Capítulo 14

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El que es bueno será libre aun cuando sea esclavo; el que es malo será esclavo aunque sea rey.

San Agustín

Ismael abrió la puerta y procedió a ingresar al apartamento en el que vivía con sus padres, comenzó a llamar a Magdalena, su madre, pero el lugar parecía estar vacío. Inspeccionó las habitaciones para ver si la mujer no se encontraba drogada en alguna de ellas, pero efectivamente no estaba allí.

Se sentó en el sucio sofá a esperar a la mujer, su teléfono sonaba, miró a la pantalla y era el Padre Jeremías, tenía varias llamadas perdidas de él, pero Ismael no había atendido a ninguna. Había pasado la noche con Ruth y Caín, el matrimonio que lo contrataba para sus juegos sexuales. Luego de que le hubieran pagado un buen dinero por su servicio, Ismael se fue directo a casa de su madre para entregarle todo el dinero a ella, todo eso a cambio de su silencio ante la policía.

Desde afuera comenzó a sentir carcajadas, era su madre. La mujer procedió a ingresar al apartamento en compañía de un hombre que Ismael no conocía. Magdalena quedó sorprendida al ver a su hijo allí.

- ¡Ismael! No esperaba verte aquí...

- Bueno... ¿vine porque me pediste ayuda, no lo recuerdas?

- ¿Este tipo quién es Maggie? Interrumpió de manera grosera el extraño hombre.

- Este tipo es el hijo de Maggie... le respondió con rudeza Ismael. – que rápido hiciste el duelo por la muerte de mi padre... continuó diciéndole el joven a su madre...

- Adriel... espérame en la habitación que ya voy para allí... le dijo la mujer a su amigo.

- Bueno, no te demores Maggie que se me baja... le dijo el hombre entre sonrisas.

- Qué comentario más desagradable se dijo a sí mismo Ismael.

- Bueno, ¿qué tienes para mí Ismael? Le increpó su madre.

- Tengo cinco mil, Ismael sacó un fajo de billetes y se lo entregó a su madre.

- ¡Uhhh qué bueno!! ¡Muchas gracias hijo! Exclamó la mujer con una sonrisa de oreja a oreja.

- Espero no volver a verte y quiero que te olvides de mí en este instante...

- Está bien hijo... cuando precise ayuda económica, me dirigiré hacia la policía entonces...

- ¡No me chantajees! No sabes con quien te metes...

- ¿Me estás amenazando? Volvió a increpar la mujer, Ismael inmediatamente le quitó el fajo de billetes de la mano a su madre.

- Todos saben quién eres y dónde vives... puedo ir con este dinero con cualquiera de tus acreedores y decirles que te limpien del mapa... la próxima vez que quieras buscarme por dinero, o tengas la intención de ir a la Policía... cualquiera puede venir a buscarte... les sirves más muerta que viva ¿te quedó claro?

- Por supuesto Ismael, discúlpame por ir a molestarte... no lo volveré a hacer... le respondió la mujer de manera seria. Ismael le tiró el dinero en la cara y se retiró de allí.

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Ismael volvió a la casa del Padre Jeremías, esperaba encontrarse con el lugar vacío, pero el sacerdote se encontraba allí, lo esperaba sentado sobre un sofá con una expresión furiosa en su rostro.

El Monaguillo del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora