"Los misterios de la atracción no siempre pueden ser explicados a través de la lógica. A veces, las fisuras de dos almas separadas pueden ser lo que las une" (Lisa Kleypas)
–Detesto que sigas arrastrándome a estos eventos –protestó Sienna, aburrida–. Es todo tan...
–¿Por qué odias las bodas? ¿Algún recuerdo en particular? –inquirió Camden, mirando detenidamente a su hermana.
–Demasiados. Además, nunca pasa nada interesante. Todo es tan mortalmente cursi.
–Por supuesto que lo es. Es una boda, ¿cómo sería diferente?
–Y, de todos modos, ¿por qué de un tiempo a la presente insistes en asistir a cada boda a la que la familia recibe invitación? –Sienna lo miró, reprobadora–. Y así, de todas las maneras en que pudieras asistir –señaló su ropa.
–¿Así? ¿Qué tiene de malo?
–O te has vuelto completamente loco o estás ciego –bufó–. Pero, ¿de qué sirve decírtelo? Desde la primera vez, te lo dije e insististe en que debías usar... eso.
–Es perfectamente...
–¡Horrible! –interrumpió–. Y será la última vez que asista contigo.
–No es como si te obligara –Camden se encogió de hombros–. Además, creo que tú también buscas algo aquí.
–No empieces y es demasiado pronto para esto pero necesito una copa. De lo que sea –murmuró y se alejó. Camden sonrió levemente y miró su reflejo en una de las puertas de cristal que daban al jardín. Sin duda, era un espectáculo.
Y, cuando sus ojos finalmente la encontraron, pensó que estaba soñando. Sí, un sueño, porque Alina ya no era más parte de sus pesadillas. No, no pensaba que estuviera curado completamente o que alguna vez volvería a ser aquel joven libre, feliz y despreocupado, pero se sentía bien. Todos esos meses... bien, aunque quería más. Lo quería todo. No era cuestión de merecerlo, sino de intentarlo con todo su ser. De darlo todo.
–Hola.
Alina giró y encontró su mirada por un momento. Recorrió lentamente su cuerpo y, al volver a mirarlo a los ojos, un brillo de diversión se dibujaba en los de ella.
–Camden, asumo.
–¿Asumes? ¿No creerás que soy Kieran, cierto?
–Ciertamente que no. Él jamás usaría algo así.
–¿No? ¡Pero sí me dijiste que me sentaba tan bien!
–Es ridículo –musitó y soltó una involuntaria y breve carcajada–. Jamás pensé que volvería a mirarte usando ese traje.
–El cual tú insistes que es color vino, pero mientras más lo miro, más me convenzo que es morado.
–¿Y aun así lo usas?
–Si me da una razón para hablarte, lo usaría siempre.
–Estás loco.
–No es la primera vez que me lo dicen.
–Sí, y en este punto, pienso, ¿quién no lo está?
–Has cambiado –Camden la miró con una sonrisa leve–. Desde la última vez que nos vimos...
–¿Sí? Estoy bien, Camden.
–Me alegra saberlo.
–¿Eso es todo lo que dirás?
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Infinitamente - Segunda Parte (Sforza #7)
Romance¿Qué sucede después de que una decisión unilateral e irrevocable de otra persona cambió tu vida para siempre? Camden Sforza está a punto de descubrirlo. Regresa a Italia, por un acontecimiento excepcionalmente alegre, del que no tiene más opción que...