Capítulo 49: Suspiro.

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Rukia inhaló y exhaló lentamente permitiendo que el oxígeno inundara su cuerpo y pudiera tomar mejores decisiones.

— Vamos al coche. — mandó Rukia tranquilamente sin embargo Ichigo seguía en shock. — ¡Ichigo! — gritó con enojo y dolor, pues otra contracción se hacía presente en su delicado cuerpo.

Segundos después Ichigo volteó a ver a su esposa, quién tenía su mano en busca de la de él. Tomó a Rukia en sus brazos y empezó a caminar con cuidado hacia la salida.

— ¡Viejo! — gritó Ichigo mientras trataba de serenarse.

El señor Kurosaki subió las escaleras parsimonioso al ignorar la situación en la que se encontraba la pareja, tan relajado estaba que silbaba alegremente viendo al frente. Se detuvo en seco cuando vio el rostro de dolor de su amada tercera hija. Rápidamente se acercó a ella y posó su mano derecha en el hombro derecho de la mujer.

— Vayamos acá abajo, a la clínica. — mandó el señor de cabello oscuro con seriedad.

Ichigo se detuvo soltando a su esposa.

— Es más factible que vayamos al hospital de Uryu.

Isshin también soltó a la exaltada Rukia para afrontar a su vástago. Los dos se olvidaron de la mujer que estaba apunto de parir.

— Eres idiota, a medio camino seguro serás padre, en cambio aquí...

— Aquí no hay equipo suficiente para recibir a un recién nacido.

Los dolores de Rukia se hacían cada vez más fuertes. Sentía como si estuvieran desgarrando la piel de su pelvis, aún ardor insoportable y unos golpes en la espalda a la altura de sus lumbares. Parecía que la respiración pausada no servía y que poco a poco el oxígeno que estaba en su cuerpo la abandonaría en un leve suspiro.

— Ha pasado un largo tiempo desde la última vez que pasaste a la clínica.

— Yo sé lo que digo padre, así que vamos a ir al hosp...

— ¡I-Ichig-o! — gritó Rukia desesperada por el dolor. Los dos hombres interrumpieron su riña y centraron su atención en la futura madre — No... no me importa, donde... vayamos, solo... llévame a ¡Un maldito lugar para tener a tus hijos!

— Voy a encender el coche. — anunció Isshin mientras salía de la habitación. Ichigo asintió y le ofreció apoyo a su mujer mientras bajaban con cuidado y de la manera más rápida posible.

En menos de una hora habían llegado al hospital de la familia de Uryu, su amigo.

En el camino, Ichigo le había marcado a él para que tuvieran todo listo para cuando ellos llegarán.

Ichigo paseaba de un lado a otro en uno de los pasillos del hospital, había pasado, aproximadamente, cuarenta minutos desde que Rukia había sido trasladada a una habitación. Ni una noticia de su estado.

— Kurosaki-kun. — pronunció una voz femenina que reconoció al instante. Él se volteó para poder divisar a la mujer. Se sorprendió al verla acompañada de Chad, su otro amigo.

— Chicos. — sonrió con unas pequeñas lágrimas en sus ojos, no porque estuviera feliz de verlos sino porque se sentía desesperado por saber cómo se encontraba su esposa. Sería padre primerizo sin embargo, por el momento, lo que quería era tenerla a su lado y nunca separarse de ella.

Ellos le preguntaron sobre el estado de Rukia y él les dijo todo lo de sabía, nada.

Cinco minutos antes de las once de la noche apareció Uryu. Los tres se levantaron rápidamente de sus asientos en espera de las palabras de su amigo. Una vez que él estuvo frente a frente, de Ichigo, inhaló y exhaló profundamente, sacó sus manos de los bolsillos de su bata y las colocó a los lados.

— Antes que nada, ella se encuentra muy bien — Ichigo por fin se permitió respirar con mayor tranquilidad. — su dilatación es de ocho centímetros, así que no podremos hacer cesárea, además de que ella pidió que el parto fuera natural. Sí sigue así, su sufrimiento terminará pronto. — Uryu les dedicó una última sonrisa y se dio media vuelta para retirarse y seguir con su trabajo pero una mano masculina lo detuvo del antebrazo.

— ¿Puedo entrar? — pidió Ichigo. Uryu sonrió levemente y con un discreto movimiento se zafó del agarre para acomodarse los anteojos.

— Lamento decirte que eso no podrá ser, — Ichigo lo miro con desconcierto y molestia — Rukia dijo claramente que ya no quería más maricas en la habitación.

Ya eran las 11:30 PM y Rukia seguía soltando pequeños gritos mientras cerraba sus ojos y puños por el dolor. De repente una enfermera entró.

— Señorita, por lo visto ya se ha cambiado de ropa — dijo cuando la vio portando la bata del hospital.

Rukia respiró con violencia.

— Fue lo primero que hice al entrar a este maldito lugar. — dijo la peli negra.

— Checaré cómo vamos. — dijo la mujer vestida de blanco mientras flexionaba las piernas de la futura madre y las abría para poder ver la dilatación. — Oh por Dios. — dijo la enfermera con asombro. Se levantó de su asiento y rápidamente salió al pasillo para llamar con un grito al doctor Uryu que se encontraba a unos metros checando unos papeles.

Él al escuchar el grito de la mujer, dejó los papeles en la mesa de la secretaria del pasillo y se apresuró.

— ¿Qué pasa? — cuestionó una vez que estaba a lado de la enfermera.

— El bebé ya está en camino.

Él se acercó a Rukia y pronunció las mismas palabras que la enfermera.

— Tráeme todo lo necesario. — la enfermera asintió y abandonó el lugar. — Pequeña Rukia me temo que tendrás que empezar a pujar. — Rukia asintió con la cabeza mientras se mordía el labio inferior. — Uno, dos, tres.

El reloj marcaba las 11:58 cuando un varón llegó al mundo.

— Muy bien pequeña Rukia, ahora vayamos por el otro o la otra. — dijo Uryu mientras una enfermera la limpiaba el sudor del rostro.

Rukia jadeaba cansada.

— Nunca mas me vuelvo a embarazar. Maldito Ichigo. — dijo Rukia.

Ya eran las 12:08 AM y la habitación era inundada por dos lloriqueos, uno era el de un pequeño bebé y otro de una pequeña niña que había llegado hace apenas unos segundos.

— Hemos terminado Rukia. — dijo Uryu mientras le daba la infanta a una de las enfermeras para que la limpiara. — Los dos están sanos y salvos para ser niños prematuros. Felicidades.

Rukia sentía que las fuerzas abandonaban su cuerpo, en su pecho sentía una pequeña presión, en los pulmones los sentía contraídos y sin oxígeno. Sus párpados empezaron a pesar. Su alma abandonaba su cuerpo poco a poco.

— Rukia ¿Te encuentras bien? — el feliz rostro de Uryu se esfumaba poco a poco mientras veía el rostro pálido de su amiga y al sentir como la temperatura de su cuerpo disminuía con rapidez. Cuando estuvo a lado de ella tocó su fría mejilla y la volvió a llamar — ¿Rukia?

— I... ichi-g... — pronunció en un débil susurro. 

[+18] [AU ICHIRUKI] «Segunda Oportunidad» BleachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora