Siguieron en silencio cuando llegaron a la clase de Encantamientos. Como de costumbre, Malfoy se quedó detrás unos pocos pasos mientras caminaban, y cuando llegaron a la puerta, Harry miró hacia atrás para asegurarse de que todavía estaba allí. Lo estaba. Se había detenido con una mirada pensativa en su rostro, pero estaba a unos pocos metros de distancia.
Una oleada de inquietud, de miedo burbujeaba en su pecho. Ahora que la sensación de esos labios se había desvanecido, sintió su pecho comprimido por la aprensión. Había sido terriblemente fácil quedarse allí mientras Malfoy inclinaba la cabeza hacia sus labios. Sentirlo terriblemente correcto al inclinar su propia cara para atrapar el casi beso. Harry hizo un gesto de dolor al recordarlo, cada momento lento y seductor. Con la cabeza despejada y sin las feromonas de vampiro, entró en pánico. Se había perdido a sí mismo, había olvidado quién era, quién era Malfoy, todo.
Esto es peligroso, pensó, es como permitir que Draco me muerda sin el Temporentia Sensium. No se puede hacer. No puedo confiar en mi mismo. No puedo permitirme el lujo de confiar en él.
Hubo un silencio en el pasillo, y no hubo respuesta de la puerta durante unos minutos. Harry miró a Draco con el ceño fruncido. Luego levantó la mano para tocar de nuevo. Sin embargo, tan pronto como sus nudillos tocaron la madera, ésta se abrió.
Harry sintió a Malfoy rígido detrás de él tan pronto como el Profesor Alaric apareció en la puerta. Harry había tenido Defensa unas cuantas veces desde aquella primera clase perdida y, por supuesto, había visto al nuevo profesor en el Gran Comedor a la hora de las comidas, pero, aparte de que le había ordenado que se sentara en el único asiento que quedaba (junto a Malfoy) en su primera clase, el profesor casi había ignorado a Harry, lo que le funcionaba bien. Ya estaba harto de los maestros irritantes que le prestaban demasiada atención, buena o mala.
A pesar de su vaga familiaridad con él, sin embargo, esta era la primera vez que notó lo increíblemente tenso que Malfoy estaba en presencia del Profesor Alaric. Quizás había estado demasiado ocupado tratando de ignorar a Malfoy para haberlo notado antes, pero era tan extremo que se preguntaba cómo es que alguien no lo había visto.
- ¿Estamos aquí para nuestra detención? -dijo Harry entonces, pero la tensión no se alivió en el aire.
Los ojos imponentes del profesor Alaric se movieron sobre Harry y luego sobre Malfoy. Se hizo a un lado para darles espacio para entrar.
- El profesor Flitwick fue llamado por asuntos urgentes. -explicó el profesor en tono uniforme, pasando los ojos por encima de Harry mientras Malfoy y él cruzaban la sala para sentarse en la parte delantera del salón. Había pergaminos y tinta en el escritorio de la parte delantera, esperándolos.
- ¿El profesor Flitwick está bien, señor? -preguntó Harry, tomando el asiento a la izquierda, dejando que Malfoy tomara el asiento del pasillo. Sintió que Malfoy se acomodaba intranquilamente en su silla, y frunció el ceño al ver al rubio dejar caer sus ojos hacia donde sus manos estaban dobladas en puños sobre la mesa.
El profesor Alaric se detuvo al frente del salón de clases. Sus anchos hombros bloquearon la luz mientras los miraba a los dos, y su gran sombra caía sobre ellos. Harry no se sintió intimidado de ninguna manera, eso no era algo que alguien pudiera hacerle fácilmente. Sin embargo, a pesar de la apariencia amistosa de este hombre, no pudo evitar sentir inquietud recorriendo sus huesos.
- Qué amable de su parte, señor Potter, fue simplemente un compañero suyo que necesitaba ayuda. Un tal señor Zabini, creo que necesitaba ayuda de emergencia. -dijo Alaric, su mirada concentrada, de nuevo, se limitó a observar a Harry y descansar sobre Draco. Se quedo allí mientras hablaba con Harry.- ¿Cómo se ha recuperado de la aflicción que lo mantuvo alejado de mi primera clase, señor Potter?