Mitad dragón y mitad lobo.

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DISCLAIMER: Nada me pertenece, solo mi corazón shipper.

Arya se encontraba como todos los días en sus cámaras, no quería salir, no quería ver a nadie, ni siquiera a Jon. Pasado mañana sería la boda de su hermano Robb con Myrcella, y ella estaba furiosa. Gendry acababa de morir y sus padres estaban haciendo alianzas tan pronto, ella realmente estaba enojada. Ned no quería dejarla pero sabía que tenía que acompañar a su hijo a Desembarco del Rey, Bran y Rickon también fueron. Por supuesto no hubo poder humano que hiciera que Jon y Sansa dejaran a su hermana en este estado. Incluso Robb estaba renuente a partir. Había tratado de aplazar la boda pero Robert y Cersei habían dicho que no era una buena idea. Después de todo necesitaban hacer alianzas. La guerra contra los Targaryen todavía no había terminado. Los Baratheon seguían en el Trono de Hierro, pero ahora que su primogénito estaba fallecido no sabían qué decisión tomar.

Mientras Arya estaba sentada en una ventana con solo su turno de noche la puerta se abrió. Dejando entrar a una hermosa y radiante Sansa y a una bebé en brazos Aryanne Tyrell.

-Hermana me alegra verte de pie- Sansa dijo con cariño.

-¿Qué quieres Sansa?

-Hablar contigo por supuesto. Arya te extrañamos mucho.

-No quiero hablar con nadie. Déjenme solo- ella bufó y giró para ver a su hermana y sobrina.

-Bueno, eso no está sucediendo. Aryanne quiere pasar todo el tiempo que pueda con su tía.

Arya observó a su sobrina, ella era una belleza, su cabello rojo como el de su madre y sus ojos verdes Tyrell. Era una niña hermosa.

Aryanne le extendió los brazitos y Arya la tomó y la retuvo en sus brazos mientras la pequeña sonreía. Unas lágrimas salieron sin que ella pudiera detenerlas. Recordando lo que nunca tendría. Hijos con Gendry.

-Oh Arya- Sansa corrió y extendió sus brazos ante su hermana e hija.

-Estoy destrozada Sansa. No sé cómo seguir. Lo amo, lo extraño todos los días- ella lloró.

-Shh, querida, llora, hazlo porque después tienes que seguir adelante hermana, eres una loba Stark, siempre lo vas a ser. Tienes que encontrar la fortaleza que tienes Arya. Aparte, sigues siendo la Reina de Poniente. Tu pueblo te necesita. Cumple con tu deber.

-Es tan fácil decirlo-Arya escupió- tú lo tienes todo, ¿crees que es fácil Sansa? ¿Crees que quiero salir de esta habitación para verte andar con tu marido feliz mientras comparten los afortunados que son? O peor aún, cuando Robb y Myrcella regresen, no puedo Sansa, simplemente no puedo.

-Arya, no sabía que te sentías así.

-Por supuesto que no. Vete Sansa, estoy cansada. Quiero dormir.

-No has comido bien en semanas Arya. No duermes y realmente estás mal. No voy a dejarte morir si eso es lo que me estás pidiendo. Ahora mismo te vas a vestir y saldrás a comer con nosotros. Tía Lyanna tiene algo que decirnos.

-No me interesa lo que tenga que decir.

-Arya- Sansa regañó- Llevaré a mi hija con su padre y regreso por ti. No te vas a salvar hermana- con eso Sansa salió dejándola sola.

-¿Por qué Gendry?

Jon vio la cara preocupada de su hermana Sansa cuando se la topó en los pasillos.

-¿No quiere salir?

-No, pero no le di opción. Regresaré por ella en unos segundos.

Lyanna decidió que era momento de entrar.

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