Capítulo 3

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—¿Aspen? ¿Qué haces aquí?

—Hola Mer, tu padre me pidió ayuda para limpiar y organizar unas cosas, ¿Qué hacías con Maxon Brouillette?—respondió él aún en un susurro.

—Es algo que no te afecta.—respondí llendo hacia mi habitación sin esperar su respuesta.

—Mer, yo...

—Tú nada Aspen, lo que sea que tuvimos ya acabó, no hay que hacernos más daño, ya basta, Feliz navidad, Aspen.— entré a mi cuarto cerrando la puerta detrás de mí y las lágrimas salieron por más que luchara contra lo que sentía por él,  pero me había sentido tan bien conviviendo con Maxon que no quería que Aspen lo arruinara.

Papá acostumbraba a darle trabajo a algún Leger en diciembre, era una forma de ayudarlos, al principio era lo mejor que podía pasarme; ahora era lo contrario.

—¡Ames! Hasta que llegas —dijo May entrando de sorpresa a mi habitación —¿Qué tienes? ¿Por qué estás llorando? ¿Tan malo fue Maxon contigo?  —comenzó a bombardearme de preguntas al notar mis lágrimas.

—Oh, no, no, May, es solo que —¿Cómo seguir ocultando algo inocultable? —He recordado cuando Kota y Kenna aún vivían aqui y me ha dado nostalgia, son fechas especiales y ellos dos ya no viven aquí. —Mi hermana me dio un corto abrazo para luego sentarse en mi cama

— Ahora que todo ha quedado claro ¿Cómo te fue con el guapísimo Maxon? —May con su adicción a hablar de chicos ¡Oh May!

Había contado brevemente las cosas a May, no le conté ni las apuestas ni el hecho de que Maxon pagó su regalo, esas serían cosas que guardaría entre Maxon y yo.

El hablar con ella me distrajo del chico que estaba en esa misma casa ayudando a mi padre, ese chico que acababa de hacerme llorar, el mismo que me había hecho tan feliz y que ahora solo me hacia sufrir nada más al verlo, pero bueno, era mejor estar así ahora que después, Aspen me quería demasiado y por lo mismo nunca se casaría conmigo, lo había entendido.‪

Pasado un tiempo después de hablar con May mi mamá entró pidiendo ayuda con la comida, algo de siempre.

—¡Aspen, hijo!—Dijo mi mamá mientras yo acomodaba los platos con comida en la mesa, Aspen iba de salida en compañía de mi padre mientras que este último le pagaba— ¿Por qué no te quedas a comer?— ¡Los odio a todos!

—Ah... — Dudó y me miró antes de responder, mientras yo intenté darle a entender que no debía aceptar. —Es que. ..

—Anda Aspen —dijo May que servía agua en los vasos. — Es navidad,  quédate.

—Pero...

—Nada de peros, Aspen, quédate a comer con nosotros,  siéntate — Propuso (Más bien ordenó) mi mamá. —America, pon otro lugar en la mesa.

Aspen volvió a mirarme, no podría decir qué fue lo que vi en su mirada, esperaba ver un "perdón" en sus ojos, pero no fue eso, casi pude ver una chispa de alegría,  quería hacerme pagar por haber salido con Maxon, aunque tal vez yo saqué conclusiones erroneas, nunca lo sabré.

—Siéntate entre Ames y yo — ¿¡Por qué eres así May!?

Aspen hizo lo que May le indicó, se sentó a mi lado izquierdo, entre él y yo se sentía un ambiente pesado, describirlo hubiera sido tan difícil, solo sabía que había algo, o más bien; ya no había nada y justo ese era el problema.

Comimos, fue lo más incómodo que había vivido.

—¿Y ya tienes novia, Aspen? — y con la pregunta de mi papá pasó lo que tenía que pasar, como era de esperarse el agua que estaba tomando; la escupí,  tal vez la saqué hasta por los oídos.

—¡America Singer! —reprendió mi madre entre las risas de May y de Gerald, Aspen daba palmadas en mi espalda para aliviar mi implacable tos, mi papá solo tenía una ligera curva en los labios, era obvio que la escena le parecía divertida, pero sabía que si reía mi mamá se enojaría. —¿Qué te pasa, America? — Preguntó ella al notar que me tranquilizaba.

—Na-nada, creo que tomé el agua muy rápido,  si si, fue eso.

Gerald y May dejaron de reír al sentir la seria mirada de mi madre a modo de advertencia, cuando quería era muy temible.

—De momento no hay nadie, señor Singer. —respondió por fin mi ex novio, porque ¿Lo era, no? —Pero he visto que America sale con Maxon Broudillette.— ¿¡Qué rayos planea Aspen!?

—¡SI!—Respondió May a lo que ahora me atoré con el arroz que comía.—¿Qué ocurre, Ames?— Aspen volvió a palmear mi espalda, tal vez hasta él estaba disfrutando mi incomodidad.

—L-lo siento.— logré decir al dejar de toser.— Y no, May, no salgo con Maxon, solo somos amigos.

—Creí escuchar ayer que habías dicho que no eran amigos.— dijo mi mamá como quien no quiere la cosa.

—A lo que me refer...—Pero no pude continuar mi explicación porque alguien llamó a la puerta—¡Yo voy!— ¡Por fin, una excusa para librarme de esto!— Oh, hola Kamber— era la bella hermana de Aspen quien esperaba al otro lado de la puerta.

—¡Hola,  America! —Le hice seña de que pasara y ella así lo hizo —¡Hola familia Singer y Aspen!

—Hola Kamber.

—Disculpas por interrumpir su comida pero mi mamá estaba esperando a Aspen y me ha mandado a buscarlo. —dijo con su voz aterciopelada.

—Ya mismo voy —le dijo Aspen levantandose de la mesa. —Ha sido un placer comer con ustedes, estuvo deliciosa la comida, señora Singer. —chocó puños con Gerald a modo de despedida, después se dirigió a May a la cual le depositó un beso en la mejilla (Mi hermana pudo haber muerto de la felicidad que ese simple gesto produjo en su hormonal cuerpo) A mi madre igual le dio un beso en la mejilla y de mi padre se despidió con un apretón de manos. —Adiós America —Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla, fue la tortura más deliciosa del mundo, tan cerca y tan lejos, Aspen se demoró más de lo necesario en mi mejilla y a pesar de que mi cuerpo me pedía que dejara que se prolongara más; yo sabía que debía parar esto ahora mismo.

—Adiós Aspen — di un paso hacia atrás, él me miró antes de pasar por la puerta e irse dejando a Kamber despidiendose —Adiós Kamber. —ella también me dio un beso en la mejilla y después salió de la casa gritando un "¡No corras, Aspen!"

—¡¿Me puedes explicar que ha sido eso de pasartela escupiendo la comida, America Singer! — Oh no, mi mamá había mostrado lo fuerte que podía llegar a ser su carácter. —¿Cuándo te hemos enseñado a ser tan irrespetuosa? ¡Ni se te ocurra hacer eso hoy en la cena de los Brouillette!

—Cielos, no, mamá.

—Es claro que Ames no hará eso frente a Maxon, o como yo le llamo: Mi futuro cuñado. —dijo una risueña May.

—¡Solo somos amigos!

—Si de un día para otro se han hecho amigos,  yo calculo que en una semana ya son novios. —añadió mi madre. —Por favor America,  quiero que hoy te vistas bonita, aparte de ser navidad iremos a cenar con los Broudillette. —bufé y me senté en mi lugar a terminar mi porción para luego poder retirarme.

Aún no era de noche y yo ya estaba sufriendo la cena, solo rogaba porque Maxon se comportara tal y como lo había hecho esta mañana, si no lo hacía estaba segura de que yo misma me arrancaría el cabello.

Cincos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora