Capítulo 30

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POV Nathaniel

En la ducha no pude evitar recordar el pasado mientras me sumergía en el agua. Al salir del baño, un ambiente de incomodidad se formo a la par de un silencio casi absorbente que aumentaba la tensión. Para olvidar un poco el tema sequé rápidamente mi cabello con una toalla, desviando mi mirada de la suya.

-Nathaniel... - el silencio sepulcral se vio interrumpido abruptamente por sus palabras que resonaron en la habitación.

-¿Eh? ¿Q-que pasa? - me sentía nervioso. La conversación sería incómoda para ambos y no estaba seguro de estar listo para abordar el tema.

-Relájate, no muerdo. - sonrió, aunque pude notar un poco de tensión en él.

-Lo siento, creo que el tema me afecta más de lo que creía. - me senté en la cama, a su lado. Dejé escapar un suspiro como si de un hechizo para calmar los nervios se tratara, funcionó a medias, seguía nervioso, pero ya tenía mucho más claro por donde comenzar a hablar.

-Está bien, para mí tampoco es fácil. - su rostro estaba bastante serio y daba la impresión de que recordaba algo.

-Tú... - estaba en duda de si hablar o no. No podíamos seguir así, teníamos que hablar de eso o nunca podríamos estar tranquilos. - ¿Recuerdas cuándo éramos niños y jugábamos juntos? - quise sacar un tema algo más tranquilo para sentir un poco de nostalgia.

-Si... - hizo una pequeña pausa. - Recuerdo cuando jugábamos en el parque y tu hermana nos perseguía a todos lados para que no la dejáramos sola. En ese tiempo eras muy cruel con ella, algo increíble en este momento. - sonrió al decir estas palabras, insinuando que ahora era impensable asociarme con mi yo del pasado. Solo lo golpeé suavemente en el hombro, cosa que lo hizo reír. - Siempre me lo pregunté, pero...¿por qué eras tan cruel con ella?

-Bueno, no recuerdo muy bien como me sentía en ese momento, pero supongo que le tenía envidia. Tenía toda la atención de mis padres y amigos con quien jugar, algo que yo no podía tener. Claro que ahora ya no es así. - sonreí un poco incómodo, me sentía extraño al confesarle ese tipo de cosas.

-Está claro, ¿cómo vas a sentirte así si ya me tienes contigo? No necesitas nada más que a mí. - hizo un gesto con las manos, como si fuera obvio lo que estaba diciendo. 

-Tal vez tienes razón... - bromeé. Esperé que me siguiera la corriente, pero al parecer lo tomó en serio y ahora se sentía avergonzado. - E-es broma... - también me puse algo nervioso.

-Nath... - acercó su rostro al mío. Nuestros labios se rozaron varias veces hasta unirse más. Parecía querer continuar, pero lo detuve con un pequeño empujón. 

-E-espera... - ambos estábamos algo avergonzados, sin embargo a él no le importaba mucho, o al menos esa era mi impresión. - Deberíamos continuar hablando...

-Tienes razón. - se detuvo por completo. - Pero después de hablar supongo que estará bien ¿no? - sonrió con su mirada fija en mí y su mano rozando la mía. No pude negarme, su mirada era penetrante y profunda, tanto así que cuando lo miraba a los ojos sentía que no podía mentir.

-B-bueno... - no sabía como retomar la conversación. 

-Quiero preguntarte algo. - era algo importante, lo noté en el momento en que cambió su expresión. - ¿Por qué no volviste al parque? Sé que no teníamos una promesa o algo así, solo me pareció muy repentino que dejaras de ir de un momento a otro. Sinceramente te odié un poco cuando no fuiste más.

-Ah, eso. - dejé escapar un pequeño suspiro. - Mi padre descubrió mi comportamiento con mi hermana y me prohibió volver al parque, supongo que era algo que pasaría tarde o temprano. 

-No esperaba eso, creí que me odiabas o que te habías cansado de estar conmigo. - hizo una pausa breve. Su expresión decía que estaba algo aliviado. - No puedo creer que me enojara contigo por algo así. Ahora me siento estúpido. 

-No era tu culpa, no tenías como saberlo y yo tampoco te dije nada a pesar de que íbamos a la misma clase. - estaba algo feliz, creí que era el único al que le importaban esas cosas. Recargó su cabeza en mi hombro, fue tan repentino que me sobresalté un poco.

