Lo recordé en cuanto vi su cara asomarse por las escaleras. Mi mal humor aumentó más.

-¡¿Qué estás haciendo aquí?! - mi enojo estaba claramente reflejado en mi cara.

-Espe...¿Cas- se interrumpió y luego apartó la mirada.

-¿Y bien? ¿No vas a responder? - dije mirándolo fijamente.

Suspiró por un momento, con su mano en la cara con un signo de estrés. Después se dignó a responder.

-Solo vine a buscar unas cosas que dejé aquí - respondió mientras buscaba en una pequeña caja de una de las esquinas.

El que actuara tan normal en frente de mí, incluso el que no volteara a verme siquiera me irritaba aún más. Antes seguramente no lo hubiera dado tanta importancia, antes seguro que habría ignorado por completo la presencia del delegado, pero ahora... Seguía sin entender el porqué me importaba tanto.

Cuando estaba a punto de irse, la furia que estaba reteniendo, salió de la peor forma. Me levanté para agarrarlo del brazo impidiendo que abandonara el lugar.

Te quiero... ¡Te odio! Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora