Intensity and Honesty

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El cielo negro de la medianoche que se veía no brindaba ni una luz, salvo el brillo ocasional de una estrella atrevida, que luchaba entre la oscuridad del cielo para ser vista. La luna nueva se perdió en él y los árboles de abajo gimieron ominosamente con el viento de Septiembre, sus ramas batidas de lado a lado en un movimiento errático. Como olas furiosas golpeando contra un acantilado.

Dos sombras se movieron a través de la penumbra, silenciosamente, sigilosas. Las sombras estaban vivas. Estudiaron la vida del bosque a su alrededor, escuchando, al parecer estaban esperando algo.- No necesitamos molestarnos con esta basura. -una aguda voz cortó el silencio de la noche. El dueño de la voz, la sombra más grande se detuvo abruptamente. Su compañero también se detuvo y se volvió hacia él lentamente.

- Lo haremos. -le aseguró la segunda sombra, apoyándose en el árbol más cercano y estudiando el oscuro claro en el que se habían detenido.- Estabas allí, sabes tan bien como yo que confiar demasiado en esto es imprudente. El propio Señor Tenebroso cayó con tales errores, seremos mucho más sabios que él.

La primera sombra emitió un pequeño gruñido de impaciencia y cruzó sus sucios y peludos brazos sobre su musculoso pecho, también mirando alrededor del lugar, sus ojos dorados y animales observando un movimiento lejano en la distancia desde ángulo en que su compañero no podía. Los orbes dorados brillaron en la oscuridad y la segunda sombra miró hacia otro lado, alarmada por la vista de ellos. No estaba del todo cómodo con Fenrir Greyback, a pesar de su improbable asociación.

El silencio que cayó fue breve, cuando una fuerte ráfaga de viento atravesó el claro y trajo el sonido de la llegada de los otros. Greyback y la sombra más pequeña avanzaron hacia el claro, pero mantuvieron sus cuerpos tensos, temerosos de la traición. Uno no podía ser demasiado cuidadoso estos días. El ministerio estaba bajo una nueva regla, el nuevo ministro, Shacklebolt, daba un espectáculo mejor que sus tres predecesores, y cualquier trato clandestino podría ser saboteado por un espía interno.

La sombra más pequeña miró a su compañero pacientemente, esperando a que aclarara que estos recién llegados eran quienes decían ser.- Todos están limpios, no hay intrusos que pueda ver. -elogió Greyback, y dio el paso final para encontrarse con los recién llegados.- Llegas tarde. -dijo bruscamente.

- Tuvimos que asegurarnos de que no nos siguieran. -dijo el primer recién llegado. Los tres estaban vestidos con capas carmesíes y encapuchadas que estaban sobre sus cabezas. Las ropas deben haber sido por cualquier posible invasor que pudiera aparecer sin haber sido invitado, ya que sabían que Greyback era de una especie que sabía exactamente qué y quiénes eran sin tener que verlos. Solo un soplo del viento en la dirección correcta le dijo a él (y por lo tanto a su compañero) a quién estaban enfrentando.

- Los aurores se movían alrededor de la entrada del Callejón Knockturn, casi nos atrapan en el camino hacia nuestro punto de aparición. Aún así... -la primera figura encapuchada dio un paso adelante, mostrándose como la más importante de todas.- Estamos aquí, ahora dime por qué crees que nos gustaría unirnos a tales... -su nariz se torció con una mueca que era visible para los ojos dorados de Greyback, incluso en la oscuridad, y el hombre lobo gruñó en advertencia.

- ¿Tales qué? ¿Crees que eres superior a mí, ser inmaduro y podrido? -Greyback gruñó. Su compañero más pequeño se lanzó hacia adelante, agarrando su brazo, deteniéndolo en su movimiento hacia adelante.

- Basta, Fenrir, me encargaré de esto. -dijo con cuidado, antes de volverse hacia sus invitados.- No tenemos que vernos cara a cara, ni siquiera nos agradamos, buen señor, pero tenemos objetivos similares y como tal...ambos necesitamos un poco más de ventaja en este juego. Te tenemos una proposición: trabajar con nosotros, así ambas partes nos marcharemos con lo que deseamos.

...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora