Ambos caminamos mirando los juegos y locales donde puedes comprar variedades de cosas así sea comida como también juguetes y peluches.
– Bien ¿En que atracción quieres montar primero?.– pregunta Frank deteniéndose y mirándome interrogante.
– Mmm... No lo sé, ¿Que me recomiendas tú?.
– Mmm... ¿Montaña rusa?.– sonríe de medio lado elevando una ceja.
– Por mí está bien.
– Por mí también, es que te pregunto porque talvez te da miedo la altura o que sé yo.– se encoge de hombros.
La verdad es que la altura me aterra pero no pierdo nada en intentarlo de nuevo, se preguntarán ¿porque de nuevo?, bueno, recuerdo una vez que vinimos mis padres yo hace un par de años, nos subimos a la atracción cuando comenzó, me sentía feliz y todo bien pero cuando comenzó a subir y bajar y dar esas curvas pronunciadas ¡Demonios! Me puse a gritar como loca y a decir cosas tan estúpidas como “¡¡Dios ayúdame no quiero morir!!” “ ¡¡ya me quiero baja!!” “ ¡¡Ayuda!!” “¡¡mami ya me quiero bajar!!” “¡¡voy a morir!!” luego cuando terminó, nos bajamos obviamente yo fui la primera en bajar, mis padres se burlaron de mí por semanas me decía “la que no se quiere morir en la montaña rusa” si, mis padres me hacían bullying pero no tenía más que aguantar sus burlas. Extraño mucho eso.
– No te preocupes, vamos.– miento y retomo la marcha a la aterradora montaña rusa.
Luego de esperar en la fila y ver gente como gritaban y algunos reían yo me sentía nerviosa, en un par de minutos seguía nuestro turno de subir, subí y me senté al lado de Frank, él se mantenía relajado mientras que yo ya me quería bajar, ¡Diablos! Porque accedí a subir en esta mierda.
No pierdas la cabeza, Emma se fuerte, respira hondo.
Siento como el carrito se estrese y luego avanza lentamente, yo me aferró al barandal con fuerza.
– ¿Tienes miedo?.– pregunta mirándome y sonriendo burlón.
Niego con la cabeza y sonrió nerviosamente.
El carrito comienzo a subir más y más y mi miedo comienzo a crecer hasta sentir un pequeño vacío en el estómago, cuando el carrito llegó a la punta ya me veía muerta, bajo con rapidez, el pequeño vacío que tenía se había vuelto enorme, tenía ganas de gritar con todas mis fuerzas, mire a Frank por el rabillo del ojo pero él sonreía yo en cambio me sentía horrible, el carrito serpentió y volvió a subir y bajo con rapidez de nuevo, solté el barandal y me abrase al brazo de Frank involuntariamente y cerré los ojos con fuerza, sentí como se tensó por un momento pero luego se relajó.
Sentía como el carrito se estremecía, subía y bajaba con rapidez, hasta que comenzó a frenar.
– Ya llegamos, Emma.– me informa Frank.
Abrí los ojos y miré hacia arriba donde Frank mantiene un pequeña sonrisa, no burlona si no tierna.
– Mmm... ¿Ya?.– tartamudeo.
– Si.– su mirada baja a su brazo que aún aferró con fuerza.
– Lo siento.– suelto su brazo.
– ¿Porque no me dijiste que tienes fobia a la altura?.– pregunta mirándome fijamente y quitando un mechón de pelo de mi cara.
– No lo tengo solo...
– ¿Pensaste que me burlaria de tí?.
Sí.
– Emma, yo no me burlaria.– eleve una ceja, obviamente no creyendo lo que dice.– bueno tal vez un poco, pero me hubieras dicho.
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CONFUSIÓN AL NACER. ©
Ficção AdolescenteElla tenía una vida normal, era una chica feliz, vivía con sus padres y su pequeño hermano, todo era normal, hasta que unos extraños aparecieron de la nada y dieron un cambio drástico en su vida, obligándola a ir con ellos y no volver con sus padres...