Kapitel dreizehn

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SoHye convertida en una estatua de piedra, TaeHyung destrozado a sus pies, los hombres de piedra avanzando por entre medio de su ejército, sus hombres siendo destrozados, la traición. Todo lo golpeó de golpe y sin aviso.

El suelo de Gmunden estaba teñido de color carmín, pero no era la sangre que deseaba, era la sangre de su pueblo. Y en cierto sentido, la sangre de su hermana.

El hecho lo impactó de momento. Fue como si le hubiese estallado en la cara. Volvió a sentir la sensación de la pérdida, semejante a haber perdido algo de él, de su cuerpo, de su personalidad. Y lo peor de todo es que Nepenthes no lograba hacer el efecto deseado. Era demasiado fuerte, el dolor era demasiado intenso y lograba debilitar el efecto de la planta.

El cielo se oscureció, las nubes taparon cualquier señal de luz en el reino de Gmunden. El viento comenzó a golpear con fuerza el campo de batalla, con SeokJin de rodillas. Aquel temporal cambió su curso y justo frente a ellos, por donde venía el ejército de Vevey, se formó un gran tornado que comenzó a tragarse todo a su alrededor. No discriminada entre soldados de Gmunden o los hombres de piedra. Simplemente los tomaba y los hacía desaparecer. SeokJin gritaba de ira, de dolor, de traición.

El propio ejército de Gmunden se vio obligado a escapar para salvar la vida de los soldados que habían sobrevivido, pero hubo seis personas que no se retiraron, seis soldados que se mantuvieron al lado de SeokJin: YoonGi, Hoseok, NamJoon, Jimin, TaeHyung y JungKook.

YoonGi decidió aprovechar la situación, intentó acercarse al desastre armado por SeokJin, con cuidado de no ser elevado por él. Usó a la tierra de conductor e hizo llegar una tormenta eléctrica hacia el tornado, con ayuda de su elemento el rayo.

— ¡Hagan lo mismo! ¡Necesitamos dañar a su ejército y debemos a aprovechar esta situación! — les gritó a los demás.

TaeHyung y NamJoon aún seguían algo reticentes a escuchar las palabras de un traicionero de Längenfeld, pero Hoseok habló.

— ¡Por favor! ¡Si quieren salvar a Gmunden escuchen a YoonGi! ¡Sabemos que no tenemos siquiera derecho a pedirles esto, pero por ahora sólo nos queda unirnos!

Fue así como TaeHyung y NamJoon bajaron la guardia. El primero en unirse a YoonGi fue Hoseok, quien hizo llegar su elemento, el magma, volviendo al tornado de un tono anaranjado. Le siguió JungKook, quien intensificó la temperatura con el fuego que brotaba desde sus manos. Jimin, por su parte, introdujo flechas de hielo dentro, todas las que pudo, todas las que podían hacer daño.

TaeHyung unió el agua al poco tiempo, expulsó su elemento desde sus manos y el solo hecho de observarla le recordó a la única mujer de la cual se había enamorado. La mujer con la que había compartido su elemento, la mujer que había muerto frente a sus ojos. Pero en ese momento no había tiempo, no podía llorar, no debía lamentarse. Había una guerra que ganar y con eso en mente luchó por concentrarse en la batalla.

El desastre que habían creado comenzó a tragarse a los hombres de piedra. No pudieron seguir avanzando hacia ellos, pues aunque eran mucho más grandes y pesados, con su cuerpo completamente hecho de piedra, el tornado no tuvo problemas para tragárselos. Aquello obligó a que el ejército de piedra de Vevey decidiera retirarse, informando por medio de Admes o Somin, al ejército de Zermatt.

╰დ╮╭დ╯

El rey Jackson corrió hacia la retaguardia de su propio pueblo. Sabía que tendrían problemas para contener a los hombres de Zermatt. Ellos no estaban acostumbrados a las peleas cuerpo a cuerpo, por lo que eran un enemigo fácil.

El rey aún no comprendía del todo lo que estaba pasando, pero una cosa le quedaba en claro, ambos pueblos habían sido traicionados para que pudiesen atacarlos y vencerlos. Lo peor de todo es que su plan estaba dando resultados.

Hallstatt - YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora