One in the Same

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Afortunadamente, nadie hizo demasiado escándalo por la ausencia de Harry en las clases ni el que fuera a la cama. Les dijo a sus amigos que aquello fue porque el profesor Snape había adivinado su reacción al hechizo que había usado para derrotar a Voldemort y simplemente habían asentido y habían pasado del tema. Ni siquiera lo habían cuestionado al mencionar al profesor Snape excusándolo de las clases. Su aceptación, no, su actitud displicente lo dejó sintiéndose bastante descontento por días.

No sabía qué decir al darse cuenta de que le sorprendía su indiferencia: no les importaba, o al menos, ya no estaban sus mentes atentas a él. Por supuesto que no, se regañó a sí mismo, no queriendo sonar afectado, ni siquiera en su propia cabeza. Se tienen el uno al otro ahora y pueden darse el lujo de estar juntos sin temor a que ninguno de ellos sea asesinado. Se inclinó con gracia, permaneciendo en silencio mientras estaban sentados alrededor de la chimenea en la sala común, él estaba sentado en la esquina del sofá, ellos en la alfombra de abajo, con Hermione tratando pacientemente de ayudar a Ron con su trabajo de Encantamientos.

Era el primer sábado del trimestre y mantuvo la cabeza baja, concentrándose en su carta a Remus y Tonks, permitiendo que sus dos amigos conversaran sin interrupción suya. Pero escribir la palabra 'hogar' fue difícil. Siguió pareciendo demasiado forzado y luego demasiado sarcástico o amargado, y ahora que había borrado todo eso, sus palabras simples apenas tenían cuerpo.

- Malditamente fantástico, -pensó, frustrado- me recibieron en su familia y ni siquiera puedo escribirles una carta decente. -se había convertido en alguien espantoso y miserable en algún momento. Las palabras que una vez le había dicho a Sirius resonaron amenazadoras en su cabeza.- "¿Y si me estoy volviendo malo?" -temía que eso fuera exactamente lo que estaba sucediendo.

- ¿Harry? Harry, ¿estás ahí, amigo?

La voz de Ron lo sacó de sus siniestros pensamientos y Harry bajó la vista para ver a ambos, a él y Hermione, mirándolo con impaciencia. Obviamente habían estado tratando de llamar su atención durante unos minutos.

- Sí, lo siento...escribirle a Remus es más difícil de lo que pensaba. -bajó la vista al papel y volvió a mirarlos.- No es como escribirle a Sirius, hay más...presión para decir lo correcto. No sé por qué, ya que con Sirius siempre tuve que escribir como si nos estuvieran vigilando, pero...

- No estás acostumbrado a tener una familia estable. -le cortó Hermione, con una sonrisa cálida, aunque sus palabras sonaron demasiado ensayadas para sus oídos. Apenas les había dicho una palabra en los últimos días y cuando lo intentó, parecieron alejarlo. Como si tuvieran miedo de dónde terminarían sus palabras...

- Es algo a lo que te acostumbrarás. -continuó- Y Remus y Tonks te quieren. Ellos lo entenderán. Todo saldrá bien, Harry.

- ¡Solo piénsalo, las vacaciones de Navidad con ellos serán increíbles! -Intervino Ron. Aunque, si hubiera estado prestando atención, habría visto a Harry hacer una mueca ante sus palabras. Eso era cierto, por supuesto, con su propia casa en Siddlebury, la invitación habitual a la Madriguera no se extendería.

- Deja de quejarte, imbécil ingrato, -se escupió a sí mismo.- No es de extrañar que no quieran hablar contigo si todo lo que haces es sentarte a sentir pena por ti mismo. ¡Es como si aún estuvieras viviendo la maldita guerra!

- ¿Has visto a Malfoy hoy, Harry? -Preguntó Hermione entonces. Harry frunció el ceño, los músculos de su estómago se tensaron con cautela.

- No. -respondió rápidamente, con la verdad. Malfoy estaba fuera de su cama cada mañana que había despertado y ya estaba acostado todas las noches cuando se iba a dormir. Hubiera pensado que sería al revés, ya que los vampiros no salian naturalmente en el día. Hizo una pausa entonces. ¿Cómo es que salía Malfoy durante el día?

...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora