— Tu habitación es allá.— dice señalado a mí izquierda, sigo su indicación y dobló a la izquierda encontrado dos puertas.— ¿Cual?.
-—La primera.— él abre la puerta y me adentro en la habitación, me volteó y con unas inmensas ganas de llorar pero no, no seré débil delante de ellos.
— Las llaves por favor.— levantó la palma de mi mano para que me den las llaves.
— Te las daremos pero para eso hay reglas, número uno, no harás una locura ni nada por el estilo, número dos, Angélica te llevará al instituto, tercero, saldrás con nosotros cuando te lo ordenemos. ¿Bien?
—No, no está bien no quiero que me vean con ustedes ni tampoco que me lleven al instituto.
— Si quieres las llaves.— las sacude.— tendrás que acceder.
No sé que hacer, si acepto tendré que salir con ellos y también me llevarán al colegio, pero si no acepto no tendré las llaves y no podré dormir bien sabiendo que pueden entrar en cualquier momento, creo que de todos modos tendré que hacer lo que ellos digan.
— Está bien, dame las llaves. Espero que estén todas las copias aquí.
— Muy bien, y si están todas las copias.— dicho esto me las entrega.
Doy un paso atrás y cierro la puerta en sus caras y le pongo seguro. Me recargo de espalda en la puerta resbalandome lentamente tratando de no llorar y tranquilizarme, dejo las tres llaves en el suelo. Cierro los ojos con fuerza respirando profundo. No, no puedo aguantar más.
Levantó la vista a la izquierda y veo una ventana, me levanto rápido y miro a través de ella.
Trato de abrir pero está con seguro.
¡No!, Golpeó la ventana, ya no puedo hacer nada estoy atrapada aquí.
Me retiro de la ventana y me siento en una esquina, no puedo, no quiero estar aquí, mi vista se cristaliza hasta que mis lágrimas comienzan a cubrir mis mejillas. El recuerdo de los momentos felices que eh tenido con mis padres llega a mi mente haciendo que llore con más fuerza.
Dios ayuda, alguien que pueda ayudarme por favor.
Escuchó golpes en la puerta pero los ignoró, sollozo y lloro, odio esto, odio llorar pero no puedo controlarme.
Me acuesto y me acurrucó en el piso. Cierro los ojos hasta que ya no siento nada.
****
Miro mi alrededor notando que sigo aquí, deseaba que fuera un sueño o mejor dicho una pesadilla pero no, estoy viviendo esa pesadilla, me levanto del suelo aún me duele la vista creo que llore demasiado.
Me acerco a la ventana es de día, bueno hay unos rayos de luz no se que hora es, si se esconde el sol o si está apareciendo, me volteó mirando la habitación, cuando siento pullonazos en mis manos así que las veo estan hinchadas y llenas de sangre ya seca y me preguntó que pasó, pero luego llega a mi cabeza el recuerdo que golpee la ventana de auto con fuerza, trato de pensar en el dolor de mis manos y miro la cama es grande, hay una mesita de noche con una lámpara, también hay un tocador con maquillaje mucho maquillaje, hay dos puertas supongo que una es la del baño y la otra... No sé.
Me acerco a la puerta derecha y la abro es el baño, es grande tiene un espejo enorme y debajo de esta está el lavamanos, hay productos para el cabello, la regadera y el inodoro, cierro la puerta y me dirijo a la otra, la abro y es un armario grande y amplio pero con demasiada ropa, me adentro, es un pasillo recto con cajones y vestidos colgados, en el fondo había un espejo de cuerpo completo.
ESTÁS LEYENDO
CONFUSIÓN AL NACER. ©
Ficção AdolescenteElla tenía una vida normal, era una chica feliz, vivía con sus padres y su pequeño hermano, todo era normal, hasta que unos extraños aparecieron de la nada y dieron un cambio drástico en su vida, obligándola a ir con ellos y no volver con sus padres...