¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría.
Santiago 3:13
Algunos días pasaron del extraño suceso que Ismael había presenciado en la habitación del Padre Jeremías y éste bajo ningún concepto se animó a preguntar o tocar el tema en absoluto. Por lo que el asunto quedó enterrado en el pasado quedando simplemente como una extraña anécdota de Ismael relacionada con su estadía en aquella casa.
También luego de algunos días el Padre Jeremías volvió a la congregación de los Carmelitas Descalzos y como sería a partir de ahora, en compañía de Ismael. La Hermana Teresa al verlos llegar, se acercó a ellos a saludarlos con enorme alegría.
- ¡Jeremías! ¡Qué alegría verte otra vez por aquí! La mujer se acercó y recibió al hombre con un cálido abrazo.
- Buenos días Hermana Teresa, le dijo de una manera un tanto seca Ismael, a quien no le había gustado nada que la monja se mostrara tan efusiva con Jeremías.
- Oh! ¡Hola Ismael! ¿Qué tal estás tú también? Le dijo la mujer de manera cordial y le dió un ligero abrazo.
- ¡Teresa, justo eres la mujer que quería ver en este momento! Exclamó Ismael.
- ¿Ah sí? ¿Y a qué se debe eso? Preguntó intrigada ella.
- Ismael quiere tomar unos cursos de catequesis, y no conozco mejor catequista que tú...
- ¿Cuándo te dije eso? Interrumpió sorprendido Ismael.
- El otro día en la cena... ¿no lo recuerdas? Me dijiste que querías adentrarte en la fe católica... le respondió Jeremías...
- Ahhh cierto!! Que olvidadizo que soy... es verdad Hermana, quiero aprender más sobre Dios y me dijo que usted es una experta en el tema...
- Ahh... tampoco tanto jovencito... pero estaría encantada de poder enseñarte catequesis, me gusta que quieras involucrarte con nosotros y profesar la fe católica... le dijo amablemente la mujer – ahora si nos disculpas... ¿podrías dejarme hablar un minuto a solas con el Padre? Los novicios están en la biblioteca, ¿por qué no vas con ellos? Continuó diciéndole ella.
- Está bien, los dejo... dijo Ismael y no muy convencido se retiró de ahí.
La monja rápidamente tomó a Jeremías del brazo y comenzó a caminar con él de manera muy veloz y a la vez enojada, dirigiéndose hacia la oficina del sacerdote dentro de la congregación. Una vez que ingresaron en la misma, la mujer procedió a cerrar la puerta para evitar que nadie pudiera oír lo que tenía que decir.
- ¿Tú estás loco?? ¿se puede saber qué es lo que estás haciendo con ese muchacho todo el día de arriba para abajo?
- Lo estoy ayudando... quiero que salga adelante...
- ¿Acaso no tiene padres, familia?
- He estado averiguando sobre él, sus padres son dos drogadictos que cada dos por tres terminan en la cárcel y pude ver con mis propios ojos que las condiciones en las que vive esa gente no son óptimas para él.
- Pero si servicios sociales no se hace cargo de él, tú no puedes hacerlo Jeremías, ¿no hay parientes a quién contactar?
- Tiene una tía, hermana de su padre... hablé con ella hace un par de días... ella no quiere hacerse cargo de él. Es más, ella quiso traerlo aquí y él se le escapó, supongo yo que debe ser el día que me lo encontré por aquí.
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El Monaguillo del Diablo
Mistero / ThrillerLa vida del Padre Jeremías, un hombre de conducta intachable, con su fe y valores católicos muy arraigados, cambia rotundamente cuando en su camino se cruza Ismael, un adolescente de un barrio pobre. El joven comienza a seducirlo con su aparente in...