Capítulo 46: Contigo.

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Los futuros padres acomodaban su ropa en el armario de la habitación en donde, años anteriores, ellos vivían su adolescencia.

— ¿Te acuerdas cuando te di una patada en la cara? — cuestionó Rukia mientras metía ropa al armario con una sonrisa.

Ichigo dejo la prenda que estaba doblando en la cama.

— ¿Cuál de todas las patadas que me diste? — de manera involuntaria, los golpes que le daba Rukia, regresaron a su mente, provocando que el dolor se presentara alrededor de su cuerpo. Rukia dejó la ropa en su lugar, posicionó sus brazos a los lados y una gran risa inundó la habitación. Se dio la media vuelta y camino hacia su esposo.

— Tienes razón cariño, te he pegado muchas veces pero... te lo merecías por cabezota. — la chica de cabello azabache trató de justificar su violencia con maestría mientras le daba otro golpe en el hombro derecho del chico. — El día que nos conocimos y yo te...

— Me pintaste la cara. Cómo olvidarlo. — terminó la frase en un suspiro con pesadez.

A veces esa chica era tan violenta, sin embrago su rudeza lo cautivaba. Empezaron a acortar la distancia entre sus rostros, viéndose fijamente a los ojos y él sosteniendo la barbilla de ella. Cuando estaban a escasos centímetros de tocar su suave piel unos golpes provenientes de la puerta de la habitación sonaron, interrumpiendo el momento romántico y privado de la pareja. Ellos se separaron con vergüenza y un ligero sonrojo en sus mejillas. En la puerta se encontraba Isshin, recargado en el marco de esta, con una sonrisa llena de pillería.

— Lamento interrumpirlos, — comentó separándose de la puerta y caminando hacia ellos — pero quiero hablar con ustedes — dijo Isshin sin borrar la sonrisa que había dibujado en su rostro. Luego con su mano izquierda pidió de manera silenciosa que tomarán asiento, señalando la cama. Ellos le hicieron caso y se sentaron, Isshin agarró la silla del escritorio y se sentó frente a ellos. — Pienso que si se van a quedar un tiempo aquí necesitaran un espacio más amplio ya que también necesitaran espacio para las cunas de los bebés. Así que, — tomó un poco de aire. Ichigo y Rukia lo observaban y escuchaban con detenimiento — pensé que se podrían trasladar a la habitación donde estábamos mi esposa y yo.

El recordar a su amada esposa le abría unas cuantas heridas al médico mayor.

Rukia dirigió su mirada a Ichigo en busca de una respuesta, pues estaban hablando de algo en lo que su madre tuvo jurisdicción. Ichigo agarró la mano tibia de su esposa con firmeza. Ella pudo observar como él inhalaba una gran cantidad de oxígeno. El viento sopló y movió las cortinas de la habitación, en las calles se escuchaban los gritos de unos niños llamando a su amigo para ir a jugar el parque y en el interior de la casa el sonido del timbre.

— Gracias padre pero en mi habitación estaremos bien. Con unos cuantos arreglos y muebles menos, el espacio será perfecto. — contestó Ichigo seguro de sí mismo.

El Kurosaki mayor exhaló demostrando su tranquilidad y destensando sus músculos de paso. Se levantó de la silla donde estaba sentado, Ichigo y Rukia lo imitaron.

— Bueno, sí así lo desean. Yo no me...

— Rukia-chan, te han venido a ver. — anunció Yuzu desde la puerta de la habitación con una gran sonrisa. Interrumpiendo a su padre.

Rukia se arregló un poco se vestido y colocó un poco de su cabello detrás de sus orejas para después abandonar la habitación.

Bajó con extremo cuidado y lentitud las escaleras mientras se agarraba del barandal de ésta pues su gran panza le impedía bajar como antes donde pesaba veinte kilos menos. Sentía que esas escaleras eran eternas, a la mitad del camino soltó un quejido pues ya se había cansado. La familia Kurosaki al escucharla corrió a su ayuda. Ichigo se puso a lado de ella y trató de colocar una de sus manos en la cintura de la chica pero no la encontraba.

— Rukia, no encuentro tu cintura, has subido mucho de peso. — dijo el peli naranja sin medir las consecuencias de sus palabras.

Rukia enojada por el comentario, retiró con violencia la mano de su esposo y siguió bajando las escaleras, sola.

— Idiota. — le dijo al chico sin mirarlo. Rukia se dirigió a la sala donde se suponía estaba su visita. Se sorprendió al ver a las personas que estaban ahí. — Nii-sama, Urahara-san, Yoruichi-san, Renji y Kaien-dono. — sus ojos violetas se empezaron a humedecer por la emoción. Caminó lentamente hacia ellos.

— Hemos venido a acompañarte. — dijo Kaien mientras se levantaba del sillón color café.

— Pero no pueden dejar sus puestos. — contestó Rukia mientras se secaba sus lágrimas con el dorso de su mano derecha.

— No te preocupes por eso. Sé que nuestro Capitán Comandante comprenderá el por qué de nuestra ausencia. — solucionó Kaien mientras abrazaba a su capitana y miraba a Ichigo con una sonrisa socarrona — ¿No es así, capitán comandante? Ichigo sentía que su alma se la llevaba el diablo.

— Por lo visto también eres doctor Kurosaki. — dijo Byakuya mientras veía el diploma y certificado de la universidad, confirmando que Ichigo había terminado sus estudios, enmarcados y colgado en la pared de la sala. Ichigo se acercó un poco.

— Sí, Uryu y yo estudiamos juntos. Era una condición de mi padre para que me dejara ir a la sociedad de almas, terminar la universidad. — contestó mientras veía los cuadros y caminaba hacia donde estaba su esposa y primo, abrazados efusivamente. — Ya es suficiente, deja a mi esposa. — los separó con el seño fruncido.

Cuando los separó ahora él abrazó a su esposa y le depositó un beso en la frente a Rukia mientras veía a Kaien receloso. El pelinegro solamente sonrió derrotado y reconociendo su lugar por enésima vez.

El día transcurrió tranquilo, a excepción de Ichigo quién vigilaba cada movimiento de su primo hacia su esposa. Al día siguiente decidieron ir a comprar las cunas de los bebés y una cama matrimonial para la pareja.

Sacaron todos los muebles de la habitación y metieron los nuevos. Todo quedó administrado perfectamente dejando un buen espacio en la habitación.

— Ichigo, dentro de dos días es el aniversario luctuoso de tu madre. Vayamos. — le pidió Rukia mientras cerraba las cortinas de la habitación y se dirigía a la cama para disponerse a dormir pues ya era de noche.

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy.

Dos en un día ¡Wow! Eso es un milagro.

Los invito a leer mi otra historia que estoy escribiendo que se llama "En sus ojos mis recuerdos están" la cual estoy editando y cambiando el rumbo de la historia. 😏

No olviden votar, comentar y seguirme.

Esta historia ya casi llega a su final.

Besos. 

[+18] [AU ICHIRUKI] «Segunda Oportunidad» BleachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora