2. De cara a los miedos.

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Alex y yo nos quedamos mirándonos. Yo estoy apoyada en el marco de la puerta del cuarto y él está sentado sobre la cama. Por su mirada sabe que algo anda mal. Adriana logró afectarme de manera personal. Al ser mi amiga conoce las armas para lastimarme más fácil y con más rapidez. Pero esto no se trata de mí. Quiero poder apoyar a Alex, pero no voy a lograrlo si cada pequeña cosa que hay en el camino me detiene.

— ¿Qué pasó? —me pregunta.

Niego con la cabeza mientras sonrío.

—No es nada.

Él suspira y me pide que me acerque. Camino hacia él y me siento a su lado. No sé qué pensar ni que hacer. Ni siquiera sé si debería involucrarme. Sé que no es mi historia, pero cada vez que miro a Alex recuerdo al estado en el que se encontraba cuando lo conocí. No quiero que vuelva a eso.

—Tu libro está a punto de salir. Tienes cosas más importantes por las que preocuparte.

Lo miro como si estuviera loco.

—Eso no quiere decir que vaya a olvidarme de ti.

—Lo sé, pero... soy consciente de que hay cosas que quedaron sin arreglar. Ahora que me he dado cuenta de que Melanie no está muerta, tengo la oportunidad de aclararlo todo.

Me quedo en silencio. Es verdad que tiene cosas que arreglar, pero aun así no quiero dejarlo solo. ¿Qué clase de persona sería? No puedo. No voy a estar tranquila si al menos no soy testigo de alguna manera. No se trata de ninguna estúpida escena de celos. Es solo que... no quiero que vuelva a caer.

Y además...

—Sé que el terapeuta me hizo convencerme de ello muchas veces, pero ahora me doy cuenta de que... realmente no la maté.

— ¿Qué?

—Nunca... nunca maté a Melanie. Solo a Lara.

Alex se lleva las manos al rostro y suspira con fuerza. ¿Lara es la hija que iba a tener? Aunque tengo dudas, decido no preguntar mucho. Sin embargo, no sé hasta qué punto es buena la discreción justo ahora. Cuando quieres ayudar a alguien con sus problemas emocionales no sabes hasta qué punto es bueno involucrarse. Al principio sabía que tenía que involucrarme porque era mi trabajo. Pero ahora que ha pasado esto y Alex tiene su propia autonomía, ya no estoy segura.

—Pero intenté matarla. Y le debo una disculpa por eso.

La verdad... es macabro si se piensa. Si se mirara desde un punto de vista malo, Alex intentó matar a mi amiga. Pero nunca he creído que Alex sea un asesino. Pasamos todo este tiempo creyendo que estaba muerta y en ningún momento he creído que sea un asesino. Pero él pasó tiempo creyendo que había matado a una persona para darse cuenta ahora de que esa persona está viva.

Es impactante.

— ¿No es mejor dejar eso en el pasado? —le pregunto—Adriana... digo, Melanie no sabe acerca de lo que hiciste.

Alex se queda en silencio un segundo.

— ¿Sabe que te vio siéndole infiel?

Si le pidiera perdón por haberla encerrado en medio del incendio, eso también implicaría explicarle que la vio siéndole infiel con su propio padre. Pensar que tienen que sacarse todos los trapos a la luz el uno al otro me revuelve el estómago, sobre todo porque conozco como es Adriana. Es una persona impetuosa y algo terca, que se defenderá si hay alguna acusación hacia ella. Alguna vez admiré eso de ella. Podía defenderse de cualquier ataque que le lanzaran sin salir lastimada. Pero defenderse incluso cuando tiene culpabilidad en el asunto... no sé qué tan bueno será.

Corazón de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora