— Tranquila, puede que no sea nada. — trató de tranquilizarla mientras ponía su mano en el hombro de la mujer.
— Pero apenas voy a cumplir ocho meses de embarazo. — comentó Rukia con preocupación. Isshin estaba a punto de decir algo cuando Ichigo entró a la cocina con más trastes sucios. Cuando él vio el rostro decaído y preocupado de su esposa, trato de ponerse frente a ella. Llevó su mano izquierda a la mano derecha de Rukia y su mano derecha la llevó al mentón de la mujer para poder levantarlo y ver sus ojos violetas.
— ¿Todo bien? — le preguntó buscando en las violetas de la chica la respuesta pero recibió un pequeño balbuceo. De repente, el padre de Ichigo poso su manl izquierda en el hombro de su hijo.
— Todo bien. — contestó ahora Isshin. Haciendo que su hijo se separa un poco de su tercera hija. — Si quieres ve a tu habitación, te ves muy cansada. — dijo ahora viendo a Rukia sin quitar su mano del hombro de su hijo.
Ella asintió, se despidió de Isshin dándole un beso en la mejilla y luego de Ichigo, dándole un beso en los labios.
Cuando vieron que la mujer de cabello azabache estaba subiendo las escaleras, Ichigo volteó a ver a su padre.
— ¿Qué ha pasado? — la impaciencia se notaba en el tono de su voz rígida.
— Ha sentido su vientre más duro de lo normal... piensa que ya vienen. — contó Isshin, observando las facciones de su hijo que se tornaban perplejos ante la noticia.
— Pe-pero apenas tiene ocho meses, es muy — exhaló lentamente antes de continuar — muy rápido.
Isshin asintió con la cabeza mientras quitaba su mano del hombro de su hijo y las metía en los bolsillos de su pantalón.
— Lo sé, sin embargo los fetos ya están bien formados. Uryu y yo analizamos el vídeo y las fotografías. No hay de que preocuparse. — comentó tranquilo pero el rostro de Ichigo mostraba todo lo contrario. — ¿Te sigue preocupando? — el peli naranja asintió con la cabeza. — Me han dicho que una manera de relajarse es lavando los trastes de la cena así que, — se dio la media vuelta, agarró el zacate para lavar los trastes y se lo dio en las manos — a trabajar hijo mío.
Ichigo lo miró sin saber que decir. Se suponía que ese era trabajo de él, ya lo habían acordado.
— Maldito viejo. — apretó el zacate entre su mano con enojo.
Mientras los hombres Kurosaki hablaban en la cocina, Rukia subía lentamente por las escaleras hasta que sintió un fuerte dolor en su vientre. De su boca salió un leve quejido pero no lo suficientemente fuerte como para que la familia Kurosaki la escuchara. Entre sus manos estrujó el barandal de la escalera. Cuando sintió que el dolor se había ido, siguió subiendo. Apenas habían pasado cinco minutos desde que había sentido un leve jalón en su vientre, cuando otro fuerte dolor, proveniente del mismo lugar que el anterior, se hizo presente. Tampoco gritó, se recargó de la pared con su mano izquierda y con la otra sujetó lo bajo de su vientre mientras inhalaba y exhalaba con fuerza. Esta vez, el dolor duró más que el anterior.
Entró al cuarto lo más rápido que pudo, se acostó en la cama boca arriba. La posición le causó un poco de placer y comodidad a su espalda y cadera, hasta que otro jalón se hizo presente en su vientre.
— Uno — inhaló sintiendo todavía el dolor — dos — exhaló — tres — repitió el ejerció de respiración pero el dolor seguía en su vientre, espalda y de ahí, por el resto de su cuerpo — cuatro, cinco, seis, siete, ocho... ¡Mmm! ... Nueve, diez.
— Rukia-chan, quería saber sí... — Karin no terminó su frase al ver a Rukia retorciéndose sobre la cama y sujetando fuertemente las sábanas y guardando un quejido en su boca. Cuando Rukia la escuchó trató relajarse y reincorporarse, una vez que lo hizo, el dolor cesó.
— ¿Podrías llamar a Ichigo? Por favor. — pidió un poco más tranquila.
La niña estupefacta ante lo presenciado, asintió en silencio y salió corriendo de la habitación.
Por lo tanto, Rukia trataba de reincorporarse y una vez erguida, leyó la hora que marcaba el reloj sobre la mesa de noche 8:58 PM. En menos de un minuto Ichigo se encontraba en la puerta de la habitación con la respiración agitada. Al ver a su esposa un poco agitada, caminó rápidamente hacia ella.
— ¿Qué ha pasado? — le preguntó mientras ponía una de sus manos en la casi inexistente cintura de la azabache y con la otra, sujeto firmemente una mano de Rukia.
No obtenía respuesta de ella, solamente escuchaba la respiración marcada y pausada.
— Es que... — Rukia comenzó a hablar, cuando de repente, una gran cantidad de líquido transparente empezó a recorrer sus piernas. Los dos miraron hacia abajo cuando escucharon el líquido caer al piso. Luego se vieron a los ojos perplejos por lo acontecido.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, aunque esta vez fue más corto que los demás.
Estamos a dos capítulos de que esto acabe.
Los invito a leer mis otras historias "El niño pequeño" y "En sus ojos mis recuerdos están". La próxima historia que actualizaré será "El niño pequeño".
No olviden votar, comentar y seguirme.
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[+18] [AU ICHIRUKI] «Segunda Oportunidad» Bleach
AcakEn una misión en cubierto en el mundo, Rukia pierde la memoria. Ante las situaciones adversas, Ichigo trata de tomar decisiones maduras tratando de omitir sus sentimientos hacia ella sin embargo será complicado con la aparición de Teiboku, un nuevo...