Cuando llegó a la gran escalera, Harry se desplomó contra el escalón más bajo, descansando su cabeza sobre la balaustrada mientras miraba el diario de pociones que aún tenía en la mano. Sus entrañas estaban enredadas y retorcidas como si alguien las estrangulara con el puño. Abriendo la pequeña y oscura portada del diario, intentó concentrarse en las palabras, pero no pudo entenderlas.
Realmente había herido los sentimientos de Draco, había dejado que su boca y su temperamento le ganaran. No había negado lo que sentía, al menos no había querido hacerlo. Sólo le preocupaba que esto fuera lo mejor que había sentido en su vida, y puede que todo se haya originado de los dotes de vampiro de Draco, no por cómo se sintieran ninguno de los dos. Le aterrorizaba caer más profundo, más duro y luego descubrir que nada de eso era real.
No estaba seguro de lo que sería de él si se abriera sólo para ser herido de nuevo. No seas tan niña, Potter, se regañó a sí mismo, sus dedos trazando la sección del libro que Draco había encontrado para él. Algo en su pecho picó con ese pensamiento, luchó por apartarlo...
- Essenz der Fee -leyó Harry, con la frente arrugada por la confusión mientras escudriñaba el párrafo, una, dos o tres veces antes de sentarse, aún más confundido. Esta poción no debería haber afectado a Hermione en absoluto, a menos que...A menos que ella estuviera escondiéndole un secreto a él, a Ron, y de alguna manera el profesor Alaric lo hubiera descubierto y decidiera usarlo contra ella, para herir a Harry y a su vez, a Draco.
Rápidamente, Harry subió la escalera, y se dirigió a la enfermería. Sólo tenía una vaga idea de lo que había hecho el "Essenz der Fee", pero Harry sabía que tenía que enfrentar a Hermione.
Afortunadamente, la enfermería estaba abandonada, excepto por Hermione, que estaba sentada en la cama, con una selección de libros y trozos de pergamino esparcidos por su regazo. Estaba garabateando frenéticamente en su ensayo de Pociones, Harry se dio cuenta cuando vio el libro que ella tenía. Se aclaró la garganta al acercarse a ella, anunciando su presencia. Ella sonrió al verlo y se sentó en las almohadas, dejando a un lado su ensayo.
- Harry, es un poco tarde para una visita de cortesía, ¿no? Acabo de mandar a Ron a la cama. ¿Qué haces aquí abajo?
Harry se rió. El sonido era un poco forzado, pensó, pero Hermione no pareció notar nada.- No suenas muy contenta de verme. -bromeó, tomando el asiento que Ron solía tomar a su lado. Hermione era muy parecida a Harry, en el sentido de que no le gustaba que le hicieran un escándalo cuando estaba incapacitada. Harry sabía lo atrapada e inútil que debe sentirse. Lo que él no sabía era por qué ella le ocultaba secretos tan profundos.
La misma razón por la que le haces lo mismo a ella y a Ron, su mente aportó. Ninguno de ellos tenía ni idea de lo que estaba pasando entre Malfoy y él. Yo soy igual de malo, pensó, pero mi secreto no es mío para contarlo...
- Draco descubrió el significado de "Essenz der Fee", esa poción con la que Alaric te drogó. -dijo, levantando el diario de pociones que estaba en su mano.- Estaba en el diario de Snape.
Hermione sonrió.- ¿En serio? Estoy muy orgullosa de ti, Harry, siempre te quejaste de que eras una basura en la investigación, pero sabía que podías hacerlo. Ojalá hubiera podido ser más útil. -Hermione arrojó una mirada fulminante a la puerta cerrada de la oficina de la Sra. Pomfrey.- Viene regularmente a tratar de hacerme dormir. ¡Pero ahora me siento perfectamente bien! -Sin embargo, cuando ella volvió su mirada hacia él, sus ojos traicionaron la ubicación de sus verdaderos pensamientos.
Harry dejó caer sus ojos sobre sus manos, sabiendo lo que se avecinaba y sin saber si podía reunir las palabras adecuadas para responderle.
- ¿Y dices que Malfoy te ayudó? -preguntó ella, tratando de sonar inocentemente curiosa.- Has pasado mucho tiempo con él, Harry. Oí a Zabini decir que los vio a los dos viendo las pruebas de quidditch. -Entonces ella arrugó la nariz, como disgustada por el recuerdo de las palabras de su compañero de clase.- Haciendo alusiones vulgares a que estaban "follando" bajo las gradas.