Kapitel eins

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Su territorio era extenso, amplio y rico en diversos recursos agrícolas para la supervivencia de sus habitantes. Contaba con una gran cantidad de animales que, gracias a su sacrificio, abastecían de comida, ropa y telas a los pobladores. Se podía decir que quien nacía dentro de los límites del territorio del reino de Gmunden era afortunado.

Gmunden o, también conocido como, el reino del norte estaba situado justamente y como su nombre indicaba en el norte de un único y gran continente en el mundo. Tomaba, por lo menos, la mitad de éste entre su dominio, bajo el cual también se encontraba el bosque Wiernerwald. Este último era un bosque con numerosos árboles gigantes, además de diferentes criaturas mágicas que sobrevivían dentro de sus fronteras.

Las personas del reino mantenían una estrecha relación con el bosque, ya que éste proveía los habitantes de Gmunden de dones, magia y poderes. Los seres humanos contaban con un elemento de la naturaleza que podían aprender a manipular, mientras que desarrollaban otros poderes o hechizos que podrían ser de utilidad en una vida de guerreros o de pueblerinos. Tener el favor de Wiernerwald era crítico para la enseñanza.

Este gran reino tenía una de sus fronteras al sur, justo al llegar al río Ágor que los separaba del reino del sur: Längenfeld. Pero no era eso lo que más los diferenciaba de sus vecinos sino el clima.

En Gmunden existía una compleja y extraña relación con el clima del territorio, pues éste dependía del estado de ánimo del mismísimo pueblo. Así es. Si el pueblo se encontraba sufriendo por alguna razón, lo acompañaba el cielo con sus gotas de lluvia, como si comprendiera su dolor. A su vez, si el reinado celebraba y se encontraba feliz, el clima también los acompañaba bañándolos con un sol radiante durante el día, mientras que una luna gigante y luminosa alumbraba sus caminos durante la noche. En cambio, en cuanto los súbditos se encuentren tensos, con miedo o angustia, se despertaba un temporal que dependía de la intensidad de los sentimientos de los pueblerinos.

Las últimas treinta lunas Gmunden había gozado de un clima soleado y despejado. La intensidad del sol era perfecta para que las casas de madera y barro levantadas alrededor de un gran castillo eviten usar la leña del bosque Wiernerwald como calefacción, por lo que habían ahorrado suficientes troncos en caso de que alguna emergencia se presentara.

¿La razón? La familia real estaba preparándose para recibir al primogénito o primogénita que accedería al trono en cuanto el rey actual lo abandonara. Era el primer hijo del rey Kim GeumSoo y de la reina Kim SooMin.

— ¿No le parece que el día de hoy hemos gozado de un clima realmente bueno? —preguntó un hombre de hombros anchos, pero de baja estatura.

— Es porque se rumorea que la reina dará a luz hoy. ¡Será el nacimiento del primogénito! También puede ser una niña. —respondió una muchacha de cabellos anaranjados, ojos verdes e infinidad de pecas, mientras le tendía al pequeño hombre una bolsa de tela con remolachas en su interior, en tanto ella recibía un pescado fresco de parte del sujeto.

— ¡Todo saldrá bien! ¡Larga vida al próximo rey de Gmunden! —mencionó el hombre antes de salir de la tienda de trueques que estaba al centro del reino.

— ¡Larga vida! —respondió la hermosa propietaria.

Los ánimos de los habitantes no podían ser mejores. Un primogénito significaba estabilidad política y económica. Volvía a haber alguien en la línea de sucesión al trono, por lo que, los pueblerinos podrían despreocuparse de alguna revuelta en caso de que los reyes no pudiesen dar a luz a alguien que tomara su lugar algún día.

El palacio se erguía orgulloso al norte del reino. Aquel castillo real de Gmunden tenía cinco torres gigantes hechas de piedras cuadradas. Las torres estaban unidas por altos pasillos que las conectaban formando una línea triangular, pues la torre más grande estaba a la mitad, mientras las dos medianas se encontraban una a cada lado, ligeramente más atrás y, finalmente, las torres más pequeñas estaban al final, en las esquinas.

Hallstatt - YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora