Capítulo 29

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POV Nathaniel

Acepté su invitación a quedarme en su casa, pero no estaba completamente seguro de lo que pasaría entre nosotros. Castiel parecía completamente sorprendido de mi respuesta, titubeó un poco antes de hablar, como si aún no estuviera seguro de qué decir.

-Eh... ¿De verdad te quedarás? - su expresión volvió a estar seria. Su mano detrás de su nuca y su constante mirada hacia su alrededor me hizo notar que que no estaba preparado para recibir visitas.

-...Lo siento, debí avisarte antes. Si no puedo quedarme lo entenderé, creo que fui demasiado impulsivo. - me levanté, preparado para abandonar en cualquier momento el departamento.

-¿Tú, impulsivo? ¡Va a nevar! - bromeó. - No tengo problemas, si no te molesta dormir conmigo. - sonrió mirándome fijamente. Me di cuenta que estaba intentando probarme, como si quisiera que me sintiera incómodo y por un momento resultó, pero pensé que quería brindarle mi apoyo y que en esta ocación no era bueno dejar a Castiel solo.

-Eh... - intenté preguntarle porque estaba tan reticente a la idea de quedarme, pero no pude. Al final le seguí la corriente. - Está bien. Iré a desempacar mis cosas. -sonreí. Sabía que en su estado no tendría muchos ánimos para hacer ese tipo de cosas.

Se veía sorprendido por mi respuesta y sin decir nada sacó una toalla para luego entrar al baño y anunciar que se iría a bañar. Sentía que no quería que estuviera aquí, pero ya no quería dejarlo solo, él me había apoyado en una de las situaciones más complicadas de mi vida y quería devolverle, aunque solo fuera un poco, el favor.

Después de sacar mis cosas, eché un vistazo al departamento. En cada uno de los rincones se sentía el estilo de Castiel y eso me agradaba, me hacía sentir algo extraño, todavía no me acostumbraba a tener este tipo de relación con él, a pesar de ser amigos de la infancia nos distanciamos y llegamos a odiarnos, pensar que ahora estábamos en una relación era algo realmente curioso, sobre todo porque jamás me imaginé que algo así pudiera pasar. Sonreí inevitablemente.

Cuando terminé de ordenar mi ropa, me senté en la cama de Castiel para descansar un poco. Inevitablemente me dejé caer de un costado, reflexionando sobre lo que había pasado. Aún no podía creer que Lysandro había tenido un accidente y perdido la memoria, me preocupaba un poco que eso afectara a los demás, ninguno de nosotros estaba preparado para lidiar con una situación como esa de manera apropiada, seguro que a Sucrette le había afectado mucho más ya que he notado que eran mucho más cercanos y probablemente había olvidado gran parte de sus recuerdos juntos.  

Suspiré al darme cuenta que no era asunto mío, involuntariamente me giré al lado contrario como para dejar de pensar en eso, este movimiento hizo un pequeño sonido que no esperaba. Me levanté con curiosidad tanteando por debajo de la almohada de donde había provenido el sonido, la superficie algo lisa y suave, diferente a lo demás, hizo percatarme que había encontrado lo que buscaba. Deslicé la fotografía con mis dedos y al ver de que se trataba me sentí algo avergonzado y nostálgico. Se trataba de una fotografía del pasado, en donde ambos eramos niños, extrañamente era una de las pocas fotografías que nos tomamos en esa época, no pude evitar contemplarla con un poco de melancolía. 

El ruido en el pasillo anunció que Castiel había terminado de bañarse y que ahora sería mi turno de entrar en el baño. Aun así no pude dejar de contemplar la imagen hasta que el pelirojo apareció por el pasillo, tenía el cabello mojado, llevaba una camiseta sin mangas de color negro y de abajo solo unos boxers del mismo color. Si hubiera sido cualquier otro sentiría que es natural vestirse de esa forma, pero por ser él me sentí algo ¿avergonzado? a pesar de que sabía que ambos eramos hombres y no debería sentirme así. Al ver que lo observaba esbozó una sonrisa, que se borro en unos segundos al ver que tenía la fotografía en las manos. 

-¡¿Qué estás haciendo con esa fotografía?! - se apresuró a acercarse e intentar quitármela de manos. Estaba completamente avergonzado.

-Me recosté en tu cama y sin querer vi que tenías esto debajo de tu almohada. - se hizo un silencio que solo duró unos segundos. - ¿Todavía conservas esta imagen? Creí que la habías tirado hace tiempo.

-...Cállate ¿Quién te dio permiso de revisar mis cosas? - parecía molesto y avergonzado a la vez. Yo en cambio me sentía algo feliz de que aún conservara la foto. Con fuerza tiró de ella y logró quitármela de las manos.

-De alguna forma, creo que estoy un poco feliz. - reconocí con una sonrisa tímida. No sabía que más decirle.

-... ¿y tú? - Se hizo otro pequeño silencio. - ¿Aún conservas algo del pasado? - me miró fijamente y en su mirada se notaba que esperaba una respuesta.

-Yo... - dudé un momento. - todo lo que tengo son mis recuerdos. Las cosas de antes, yo... - no quise continuar la frase y él tampoco me dejó.

-No importa. Es lo más lógico botar las cosas que no sirven. - no sabía porque pero esas palabras me dolieron mucho. No me había deshecho de ellas por considerarlas basura, al contrario, eran tan importantes que era doloroso tenerlas cerca de mí y revivir el pasado que no volvería.

-No las boté por considerarlas basura. Es lo contrario a eso. - dije sin titubear. Apreté mis puños al recordar esa época creyendo que lo mejor era olvidarlo para siempre.

-Supongo que tenemos diferentes ideas respecto a nuestros recuerdos. - se sentó en la cama. Ahora parecía más comprensivo que antes. - Me gustaría hablar sobre esa época, aunque sea sacar las cosas desagradables también.

-Yo no tengo nada que decir. Eso está en el pasado y no deseo revivirlo. - fui muy cortante con él. No podía evitarlo, tuve muchos conflictos en esos momentos y no quería tener que recordarlo todo. Me había parado para dirigirme al baño, sin embargo un brazo me retenía.

-Espera, no te enojes. Sé que es un tema desagradable para ambos... - en ese momento su vista se quedó en el suelo, recordando cosas que no sabía. Fue ahí cuando me di cuenta de que estaba siendo egoísta. Creía que el único que sufrió en esos momentos y me equivocaba.

-Lo siento. - levantó la vista con sorpresa. - Es cierto que no fue una época agradable para ninguno. - sonreí un poco. - Supongo que se aclararán muchas cosas si hablamos. 

Soltó mi brazo, creo que comprendió que había aceptado hablar con él. Aun así decidí ir a bañarme antes, ambos teníamos que prepararnos para hablar de cosas que eran difíciles de contar y recordar. Entré en el cuarto de baño y mientras me sumergía en el agua rebobinaba el pasado doloroso y complicado que compartíamos.


Te quiero... ¡Te odio! Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora