Capítulo 17

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Estabamos en el día del sorteo, temblaba sin poder evitarlo, este era el día en que elegían al azar futuros soldados, Maxon, Aspen y Calvin entraban en el sorteo, eso me tenía al borde de una crisis.

—Mer — miré a May tratando de no revelar mi ansiedad. —tranquilizate, Maxon y Calvin estarán bien

El problema era que May no sabía que Aspen me preocupaba también, pero ¿Quién lo sabría? Solo Calvin, pero él estaba ocupado en esos momentos como para prestarle atención a mis líos amorosos.




Habían elegido a Aspen.

¿Qué iba a hacer sin Aspen?

Enseguida habían escogido a Aspen me alejé de la plaza y corrí a refugiarme a las solitarias calles, Maxon y Calvin se habían salvado, pero Aspen no.

—¿America? — me alerté, limpié mis lágrimas y giré a descubrir a la dueña de la desconocida voz.— ¿Estás bien? ¿Qué tienes? — no pude responder a las preguntas de Amberly, solo seguí aguantando mis lágrimas. Ella se acercó y me abrazó. —America, puedes contarme qué ha pasado.

—Yo... — necesitaba apoyo de alguien, pero ya tenía a Calvin, no podía ir por la vida contando a todos mi historia con Aspen, lo necesitaba pero podía soportarlo sola. —No es nada, no se preocupe — me alejé de su abrazo y me dispuse a marcharme.

—Es por el chico al que escogieron ¿No? ¿Es amigo tuyo? — no hubo necesidad de que respondiera ya que las lágrimas me delataron.

—Era más que mi amigo — ella me abrazó y yo volví a llorar, sabía que me interrogaría, pero de momento me dejó llorar sin preguntas.

—Voy a platicarte un pequeño secreto, America — me indicó que nos sentaramos en la acera y así lo hicimos, suspiró y giró a verme —Los rebeldes no me capturaron porque sí— miró al suelo — Fui una de las seleccionadas en los tiempos de Clarkson... —suspiró como si le cansara hablar del tema —era una cuatro entre muchas doses y treses, la casta más baja que había era una cinco, desde que llegué supe que no tendría muchas oportunidades, se notaba que las castas eran importantes para el rey. Cuando llegó mi cita con Clarkson fue alucinante, era un sujeto increíble, admito que era y es algo histérico, pero en el fondo es una buena persona y me mostró ese lado.— una sonrisa curvó sus labios— Él y yo comenzamos a vernos más a menudo, me dijo que no necesitaba a nadie más, ya había elegido, y me había elegido a mí... pero el rey Porter no iba a permitirlo, era algo absurdo ¿El rey con una cuatro?— su sonrisa se nubló— Trató de mantenerme en el palacio, hasta que no pudo más, me tuvo que echar, fue uno de los peores días de mi vida. Hasta que llegó Brad, fue difícil, pero entendí que el primer amor no siempre es el único, mírame, no sé qué vida llevaría si fuera reina, supongo que sería un desastre.

—Lo dudo.—le dije y terminé de limpiar mis lágrimas.—Gracias por contarme esto y siento tanto lo que tuvo que pasar.

—Creo que no entendiste mi punto, America— rió— A lo que voy es que todo lo que pasa es por una razón, soy muy felíz con Brad, y te aseguro que ese chico va a tener un buen final, igual que tú, no te hagas líos en la cabeza y acepta lo que pasa.— me abrazó y luego se levantó.—Deberías de ir a disfrutarlo antes de que se marche.

Me levanté.

Tenía razón.

Corrí a casa de los Leger, no me importaba si alguien se preguntaba la razón por la cual me afectaba tanto su partida, solo me importaba que él supiera que lo iba a extrañar y que le deseaba lo mejor.

—¿Y Aspen?— pregunté a Kamber en cuanto llegué al patio de su casa.

—Se fue.— No, no, no, se iban un día después, no podía haberse ido sin despedirse.— Dijo que tenía que buscarte y se fue.— respiré aliviada.

—¡Gracias Kamber!— eché a correr a mi casa.



Le sonreí a Aspen, deseaba que le fuera magnífico, él estaba felíz, podría ayudar a su familia y yo estaba orgullosa de él.

—Voy a extrañarte— dijo.

—Igual lo haré, soldado Leger—le di un abrazo deseando con todo mi corazón que le fuera bien.

—Espero que Maxon se de cuenta de lo increíble que es America Singer.—desordenó mi cabello— Justo en este momento creo que va a matarme por abrazarte—giré y vi a lo que se refería.—Gracias por todo Mer, de verdad.

—Gracias a ti, Aspen.—Me soltó y fue a despedirse por última vez de su familia.

—Así que tú y Aspen...—me giré a ver a Maxon, su rostro estaba algo contraído.

—Prometo contarte todo, pero, ahora no.—Le sonreí.— Y la frase correcta sería: Así que Maxon y yo...

Cincos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora