Cuando supe que era el catfishing, aquel morbo de ser otro en el internet, supe que ese sería el nombre del último avatar que haría en SL. Aedes usó las múltiples y variadas apariencias de las que disponía en el simulador para engañar, para burlarse de los sentimientos de muchas chicas. Pero un catfish (bagre en español) es aquel pez que hace que los bacalaos, atrapados por pescadores, se mantengan activos y alertas durante el largo viaje de regreso al puerto. Hay en la vida, creo, que agradecerle a estos bagres que nos hacen estar siempre vigilantes.
Zancudo y bagre al mismo tiempo, Aedes era (o es) realmente un patán, de eso no hay duda. En este punto necesario aclararles que patán y mujeriego no es lo mismo. Todo patán es mujeriego pero no todo mujeriego es un patán. Hay quienes no buscan pareja estable, dejan las cosas claras desde un principio porque así nadie engaña a nadie, se hace un acuerdo que ambas partes deciden si aceptan o no. Hay unos mujeriegos que sueltan un poquito de sinceridad revuelta con una dosis de mentiras, y si, no son tan despreciables como el patán, aunque no dejan de ser personas sobre las que no puedes hacerte muchas expectativas.
Un patán es alguien que, con engaños y endulzándote el oído de a poco, consigue tu entera atención y crea una dependencia en ti. Ese es el modus operandi de nuestro personaje, el zancudo. En un momento él podía desaparecer y aparecer para confirmar que tenía el poder sobre mí. Lo hizo conmigo, lo hizo con Yulita, con Escarlata y quien sabe con cuantas más. Un patán no te da tu lugar, no sabes que esperar de él y si le haces algún tipo de reclamo, te trata o te hace ver como una loca o estúpida, su mecanismo de defensa es ofenderte, ponerse a la defensiva hacerse la víctima. Eso lo comprobé cuando supe de su engaño y tomé el camino incorrecto de encararlo. Enseguida me di cuenta que hacerlo confesar su infidelidad era tiempo perdido, solo me quedé cuando tuve la sospecha de la manipulación que intentaba hacer con su cuenta de Pedrito. No sé si aquello fue una auto-excusa para no soltarlo o un genuino interés en desenmascararlo, pero créanme que al final del día estaba totalmente segura que era más de lo último que de lo primero.
Creo que Yulita, Escarlata y cualquiera que se haya topado con un personaje de estos, estará de acuerdo conmigo en que, una relación con un patán es de arriba hacia abajo, en una curva, en una espiral permanente, y a medida que el tiempo pasa, las subidas se hacen cada vez más intensas y las bajadas cada vez más duras, es veneno y antídoto al mismo tiempo. Pero esos momentos en los que te hace sentir increíble no valen la pena, en contraprestación a como manipula tu autoestima, un tipo así es una enfermedad, es un cáncer y cuando estas atrapada, piensas que él es la cura, pero no es así. Estas personas al principio pueden ser encantadoras, son hombres que se venden como el príncipe azul, te ofrecen momentos increíbles, es el ideal para ti y tu realmente piensas que nadie te ha hecho sentir tan especial, eso es lo que genera el enganche y más adelante, la dependencia. Un patán como Aedes-Pedrito sabe exactamente que botones hay que oprimir para obtener de ti ciertas reacciones, de esta forma saben cuándo estas enganchada, porque tus respuestas están predeterminadas.
Cuando esto pasa, entonces por lo general, los patanes cambian y se muestran como realmente son, cuando supe del engaño del señor Zancudo, era consciente que había "algo" que no me dejaba soltarlo, cuando analicé cuales eran las respuestas que él esperaba de mi con cada botón que oprimía, empecé a dárselas a propósito. De esta manera, estábamos en un juego en el que él me quería manipular y yo, intentaba hacerle lo mismo asumiendo el papel de la "muerta de amor". Sin embargo, cuando no te das cuenta que te están manejando a su antojo, cuando ya estas enganchada y él se las da de "inalcanzable" "de rogar" y se aleja pero no te deja, en ese punto, puedes llegar a obsesionarte pensando que tal vez algo hiciste mal, se genera una culpabilidad en ti y de ese tipo de energía es que se alimenta su ego podrido. Y es que les fascina tenerte así, suelen venderse como alguien con una alta demanda en lo sentimental (todas quieren con él) y, según el patán, deberías sentirte afortunada por tenerlo, es entonces cuando lo percibes como un premio. Zozobra, intranquilidad, rivalidad con otras mujeres e incertidumbre es lo que empiezas a experimentar. Llegas a sentir que no eres la mejor de sus opciones, entonces, lo que sigue es que aparecen otras y tu empiezas a pensar que te inventas para retenerlo, comienzas a ceder en una cantidad de cosas que tal vez no contemplabas hacer. Ellos esperan que les proporciones ciertas respuestas y en el momento que no lo haces empieza el descontrol por parte del patán, su manera de validarse es esa. Se alimenta su ego al ver que te tiene bajo su control, se siente satisfecho al ver que ya logró generar una dependencia emocional. Cuando te cuenta de las mujeres que ha conocido lo hace para generarte intranquilidad, eso era lo que Aedes-Pedrito quería conseguir de mí, el día que me contó cómo conoció a Escarlata. Así que si no haces preguntas para averiguar más allá de la información que te está dando, le dejas claro que no te interesa brillar más que ninguna, el problema fue, que en esa oportunidad, me dejé llevar en la dirección que él quería y empecé a preguntar y al final, mi sarcasmo delató mis enormes celos.
Él se vendió ante mí en un principio como la pareja perfecta, usando un disfraz de falsa modestia. Como todo patán fue sumamente encantador, y sabía qué hacer y cómo actuar para aparentar lo que no es.
Por eso es importante no idealizar en el amor, todos los seres humanos tenemos un lado oscuro y al patán hay que darle su tiempo para que muestre su verdadera cara. No debes permitir que esa persona se convierta en el centro de tu vida, hay que decirle no a las relaciones toxicas, saber reconocer cuando estamos envueltas en una de ellas. Muchas veces el miedo al dolor o al abandono, a no querer pensar lo triste que será cuando esa persona se vaya no nos deja liberarnos. Hay que darse cuenta de la situación en forma objetiva y racional, sacar toda emoción fuera, entender que si el "caballero de brillante armadura" se va, es mucho mejor, se gana más de lo que se pierde. Hay muy pocas posibilidades que un patán cambie por lo que es mejor alejarse lo más que se pueda
Solo quiero, para cerrar esta historia, decirles de mí que nunca he sabido jugar en el amor al gato y al ratón...estoy acostumbrada a decir lo que pienso, lo que siento y lo que espero. Esta es una desventaja, sobre todo en el terreno de las relaciones. Aunque los hombres se quejan todo el día de querer que las mujeres digamos lo que realmente pensamos, en la práctica aman la cacería, aman que les digamos "no" pero que esa "no" sea un "si" camuflajeado (como dice Ricardo Arjona en su canción). A los hombres les gusta sentirse cazadores, les gusta asechar a su presa, perseguirla, trabajarla y convencerla para sentir que se ganaron un premio. Para muchos entre más difícil, mas clavados están. Aman la cacería. Por mi parte, si yo conozco un tipo y me gusta, no me preocupa que se me note. Si me invita a salir y puedo, le digo que sí, no le invento excusas para hacerme la difícil. Si salimos y me parece guapo y encantador, se lo digo. Si me cuenta algo le pongo atención. Si las cosas se dan y la química surge, me acuesto con él, no importa si es la primera cita, la tercera o la decimocuarta. No disfrazo mi vida, digo que adoro comer toda clase de comida que engorda, que los fines de semana no me peino y que odio tender la cama. Claramente no se actuar a ser el ratón. Odio el tire y afloje de la cacería. Pienso que si empezamos a jugar más a ser nosotras mismas y menos a ser "ratoncitas huidizas" las relaciones serían más fáciles de llevar...no sé, eso pienso...
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Segunda Vida, Miles de Historias
Kurgu OlmayanSumergirse en la web, a veces puede ser una experiencia apasionante y peligrosa. Puede ser bastante común que en este planeta interconectado, un amigo te invite a unirte a un nuevo juego y lo que percibas en un principio no sea ni la mitad de lo que...