Me acerque a la puerta de Frank y suspiré. Ya había dejado mi mochila en mi habitación no me quité el uniforme porque conociéndome lo tomaría como escusa y no haría lo que se supone tengo que hacer.
Levanté mi mano y luego de luchar con la cobardía toqué dos veces la puerta, sentía un vacío en el estómago.
Nada, no abría. Volví a tocar.
– ¿Quién es?.– escuché la voz gruesa de Frank detrás de la puerta.
Luego de unos segundos abrió la puerta, su mirada me examino de pies a cabeza con su ceño fruncido.
– Hola.– lo saludé, su aspecto era deprimente tenía ojeras debajo de sus ojos y estaba sin afeitar, su cabello estaba desordenado. Era un desastre.
– ¿Emma? ¿Que haces aquí?.
– Mmm... Este... Bueno... Yo...
Me abrazó con fuerza y beso mi mejilla.
Hice una mueca cuando sentí su barba raspar mi mejilla.
Luego me libero de sus brazos.
– E venido a hablar contigo.
– Claro, pasa.– se hizo a un lado para que yo pudiera entrar, titubie pero al final entre.
Al introducirme en su cuarto mis fosas nasales se inundaron con un aroma masculino
– Quiero que me escuches y no me interrumpas.– dije sentándome en el borde de su cama.
Nunca había entrado aquí, su habitación era grande al igual que la mía, pero lo que me sorprendió era que tenía un pequeño estante con unos cuatro libros, tenía curiosidad de saber si leía y de que se trataban, pero hoy no sería, también tenía una consola de videojuegos, cosa tan normal en una habitación de un hombre.
Asintió.
– Está bien.
– Bueno...– suspiré.– Tu sabes que ésto que está pasando entre los dos, no puede seguir, sé que tú dices que ¿porque? Pero con el simple hecho de que somos hermanos debe contestar tú pregunta, tienes que aceptarlo, los dos no podemos estar juntos por más que queramos... Y pues como ya que dije, y no es que quiera echarle más leña al fuego, pero sabes que me gusta Enrique y no lo puedo evitar, él me a dado apoyo cuando lo e necesitado y me quiere, antes pensé que no lo hacía del mismo modo que yo, pero sí lo hace.
– Lo entiendo, Emma se lo que me quieres decir, solo te pido que me des tiempo para que pueda asimilar las cosas, se que no me corresponderas porque amas a otra persona y... Bueno porque somos hermanos, pero ¿Sabes algo? Eso es lo que menos me preocupa, pero trataré de no pensar en ese jodido sentimiento que tengo hacia tí.– se agachó frente a mí y puso sus manos en mis piernas.– será difícil pero lo haré, y no olvides lo que te dije.
Fruncí el ceño confundida, pero él sonrió débilmente.
Su mano viajó a mi mejilla derecha y la acaricio.
– Si él no aprecia tu amor yo sí lo haré, recuerda que puedes buscarme cuando quieras que estaré hay para tí.
– Gracias Frank, no sabes cuánto significa para mí que por fin lo entiendas.– le dedique una pequeña sonrisa.
– Si, lo sé.
– No me gusta verte así decaído, tienes que afeitarte y dormir bien.
Asintió.
– Lo haré.
– Si lo harás, y ahora.– puse mis manos en sus hombros.– vamos.
Me miró confundido.
– ¿A donde?.
– A donde más, al baño a afeitarte.
Sonrió y asintió poniéndose de pie.
– Está bien.
Entramos al baño me pidió que lo afeitara, nunca antes lo había hecho, y él se dio de cuenta ya que sin querer lo corté dos veces con la cuchilla de afeitar.
– Creo que ya.– dije pasando mis dedos por su barbilla.
– Bien.– levanté mi mirada y se encontraba mirándome fijamente.– será difícil.– susurro.
Obviamente entendía a lo que se refería.
– Ya puedes lavarte.
Asintió y lavó su cara luego la secó con una toalla.
– Gracias Emma.
– No es nada, ahora debes descansar un buen rato.– dije tomando sus manos y llevándolo de nuevo a la habitación.
– Si, en estos días no me daba sueño, pero ahora, demonios si que tengo ganas de dormir por unos cuatro días.
– Que exagerado eres.– sonrió.
Sus manos apretaron las mías recordándome que aún las tenía sujetadas, traté de soltarlas pero lo impidió.
Suspiro y acerco su cuerpo al mío, su barbilla descanso sobre mi cabeza y yo puse mi mejilla en su pecho, su corazón latía con fuerza, se sentía bien estar así. Cerré los ojos.
Unos golpes en la puerta hicieron que ambos nos separaramos de golpe.
– Joven Frank, el almuerzo ya está servido.– reconocí la voz de María detrás de la puerta.
– Está bien, ya bajo.– me miró y sonrió.
– Creo que deberíamos ir, de seguro también me a llamado para que bajará... diablos pensará que estoy molesta o al así.– dije con preocupación.
– No te preocupes, después le explicarás.
Asentí y salimos de la habitación.
Ese pequeño nudo que tenía en mi estómago había por fin desaparecido, sé que para él será difícil no lo porque lo haya dicho, su expresión lo decía y en la forma en la me miraba.
Él se había convertido en la única persona de esta casa claro esta después de María que se había ganado un mi cariño.
Y no quería perder eso.
★****★
HOLISS personita hermosas...
Yo aquí de nuevo.
Un nuevo capítulo, es corto pero weno.
Los quiero, los amo ❤.
BECHOSS...
¡Feliz Navidad!.
Bai
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CONFUSIÓN AL NACER. ©
Novela JuvenilElla tenía una vida normal, era una chica feliz, vivía con sus padres y su pequeño hermano, todo era normal, hasta que unos extraños aparecieron de la nada y dieron un cambio drástico en su vida, obligándola a ir con ellos y no volver con sus padres...