En ocasiones, los recuerdos tienden a diluirse con el tiempo, por suerte las conversaciones que se tienen en Second Life quedan guardadas en tu computadora. Así que, para contar este episodio digamos...un poco complejo de mi segunda vida, me vi en la obligación de documentarme, decidí revisar un archivo bastante extenso de charlas que sostuve durante más de un año con el personaje central de esta parte de mi historia: Aedes* (quiero decirles que al escribir esta parte no dejo de pensar en que si alguna vez él lee esto seguro se le esponjará el ego a proporciones inimaginables... pero, bueno, volvamos al momento en que conocí a este sujeto en The box...).
Bien, como les había dicho, Aedes me ofreció amistad y cuando lo hizo yo no estaba usando mi cuenta SL, es decir, mi avatar de nombre Terpsícore, sino el que había hecho Mostro y que llevaba por nombre Claudia. Y allí estaba, sentado en aquel sillón naranja marca Nerezzo Furniture (el cual tenía muchas poses...digamos, "cariñosas"). Me pidió que me sentara junto a él... bueno, en realidad, me pidió que me sentara en sus piernas, le dije que no (era probable que sucumbiera ante tantas animaciones, así que, consiente de mi débil naturaleza, decidí decirle no a la tentación). Sin embargo, para estar a tono con el lugar y con la personalidad de Claudia, mi hija Galleta, le di un click al pole y me puse a bailar frente a él mientras charlaba y conocía un poco más a Aedes. Conversamos de muchos temas, por ejemplo, me preguntó qué hacía en ese sim, le conté que era parte de un clan de vampiros, pero no era vampira, que solo hacia de una humana a su servicio (no le hablé de mi otro avatar, que si era vampira, con el que también hacía parte de un clan y era la primogénita del líder). Le dije que había pasado en The box, poco tiempo y que apenas lo había conocido dos días atrás cuando un amigo (es decir, Mostro) me había llevado. Indagó con mucha sutileza si tenía algún vínculo amoroso con alguien en SL apenas le hablé de Mostro. Me preguntó si ese amigo que me había llevado allí era algo más que eso, un amigo. Así que sin darle demasiados detalles, le dije que Mostro era solo eso, un amigo y le dejé claro que el romance no me interesaba y que tampoco el freesex era lo que buscaba, le dije que mi amigo me había hablado del lugar y le pedí verlo por curiosidad no más. Le respondí: "Pues no todo el que está aquí viene por freesex, por mi parte llegue por curiosidad y según me cuentas, tu llegaste aquí por la música, ¿o eso no fue lo que me dijiste?" Ya con esto no pregunto más.
Hasta ese punto Aedes me parecía divertido, era muy buen conversador. Esa mañana me despedí de él y el mismo día, en la noche entré a SL esperando encontrarlo conectado, pero no fue así. A la mañana siguiente, muy temprano, lo encontré on line (y he de confesar que sentí una emoción, entre alegría y ansiedad...eso que llaman "maripositas en el estómago"...). Tan pronto me conecté, Aedes me saludó y me invitó al lugar en el que él estaba, le pedí un minuto mientras cambiaba de ropa a Claudia y moría de los nervios.
Me dio teleporte y llegué a un jardín de ensueño, me invitó a sentarme en un columpio y mientras las animaciones se ponían en funcionamiento y el me empujaba y yo me balanceaba suavemente, conversamos en esa misma posición por más de una hora, en esa ocasión el me preguntó mi nacionalidad (soy colombiana), mi edad y una o que otro dato de mi RL como a qué me dedicaba (le dije que trabajaba en una universidad, pero no le dije que hacia allí exactamente. Tiempo después me di cuenta que él asumió que dictaba clases. Nunca llegue a contarle que soy psicóloga de profesión y que mi trabajo realmente era en el departamento de Bienestar Universitario). Yo hice casi lo mismo y así supe que mi nuevo amigo era médico, que era tres años menor que yo y trabajaba en un hospital en la parte administrativa, cuando tocamos el tema de su nacionalidad, Les copio la conversación, queridos lectores, porque quiero que la tengan en cuenta, más adelante, y ya verán porque:
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Segunda Vida, Miles de Historias
Non-FictionSumergirse en la web, a veces puede ser una experiencia apasionante y peligrosa. Puede ser bastante común que en este planeta interconectado, un amigo te invite a unirte a un nuevo juego y lo que percibas en un principio no sea ni la mitad de lo que...