CONFUSIÓN AL NACER. ©

CAPITULO 3. Saliendo Con Ellos.

Escucho en el fondo unos golpes en la puerta, me renuevo en la cama con pereza y me cubro la cara con la suave almohada.

¿Quién demonios osa interrumpir mi sueño tan descaradamente?.

— Emma, soy Angélica.

—¡Diablos!.— susurro.

Presionó la almohada en mi rostro tratando de dormir de nuevo, pero los malditos golpes en la puerta no me dejan.

—¿Que carajos quieres?.— pregunto con fastidio.

—Solo quiero hablar contigo, no tienes porqué hábleme así.— me está hablando enserio o me está jodiendo.

—Habla entonces.

—¿Me dejas entrar?.

—No.— digo con frialdad.

— Por favor.

Esta vieja comienza a irritarme, me levanto de la cama de mala gana y me acerco a la puerta pero no la abro.

—No voy a dejarte entrar así que habla de una vez.

—Por favor, solo quiero hablar y ver cómo estás.

—Para hablar conmigo no necesariamente tienes que verme, escucho con los oídos no con los ojos y sigo viva lastimosamente, así que no necesito tu lastima.

— Está bien pero por lo menos abre la puerta, Tranquila no entraré.

Mi paciencia es mi poca.

Busco las llaves y abro, me asomo sin abrir mucho.

—Ahora sí ¿Que quieres?.

— Solo quería decirte que mañana saldremos a una fiesta de tu padre, es a las seis de la tarde.

—¿Mi papá?.— preguntó con confusión.

—Si, Esteban.

—El no es mi padre y además no me apetece ir.

—Recuerda lo que te dijo tu pad...— levantó una ceja y ella cambia lo que va a decir. —Esteban que si no sales con nosotros te quitará las llaves.

¡Mierda es verdad!.

No quiero ir para que los demás me vean con ellos y me presenten como su hija, eso es algo que no me gustaría, pero... si voy con ellos... podría aprovechar ya que habrá mucha gente, y escaparme.

Por fin utilizaste es cabeza ¡felicitaciones!.

¡Cállate!. Como siempre el problema es donde iré si puedo escapar, ya que no sabré donde estaré, esto si es un problema pero lo resolveré.

— ¿Emma?—pregunta sacándome de mis pensamientos.

—Ahh... Esta bien iré.

—¡¿De verdad?!.—asiento.— bien, te buscaré un vestido hermoso para que te lo pongas, se que te verás hermosa, ¡oh! y también pintaré tus uñas y te maquillare.— expresa rápidamente dando pequeños saltos de emoción.

— No necesito tu ayuda, puedo coger cualquier vestido, tacones y arreglar mi pelo como sea.—digo sin emoción.

La verdad soy una chica que usa muy poco maquillaje.

La observó y hace una mueca de disgusto.

— Solo quiero que te veas bien, porque allá va haber una persona especial, se que te agradara.— dice con una sonrisa extraña.

—No me interesa.

— Está bien, ¿Pero si me dejaras ayudarte?.

—¿Si digo que si, dejaras de fastidiarme?.— expresó de malas.