-Estoy aliviado. Me sentía perdido en ese momento, creyendo que me odiabas y sin saber que hacer. - dejó ver una enorme sonrisa en su rostro, no esperaba que estuviera tan feliz de escuchar todo eso.

- Si, bueno...gracias a eso nos distanciamos. - por un momento pensé en que hubiera pasado si le hubiera dicho la verdad, ¿seguiríamos siendo amigos? ¿Hubiera confiado en mí en ese momento? Desvanecí esos pensamientos, ya no servía pensar en un supuesto, ahora solo importaba el presente.

-Yo no pude odiarte por completo, siempre creí que tenías una razón, aunque a veces me dejaba llevar por la ira. 

-¿Esa vez también fue así? - la pregunta tabú que nunca me atreví a pronunciar salió inevitablemente. Tenía miedo de saber la respuesta, creí que si la oía me destrozaría y no me repondría, ahora sentía que podía escuchar su respuesta. Su cara me decía que no estaba seguro de lo que estaba hablando, tuve que situarlo para que lo comprendiera. - Cuando viste a Debrah conmigo ¿también te dejaste llevar por la ira? ¿o de verdad la amabas tanto que creíste que te la robaría? - su expresión me decía lo incómodo y lastimado que estaba, solo con mirarlo pude darme cuenta de que se arrepentía.

-Yo... nunca la amé. Solo fue mi primera novia y por eso creí que era importante para mí, pero me equivoqué. - me sorprendió oír eso, siempre creí que la amaba y por eso había actuado así. - Creí que la amaba, si soy sincero algo me atraía de ella, pero no la amaba. Lo descubrí en ese momento cuando los vi juntos, porque no sentí odio hacia ti por estar con mi novia, me sentí molesto porque pensé que te gustaba alguien, en ese momento no entendí bien lo que pasaba, ahora creo que podría definirlo como ¿celos? - al escuchar sus palabras me sentí avergonzado, no podía creer que se sintiera de la misma forma que yo desde hace tiempo. 

-Entiendo. - no sabía que más decir, sus palabras habían llegado más profundo de lo que creí. 

-Tu también tuviste una novia ¿no? - intentó desviar un poco el tema hacia mí. 

-Ah... si. - no estaba muy ilusionado de contarle mi experiencia con mi ex novia. Aun así sabía que no se detendría hasta conseguir lo que quería, por lo que decidí ceder. - Tener una novia fue...

-No digas nada de eso. - me interrumpió. - No quiero oír de tu experiencia con una chica, me irrita. - me sorprendí, creí que querría escucharlo, sin embargo ahora parecía estar enojado por haberlo mencionado.

-¿Yo tengo que escuchar como te sentías cuando estabas con esa mujer y yo no puedo hablar de mi experiencia? - levanté una ceja en señal de no entender bien lo que pasaba. 

-Yo tampoco quería hablar sobre esa tipa, tu sacaste el tema. Además creo que no podría soportar escucharlo. - su ceño fruncido me decía que le desagradaba el tema mucho más de lo que esperaba.

-Cuando estaba con esa chica... - continué aun así, sabía que lo aliviaría escuchar lo que le diría. Intentó interrumpirme, no lo dejé. - ...me di cuenta de que me gustabas tú. Más bien, fue una confirmación de lo que ya era obvio para mí. - se quedó en silencio, sorprendido. Después ya no me interrumpió. - Cuando era niño no lo demostraba, pero era feliz contigo y luego de distanciarnos siempre sentí que me faltaba algo. Al salir con esa chica pude darme cuenta de que no sentía nada por ella, sin embargo cuando pensaba en ti... - no me dejó terminar, tapó con su mano mi boca impidiéndome hablar. Estaba sonrojado.

-Es suficiente...ya entendí. 

-¿Estás avergonzado? No me lo esperaba. - dejé escapar una pequeña carcajada. 

-No puedo creer que me querías desde ese momento. De alguna forma siento que somos idiotas, perdimos tanto tiempo odiándonos cuando podríamos haber... - no continuó.

-Ahora no importa el pasado. Lo importante es que estamos juntos en este momento. - esbocé una pequeña sonrisa para reconfortarlo, en respuesta me abrazó, cosa que me sorprendió.

-Somos idiotas. - susurró en mi oído. Después de eso sentí que toda la tensión se había ido, como si hablar de nosotros quitara una carga invisible. Estuvimos hasta altas horas de la noche hablando del pasado, recordando los momentos juntos, tanto buenos como malos, sintiendo que ya no teníamos secretos no cargas del pasado.

Te quiero... ¡Te odio! Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora