Obligados a casarnos ||Niall&Tu||

Capítulo 2

—Yo no me casare con está.—dijo Niall levantándose de la mesa bastante enfadado.

—Niall por favor no le hables así a la señorita ____.—hablo la mamá de Niall.

Por mi parte yo no decía nada, estaba destrozada ¿como es que mis padres me casen con alguien que yo no quiero?

—Todo es tu culpa, eres una estúpida tu no debiste de existir, el mundo sería mejor sí tu no estuvieras aquí.—me grito Niall, las  personas del restaurant miraban la escena. Y todo eso que dijo Niall me dolió bastante, me levanté de la mesa, lágrimas salían de mis ojos, mire a todos, me miraban con lástima y salí corriendo de ahí, Niall tiene toda la razón todos estarían mejor sí yo no existiera, corrí, corrí y corrí, ahora no sabía donde estaba, estaba pérdida, era de noche y comenzaba hacer frío.

Seguí caminando sin rumbo, me sentía fatal, no quería volver a mi casa, las calles estaban completamente vacías me tire al piso y comencé a llorar, nunca creí que mis padres fueran capaces de hacer eso, es injusto. Tenía demasiado frío y mis lágrimas no cesaban, siento que me tocan el hombro volteó para saber quién es, era Niall, rápidamente me limpie mis lágrimas.

—¿Que quieres Niall?.—pregunte mirando hacía abajo.

El no contestó y se tiro al piso para sentarse a mi lado.

—Estaba dando una vuelta y te encontré aquí, ¿quieres que te haga compañía?.—hablo amablemente, ¿lo decía enserio?.

—No tienes porque molestarte.

—No es molestia.—dijo el.

Comencé a temblar del frío y al parecer Niall se dio cuenta ya que me prestó su chaqueta.

—¿Por que estabas llorando?.—pregunto Niall rompiendo el silencio.

—La noticia que dieron hace unas horas no me gusto mucho y pues...tú, tus palabras me duelen.—dije tratando de no llorar.

—Lo siento.—fue lo único que dijo.

—No, no lo sientas, tu tienes toda la razón.—mire hacía la nada.—el mundo sería mejor sí yo no estuviera aquí.

—Eso es una completa mentira, el mundo no sería nada sí tu no estuvieras aquí, todos te necesitan, yo te necesitó.—suspiro.

—No es necesario que mientas.—dije sin mirarlo a los ojos, ya lo había dicho nunca lo miraba a los ojos, no me atrevía.

—No estoy mintiendo.—iso una pausa.—¿por que nunca me miras a los ojos?.—pregunto.

—Por..que.—la verdad ni yo lo sabía.

—Mírame.—me pidió, al ver que yo no pensaba hacerlo el me tomó del mentón suavemente y me acerco a el y me obligó a verlo a los ojos, sus ojos eran hermosos, azules como el mar, brillaban con la luz de la luna, me perdí en ellos.

—Es mejor que nos vallamos.—dije al ver que estábamos demasiado cerca.

—Te acompañó a casa.—se levantó y me dio su mano para ayudarme a levantar.

—Gracias.—dije al levantarme.

Comenzamos a caminar, poco a poco fui reconociendo el sitio y ahora sabía donde me encontraba, el camino fue en completo silencio, minutos después ya nos encontrábamos fuera de mi casa.

—Gracias por traerme a casa.—volví a agradecer.

—No tienes que agradecer, adiós.—dijo y se fue, entre a mi casa, las luces estaban apagadas, creo que mis padres aún no llegan, que bueno porque no los quería ver.