Capítulo 28

435 47 2
                                    

POV Nathaniel

Ya han pasado unos días desde el accidente de Lysandro. El fin de semana tan ansiado por la mayoría se convirtió en dos días de preocupación y ansiedad para todos, pero el más afectado en todo esto era Castiel, él había presenciado el accidente de su mejor amigo y aunque intentó ir al hospital no lo dejaron, además de que aún no se sabe con exactitud cuando se permitirán las visitas. 

A pesar de ser sábado por la mañana, no podía relajarme. Sabía que Castiel necesitaba el apoyo de alguien, pero no estaba seguro de como hacerlo, lo único que podía hacer era estar a su lado. Llamé a su número de celular con la esperanza de que estuviera despierto, sorpresivamente contestó enseguida. 

-Hola... - no sabía muy bien qué decirle, estaba dudando de si preguntarle o no. El silencio en mi llamada pareció hacerle entender lo que quería decir.

-Lysandro... - me sorprendió oír su nombre, parecía un tema bastante complicado como para sacar de la nada. - ...me dijeron que hoy podíamos visitarlo. - no dije nada, sabía que él iría, sin embargo no estaba seguro de si quería o no que lo acompañara. 

-...¿Iras, verdad? - no estaba seguro de como apoyarlo, solo quería que se sintiera mejor. 

-Sí... - una pequeña pausa se instaló en la conversación, parecía querer decir algo sin atreverse a hacerlo. 

-Espero...que esté bien. - intenté trasmitirle un poco de apoyo.

-Lo estará. Él...no es alguien débil. - pude imaginar su rostro a través de la pantalla, tenía la seguridad de que en su cara había una triste sonrisa.

-Que te vaya bien. - no pude decirle que quería estar ahí con él, no me atreví a decirle que lo acompañaba. Sentía que esto era ajeno a mí y que no podía ser partícipe de la situación.

-...Sí. - pareció dudar un momento antes de cortar la llamada. 

Durante el día estuve pensando en lo que podría hacer para animarlo, no tenía claro de si podía hacer algo por él. Una idea pasó por mi mente, no estaba seguro de si era buena o mala, solo era lo único que se ocurría en ese momento. 

Tomé un bolso y guardé lo necesario. Luego de unos minutos, salí de mi apartamento. Caminando por las calles seguía meditando sobre lo que estaba haciendo, cada vez que lo pensaba me parecía más mala idea y seguía encontrando problemas en ello, pero todo los inconvenientes se contrarrestaban con las simples frases de "quiero verlo" o "quiero que esté feliz". 

Cuando llegué a la dirección que el papel me indicaba, estaba completamente seguro de que era una mala idea e intenté volver a mi casa, cuando una voz familiar se escuchó en el pasillo. 

-¿Nath? - estaba tan sorprendido como yo, ambos nos miramos fijamente sin interrumpir el silencio que reinaba en el lugar. - ¿Qué haces acá?

-Eh...yo...solo - estaba algo contrariado, no sabía qué decirle. - ...vine a verte. Quería saber cómo estabas. 

-¿Cómo sabes mi dirección? 

-Ser el delegado principal ayuda a veces. - sonreí, a pesar de eso me sentía completamente incómodo, después de todo sí había sido una mala idea.

-No esperaba verte aquí... ¿Quieres entrar? - dijo poniendo la llave en la cerradura para abrir la puerta. Una vez abierta hizo un gesto con su mano indicándome que podía entrar. Dudé un momento, la verdad quería salir corriendo, me sentía avergonzado y ridículo, pero no podía dejarlo así después de que había llegado hasta aquí. Entré lentamente, observando todo a mi alrededor.

-Está muy bien decorado - fue lo único que salió de mi boca. - para ser tu departamento. - bromeé. Me esforcé por disipar esa incomodidad en el ambiente.

-Si, bueno, tengo buen gusto eligiendo lo que me gusta. - me miró fijamente, como haciendo alusión a "algo" más.

-No lo sé. Esperaba que estuviera más desordenado. - reconocí.

-Sí, en realidad si hubieras venido ayer probablemente estaría todo hecho un desastre. - sacudió su cabello mientras nos sentábamos.

-¿Ayer? - pregunté con curiosidad.

- Mis padres. - volteó sus ojos. - Ambos ordenaron, querían tener el lugar presentable. 

-Entonces...tus padres... - por un momento entré en pánico, aunque intenté no demostrarlo.

-No  te preocupes, se fueron en la mañana. - respondió como si me hubiera leído la mente.

-Ah...bien. - quise cambiar el tema, pero saqué el tema más tabú de todos. - ¿Cómo te fue en el hospital?

-Fue muy frustrante y molesto. - no esperaba esa respuesta. Antes de que pudiera preguntarle el porqué, comenzó a hablar. - Cuando llegué a las afueras, me encontré con Sucrette y me contó un poco de la situación. Lysandro...él...perdió parte de su memoria. - un silencio alarmante se instaló por un momento y sentí como me ponía más tenso de lo que estaba. - Al menos no me olvidó. - utilizó una sonrisa, pero su expresión decía que no estaba del todo bien. - Después de un poco pude verlo y creo que está bien de ánimos, parecía tranquilo, me sentí feliz de ver que no estaba grave, pero... - repentinamente cambió de expresión, ahora estaba completamente molesto. - ...esa niña, la fan de Lysandro... - no sabía a quien se refería exactamente, aun así no quise interrumpirlo. - ...ella, se aprovechó de su amnesia para decir que era su novia, quería matarla. Al final tuve que ir yo mismo a aclararle las cosas a Lysandro ya que nadie se atrevía a decirle la verdad. Después de intentar obligar a la niña esa a confesar, me echaron de ahí. - me sorprendí, no creí que pudieran echarlo de un hospital. 

-¿Te echaron? - esta vez sí lo interrumpí. 

-Si, una de las viejas que era enfermera me vio intentando hacerla confesar y armó un escándalo. Todo el mundo me miraba como si hubiera matado a alguien, al final no soporté más y me fui. Estaba de tan mal humor, creí que me duraría todo el día antes de verte en la puerta. - se relajó un poco más al terminar de hablar.

-Lo importante es que Lysandro está bien, estoy seguro de que recuperará pronto la memoria. - estaba más tranquilo al saber que no corría peligro y que Castiel estaba más animado, no pude evitar sonreír demostrando mi alivio.

-Sí... - estábamos sentados en un sofá de la sala, ambos en uno de los extremos, pero al decir esto se acercó hacia mí moviéndose a uno de los costados. - Oye... ¿Por qué llevas un bolso contigo? - sonrió.

-¿E-esto? No es nada, solo lo traje por si acaso. - cada vez estaba más cerca de mí y su mirada fija hacía que me sintiera aun más nervioso.

-¿De verdad es solo "por si acaso"? - susurró en mi oído.

-... - no dije nada. Estaba muy avergonzado como para contestar.

-Puedes quedarte aquí si quieres. - sonreía de oreja a oreja, sabía que algo tramaba. - Pero no te aseguro que no pasará nada entre nosotros. - susurró. Me sentía completamente avergonzado, quise decirle que nada pasaría, pero la verdad es que yo también creía que sí sucedería algo entre nosotros hoy. Aún con eso en mente no pude negarme, a pesar de todo quería estar a su lado.

-Está bien, me quedaré. - respondí soltando el bolso al que antes me aferraba con fuerza. 

Te quiero... ¡Te odio! Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora