Sucio, duro, obsceno, apresurado, apasionado, deseoso, mezclado con un amor determinado. Jimin mantenía a JungKook contra la pared, siendo imposible poner sus manos lejos del cuerpo del menor.
Le estaba besando la boca con fuerza, con un deje de ansiedad por sus labios. Estaban insertos en una danza entre sus bocas. Sus lenguas aprovechaban para rozarse con fiereza, una contra la otra, mientras ellos buscaban la forma de frotar sus cuerpos.
— ¿Qué me has hecho, Jimin? — preguntó JungKook con un tono lastimero, como si realmente le dolería estar en una situación así con él.
— Solo he acariciado los lugares correctos. — respondió el muchacho, coqueto. Sonrió contra sus labios, porque no se había apartado ni un poco para responder.
¿Qué podía hacer? Jimin había vencido todas las barreras que puso entre ellos. Las golpeó una por una. Su hielo quemó todavía más que el fuego de JungKook y lo venció.
Sabía que estaba en un error, sabía que sus pasos eran equivocados y que podía costarle muy caro, pero la piel de ese muchacho bajo sus dedos era todo lo que le nublaba el juicio en ese momento. Mientras estuviese cerca de Park Jimin, él no podría liberarse de él.
Tomó su cintura y lo giró para ponerle contra la pared. JungKook tomó el mando de la situación cuando sus labios acabaron contra su cuello, succionando la zona, buscando dejar una marca, algo que le perteneciera.
Estaban escondidos en una de las tantas habitaciones del castillo. El lugar estaba repleto de polvo y, probablemente, no había sido abierto hace varios años, pero habían encontrado la guarida perfecta para dejar salir sus deseos anhelantes y desenfrenados.
— Hey, tenemos que parar. —mencionó Jimin contra el oído del menor. Dejó un beso soso sobre su piel. — No podemos ausentarnos demasiado.
— ¿Nos juntaremos más tarde? — preguntó el muchacho.
— Sí, te lo prometo.
Antes de partir, se dieron un beso más. Esta vez fue diferente, porque fue lento, suave, cálido. No estaba la pasión desbordada de hace un par de minutos atrás sino el sentimiento impreso entre sus labios.
TaeHyung se encontraba cumpliendo con una de sus nuevas responsabilidades. Se había comprometido a enseñarle a controlar su elemento a la hermana de SeokJin, y TaeHyung era un hombre de palabra.
— Más suave, más suave. —le ordenó.
La muchacha estaba rígida, con los dedos apretados y la vista fija. Estaban en el campo de entrenamiento que los había reunido las últimas semanas. TaeHyung estaba parado al lado de la menor, para socorrerla en caso de que llegase a lastimarse.
— Princesa, está usted demasiado tensa. — le habló. Podía darse cuenta porque sus manos temblaban ligeramente.
— Esto es más difícil que la última vez. —respondió la muchacha con dificultad mientras intentaba lanzar aquella flecha con fuerza y a un punto en específico.
— Claro que sí. Se pondrá más difícil en cada entrenamiento, pero usted está avanzando muy rápido. — la felicitó.
De momento, TaeHyung se puso tras la muchacha, la rodeó desde atrás y posó sus manos encima de las ajenas y las acarició delicadamente. Intentaba relajarla, para que lograse el objetivo. Aunque, no podía negar que el ligero roce le provocó una aceleración al ritmo de su corazón. No supo por qué y no quería pensar en ello.
— Relaje los dedos, eso es. — sonrió al darse cuenta de que la mujer lo estaba consiguiendo. Había dejado de temblar.
Sin consultarle, SoHye lanzó la flecha con fuerza y puntería. Iba rápido, muy rápido. Hasta el guardia se sorprendió de la velocidad que había alcanzado, pero antes de que llegara al tablero, SoHye saltó a modo de celebración.
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Hallstatt - YoonJin
Fiksi PenggemarSeokJin es el príncipe del reino de Gmunden o, también conocido como, el reino del norte. Dentro de este reino hay poderes, magia y criaturas fantásticas, pero eso no es lo que lo diferencia del reino de Längenfeld o reino del sur, sino un extraño s...