Capítulo 7

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"Su corazón era un jardín secreto y las murallas eran muy altas" (William Goldman)


–Esto es imposible –Camden dejó de escribir, borró todo lo que llevaba y giró hacia su hermana. Ella lo miraba aburrida–. ¿Qué?

–Estaba bien. ¿Qué es lo que quieres? –Sienna replicó. No, aparentemente no estaba aburrida, sino exasperada–. No es como si pudieras hablar de su relación...

–¿Qué?

–¡Lo siento! –levantó las manos y sonrió de lado–. Pero, es cierto, ¿no? ¿Cómo podrías hacer un brindis emotivo si apenas los conoces?

–A Abilene, quieres decir.

–También –Sienna entrecerró los ojos–. ¿Los has visto juntos?

–Sí.

–¿De verdad? –cruzó los brazos–. En verdad, mirarlos –insistió.

–No entiendo qué quieres decir.

–Si lo hubieras hecho, lo entenderías. Es tan... –puso en blanco los ojos– aterrador.

–Ah, suenas como toda una Sforza.

–No me importa enamorarme –explicó, encogiéndose de hombros–, pero llegar a ese punto de no retorno... eso no.

–¿Es diferente entre ellos?

–Es amor, supongo –sacudió la cabeza, como apartando un pensamiento indeseado–. Prefiero no profundizar en eso.

–Entonces...

–Sabes lo que debes hacer ahora.

–No, no lo sé.

–Claro que sí –Sienna esbozó una gran sonrisa–. Es hora de comer con la feliz pareja. ¿No te entusiasma la perspectiva? –soltó con un deje burlón.

–Oh, desde luego. ¿Ahora mismo? –contestó, en idéntico tono.

–No hay mejor momento que el presente –Sienna tomó su móvil y marcó–. Está llamando. Sé bueno, averigua donde están y ve con ellos. Adiós –se escabulló.


***


–Camden –su hermano se incorporó y le indicó el asiento frente a él–. Abilene llegará en cualquier momento –expuso Kieran con una sonrisa.

–¿Qué? –inquirió, receloso.

–Te ves... ¿asustado?

–No, solo incómodo.

–¿Por qué?

–Porque... –Camden luchó con las palabras, se agolpaban en su mente y querían salir sin que las filtrara. Eso no funcionaría, lo sabía. No ahora.

–Porque... –insistió Kieran–. ¿Estás bien, Cam?

Esa preocupación, aquella mirada de compasión, lo remitió con más fuerza al pasado que cualquier otra situación hasta el momento. Cerró los ojos brevemente, sacudió la cabeza y miró a su hermano. Intentó sonreír.

–Estoy bien. Quizá preocupado por ser tu padrino de bodas.

–¿Por qué? ¿Se siente extraño?

–No –aseguró y suspiró–. Es que no los conozco –explicó finalmente–. A ti y a Abilene, juntos. No sé cómo sucedió ni los he visto realmente y...

Infinitamente - Segunda Parte (Sforza #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora