Epílogo

689 45 17
                                    

Habían pasado cinco años de haber conocido a Maxon, me dirigía a la biblioteca de Calvin, después del desastre de la familia Schreave el rey decidió salir de su escondite y ante todo Illéa renunció a su puesto de rey, la ex reina, Tiffany, había desaparecido, nunca volvimos a saber de ella, el ex rey se quedó en el palacio bajo la excusa de ayudar a Elec.

El nuevo rey mostró a su esposa, Meryl, una humilde siete, la conoció por ser rebelde al igual que él, desde ese momento las castas bajas supimos que Elec sería el mejor rey, y no nos habíamos equivocado, de verdad era increíble.

A los dos años había logrado deshacer las castas, era genial ver a Gerald con sueños e ilusiones, a May aspirando a lograr ser una modelo, etcétera.

Maxon y yo habíamos mantenido nuestra relación, cuatro años después de hacernos novios nos casamos, teníamos ya a la pequeña Eadlyn de dos meses en casa, Maxon decidió seguir como fotógrafo, yo, después de hacerle compañía cada semana a Calvin en la biblioteca me había acostumbrado al ambiente, ahora daba clases de música en la biblioteca, era todo un teatro ver a los niños tratar de tocar el violín o el piano, me alegraban la vida.

Aspen había decidido mantenerse en el ejercito a pesar de la libertad dada por el rey Elec de desertar, quería ayudar a su familia y a su país, me enviaba correos, aún no encontraba a esa mujer especial, pero esperaba que pronto la encontrara, ultimamente mencionaba seguido a una doncella llamada Lucy.

—¡America! ¡Por fin! — me saludó Charlotte, la novia de Calvin, era una maestra de Carolina, llevaban un año de novios y veía a mi amigo más feliz que nunca.

—¡Lotty! —respondí con cariño. —No puedo creer que Eadlyn no deje de llorarle a Maxon, digo, soy su mamá, pero parece que solo quiere a Maxon, es injusto.

—¡Singer!—giré a ver a Calvin— desde la otra puerta escuché tu típica queja sobre el amor de la pequeña hacia Maxon ¿Puedes dejar tu envidia y ayudarme con los libros?—Reí y agradecí tener a personas tan maravillosas en mi vida.

Los años no habían pasado del todo felices, un año después del reclutamiento de Aspen, Kota consiguió una novia, Seyla, una abogada de Carolina, jamás había visto a mi hermano tan feliz, pero, no todo fue bueno, a un día de su compromiso Seyla encarceló a un hombre poderoso, hombre que no descansó hasta acabar con su vida una semana después. 

Kota aun lloraba cuando pensaba que nadie lo veía o escuchaba.

—¿Has visto a Kota?

—Si, Calvin, está en casa con Eadlyn—levanté una caja de libros— creo que va mejorando un poco, ya no inventa sonrisas, Eadlyn lo hace reir de vez en cuando.

—¿Y tu mamá? ¿Cómo sigue?

Suspiré desganada, mi papá había enfermado del corazón hace un año, estaba bien, pero cada día mamá se preguntaba si él resistiría, siempre terminaba llorando.

—Creo que comienza a superarlo, papá mejora así que...

—America, todo irá mejor—solté la caja sin ganas dispuesta a llorar, todo iba tan bien y tan mal.—Oye, anímate, creo que justo hace cinco años estabas llorando por Aspen, y ahora tienes una hija y un esposo que te ama, ¿Cómo puedes no estar festejando? Todo mejora—me sequé la única lágrima derramada.

—Hoy me llegó una carta de Aspen, el rey va a pagarles un viaje para pasar navidad con sus familias, adivina a quién planea traer a Carolina.

—Lucy— asentí y él sonrió— creo que esta navidad va a ser muy buena.



Seis meses después, y justo estaba sentada abrazada a Maxon en la boda de Aspen, al final de cuentas en esa navidad Lucy y Aspen se habían atrevido a confesar lo que sentían.

—¿Y cuándo van a casarse ustedes?— el comentario de May me hizo reír al igual que a Maxon y a Gerald.

—¡May! Deja a Kota y a Leah en paz— dijo mamá algo incómoda.

—Pequeña, Kota y yo apenas llevamos un mes, no vamos a casarnos tan pronto ¿Si?— Sonreí al ver a mi hermano feliz, Leah era una maestra viuda, apenas tenía un año de casada cuando su esposo falleció, Kota la conoció por Kira, su pequeña hija, costó mucho que Kota aceptara una relación de nuevo, pero Leah no se rindió, ahora eran una pareja preciosa, y aunque Kota no quería admitirlo, amaba a Kira como si fuera su hija, me alegraba de su felicidad.

—No estoy rejuvenciendo, chicos— comentó mi padre—Maxon y America ya van por su segundo hijo, Kenna y James por el tercero y Kota aún no se casa, estoy esperando.

—¡Miren, ya llegó Lucy!— Kota había conseguido esquivar el tema, de nuevo.

Se veía divina, la había tratado poco, pero estaba segura de que Aspen iba a ser feliz con ella, su forma dulce de ser me lo dejaba en claro.

—Tía— giré a ver a Astra—¿Crees que Calvin me deje cargar a Meia cuando nazca?— le sonreí a mi sobrina.

—Estoy segura.—Charlotte y Calvin tenían cinco meses de casados, ya esperaban a su primer hijo y mi amigo estaba seguro de que sería niña y la llamaría Meia.

—¿Y me dejarás jugar con él?— me dijo poniendo una mano en mi vientre abultado por mis cuatro meses  de embarazo.

—Seguro que sí.—giré de nuevo a ver a los novios, ¿Cómo iba a saber que así sería mi vida ahora? Todo iba mejor, hubo dificultades; sí, pero ahora todo iba bien, sabía que habría más dificultades, pero esto no es un cuento de hadas.

Cincos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora