Kapitel vier

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El servicio a la corona como miembro de la guardia real era a tiempo completo. No había un momento en que no tuviesen que estar pendientes de la familia de la nobleza, atentos a cualquier ataque que pudiese perpetuarse desde Längenfeld. Esta vez, era la única de las pocas ocasiones en que se les daba algo más de libertad.

Luego de que el rey se haya escabullido fácilmente del banquete de bienvenida a sus nuevos guardias, el festín continuó con normalidad. No duró demasiado ni se comió mucho gracias a la difícil época de escasez que estaban atravesando. Justamente, finalizando la fiesta, Jimin, TaeHyung y NamJoon se acercaron a sus nuevos compañeros.

— Acabando la aburrida fiesta de bienvenida tendremos una reunión más pequeña pero más divertida. Es tradición de la guardia real dar la bienvenida con unos tragos. — comunicó el más alto de todos, quien finalizó su discurso con una sonrisa que remarcaba unos hoyuelos traviesos en sus mejillas. — Soy NamJoon.

Seguido de él, se presentaron todos los demás. La verdad era que los antiguos miembros estaban bastante agradecidos de tener nuevos camaradas. Luego de la pérdida de los anteriores las tareas se habían duplicado sobre sus hombros. Esta añadidura representaba un poco de descanso en sus ajetreadas vidas.

— ¿Dónde hacen la reunión? No creo que sea buena idea salir del castillo y dejar al rey solo. — respondió quien se había presentado como JungKook.

— Es dentro del castillo. En este gigante palacio hay más alcohol del que te puedas imaginar. —TaeHyung comenzó la marcha tan pronto como terminó de hablar. Los demás no tardaron en seguirlo.

Llegaron hasta una estancia que tenía la apariencia de un bar. Había sillas y mesas echas de madera, alrededor de una gran barra, del mismo material, que escondía diversas botellas echas de cuero repletas de alcohol de los más diferentes orígenes.

— ¿Alguno de ustedes controla el fuego? Este lugar es genial, pero siempre está demasiado helado. — comentó Jimin mientras se sentaba en una de las mesas, a lo que los demás se sentaban también.

— Yo lo hago. — JungKook se puso de pie y fue hacia la chimenea que había dentro de la habitación. En cosa de segundos los pedazos de madera ardieron con intensidad. — ¿Por qué tienen una chimenea sin usar? Este lugar parece poco visitado.

La pregunta dio paso a un silencio incómodo, tenso. Jimin bajó la cabeza y no quiso responder, así que NamJoon decidió hacerlo.

— Este lugar era del antiguo rey GeumSoo. Desde que lo asesinaron, nuestro rey actual no ha pasado por este lugar y nosotros no hemos tenido tiempo, con tantas obligaciones desde que nos quedamos sin la mitad de la guardia real. — para cuando terminó de explicar, JungKook ya había vuelto a la mesa.

Jimin había ido a buscar dos botellas de agua ardiente mientras tanto. Odiaba escuchar esa historia. Regresó con seis jarros de madera y las dos botellas en una bandeja de hielo que había creado en cosa de segundos.

Cada uno había tomado uno de los jarrones y llenaron los mismos con el líquido transparente.

— Ustedes... ¿estuvieron en el ataque? — por primera vez YoonGi abría la boca para preguntar algo.

— No. Llegamos un poco después. — TaeHyung soltó un suspiro. — Aprovecharon que ese día fue el cierre de la Agogé, por tanto no estaba toda la guardia real con los reyes.

— Si tan sólo hubiese llegado un poco antes...— Jimin apretó su jarrón de madera antes de darle un trago a aquel líquido que quemó su garganta.

— Jimin, basta, ya hemos hablado de ello. — sentenció NamJoon, dejando descansar una de sus manos en el hombro del muchacho.

— Tal vez sólo hubieses muerto como los demás. — habló JungKook, y recibió una mirada de parte del rubio que casi lo atraviesa.

Hallstatt - YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora