7. Culpa y redención.

1.2K 134 36
                                    

Alex se queda estático en su sitio tanto tiempo que es preocupante. Solo aprieta la bola de papel en su mano, y se mantiene así por mucho tiempo. Ya no me mira, solo mira al suelo, pero pasa así tanto tiempo que no sé en qué puede estar pensando. Puede que tenga rabia, puede estar echándose la culpa, puede ser cualquier cosa. Pero no puedo saber que es hasta que le pregunte.

Yo no quiero que las cosas sigan así.

«Tu muerte será mi gloria». ¿Qué significa? ¿Es una amenaza? Lo más probable es que lo sea. Tengo miedo, pero me duele más ver a Alex en ese estado. Es inexplicable.

Me acerco a él hasta quedar parada justo detrás, y le voy quitando la bola de papel de la mano poco a poco. Él simplemente se deja. La sujeto y la miro con algo de terror. No puedo seguir corriendo. Creí haber aprendido a ser valiente después de todo lo que pasó, pero después de todo parece que sigo siendo una cobarde. No tengo remedio.

—No te preocupes, Alex. Encontraré al que hizo esto.

De inmediato los ojos de Alex llenos de ira me miran.

—No. Tú no te vas a meter en esto. Yo voy a encontrar al malnacido que-

—Alex— lo miro, y trato de sonreír —. Me están buscando a mí.

— ¡Para hacerte daño!—Se voltea del todo y me sujeta de los brazos — ¡¿No entiendes que quieren lastimarte?!

—Pero si te metes, te pueden hacer daño a ti.

Es muy confuso y un poco incomprensible, pero no quiero que lastimen a Alex. Tengo mucho miedo, estoy aterrada. Pero que Alex se ofrezca como alguna especie de escudo humano no me tranquiliza. Al final lo que quieren es acabar conmigo, y ese no es un sentimiento tan lejano después de lo que pasó los últimos meses. No se cómo. Pero debo encontrar la respuesta detrás de esto. ¿Es por lo del libro? ¿Acaso existe alguna alma herida por ahí que no ha terminado de sanar?

Puede que deba investigar quién está detrás de todo esto. ¿De verdad quiere lastimarme?

— ¡Pues que me lo hagan! —dice, apretando el agarre. Comienza a doler — ¡Pero no voy a permitir que te hagan daño por un error mío!

— ¡Pues yo no quiero que te hagan daño! —Le grito. ¿Qué no lo entiende? Él es, prácticamente, de lo más importante que tengo.

— ¡Y yo no quiero que te lo hagan a ti! ¡¿Qué no entiendes que el último año estuviste en peligro de muerte varias veces?!

¿Yo? ¡Como si él no hubiera estado en peligro también!

— ¡Tú terminaste en coma! ¡Saltaste frente a un auto! ¡Si te vuelves a involucrar, volverás a salir herido!

Alex pudo no haber regresado del coma. Todo pudo haber salido mal. Si eso vuelve a pasar, no sé qué va a pasar conmigo. Ni con él. Ni con nada. Solo no quiero que se vuelva a poner en peligro.

— ¡No puedo soportar que vuelvan a hacerte daño! —grita, tan fuerte que me sobresalto. Su agarre sobre mis brazos se vuelve más fuerte, pero se afloja de golpe, derrotado —. No puedo.

Lo miro, anonadada. ¿Cómo pasó esto? Le importo más de lo que pensé. Y es increíble, porque probablemente soy importante para él tanto o más de lo que él es importante para mí. Se ve tan desolado que no sé qué decirle. Él no quiere que me lastimen, pero yo no quiero que lo lastimen a él. ¿Cuál es la salida para esto?

—Estuviste en peligro de muerte y no estuve ahí. Debí haber estado ahí —murmura con tristeza —. No quiero que eso vuelva a pasar. Si estas en peligro, quiero estar ahí.

Corazón de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora