Asphyxiated

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Fue una pareja tranquila la que regresó a través de Hogsmeade. Una vez que el deslumbramiento se desvaneció un poco ante la facilidad, la amabilidad de toda la noche, Harry no pudo evitar pensar en las palabras que Draco había dicho con tan sincera convicción cuando su baile había terminado.

"Si crees que permitiría que alguien te acosara así si fueras mío, estás muy equivocado. Vivirás tu vida de la manera que tú elijas y yo haré todo lo posible para protegerla, si me dejas".

De alguna manera, eso se le quedó en la cabeza tan pronto como su desilusión por no recibir un beso se desvaneció. Suficientemente distraído por la reveladora y sincera declaración que su compañero había hecho en la pista de baile, Harry estaba demasiado perdido como para protestar cuando Draco lo rodeó con sus brazos y los apareció de vuelta en la adormecida aldea. El ruido de Las Tres Escobas se había calmado un poco y las tiendas estaban cerradas, las calles estaban vacías. Harry permitió que Draco lo guiara de vuelta al carruaje, y le miró la espalda en un silencio pensativo.

¿No era esto lo que siempre había querido? Alguien que se preocupaba por él más que nadie, alguien que lo quería por quien era, alguien que lo desafiaría y lo haría sentir que las cosas que había temido se habían perdido en su cuerpo previamente adormecido. Sí, esa era la mejor manera de describirlo. Había estado entumecido antes de que Draco se abriera camino en su vida; todo había sido casi insignificante con la desaparición de Voldemort. Aquí había alguien que lo empujaba a vivir de nuevo, ¿no era demasiado poético que esa persona fuera un vampiro?

Esto es exactamente lo que quiero y más, pensó, las decididas palabras de Draco giraban en su cabeza, un testimonio de sus sentimientos tácitos. Entonces, ¿por qué estoy tan aterrorizado?

Mirando hacia el cielo nublado, Harry suspiró mientras veía la luna parcialmente invisible brillar burlonamente sobre él. De vuelta en esa pista de baile, se había sentido seguro a pesar de la inquietud de ser mirado, había sentido placer en los toques fugaces y fríos. Nada era seguro, todavía había la posibilidad de que resultara que tenía razón en todo, pero la diferencia ahora era que ya no quería huir como un cobarde. Quería darle una oportunidad, quería hacer que eso funcionara.

Se mordió el labio, sin estar seguro de lo que pensaba de su mente que se dirigía a lugares tan ásperos e idealistas. Todavía no podía superar la barrera que había alzado, el instinto que le decía que era mejor alejarse de cualquier felicidad que le causara dolor. No, no puedo superarlo solo, pensó echando un vistazo a la espalda de Draco otra vez. Pero no estoy solo, ya no.

- Este no es el final de la noche que había planeado, sabes. -dijo Draco repentinamente, girando para enfrentarlo con una expresión que parecía dividida entre la diversión y la incertidumbre.- Tú, sigues apestando a confusión y melancolía. El olor es suficiente para desvanecer mi apetito.

El destello en sus ojos no le dio a Harry espacio para malinterpretar qué apetito era ese y miró torpemente hacia otro lado, deteniéndose justo antes que Malfoy. Habían llegado al carruaje, se dio cuenta cuando regresó de su aturdimiento, pero Draco estaba parado frente a él, mirándolo cuidadosamente.

- ¿Oh? -Harry preguntó distante, habiendo olvidado que Draco podía oler sus estados de ánimo. No quería seguir viviendo en la miseria. Echaba de menos a su antiguo yo, el que Draco prefería, el que él prefería. El que satisfaría la pasión y la vitalidad de Draco, golpe por golpe y algo más.- ¿Qué tenías en mente entonces? -Preguntó, levantando la barbilla con audacia para contrarrestar la forma en que temblaba su voz.

- Sabes, prefiero que seas ese tú habitual intrépido y sin tacto. -murmuró Draco, acercándose para respirar el aroma de Harry. Cerró los ojos. Una fuerte brisa les pasó por encima, haciendo que el olor de Harry entrara sin reparo en las fosas nasales de Draco, atacando sus sentidos, al parecer. El vampiro se detuvo, como si estuviese disfrutando de ello durante un momento, antes de abrir los ojos, que ahora estaban ardiendo de deseo.- ¿Hasta dónde puedo empujarte antes de que éste frágil cambio de corazón se tambalee y empieces a huir de nuevo?

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