Relajación.

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Makkachin reposaba sobre su cama, dormía plácidamente luego del susto que le hizo pasar a su amo.

Viktor por su parte se relajaba sentado sobre su sillón bebiendo cerveza y conversando con Yuuri a su lado, desahogada su tensión con risas mientras el japonés le comentaba historias de sus primeros años de prácticas.


El doctor se doblaba de risa imaginando a Yuuri de 18 años junto a Phichit probándose su uniforme de enfermero, ambos chicos desfilando como si estuviesen en una pasarla de moda ignorando totalmente que sus compañeros los espiaban.

—¡Phichit fue el de la idea! Casi muero cuando me enseñaron las fotos de ese día. Tuve que pagar el almuerzo de esas chicas para que eliminen las fotos, aunque sospecho que Phichit conserva algunas —hablaba Yuuri entre risas. Años después olvidó la vergüenza que pasó aquel día y pudo contar esto como algo divertido.

—Chris hacía lo mismo, al quitarse su bata simulaba ser una especie de striper. Moviendo sus caderas mientras la quitaba de a poco — agregó Viktor.

Esta vez fue Yuuri quien estalló en risas. Ambos bebían mientras comían snacks. Ninguno de los dos había almorzado correctamente por lo que el alcohol les estaba afectando más rápido que lo usual, signo de ello era las risas que parecían no terminar.

Luego de hablar sobre momentos incómodos de sus primeros años, con el ambiente más calmo, Viktor se atrevió a preguntar algo que hacía tiempo quería saber

—Yuuri tú... ¿tienes novia? —Hizo una pausa recordando que nunca había mencionado a ninguna chica, por lo que cambió su pregunta—: ¿Sales con alguien?


El joven lo observó unos segundos, su rostro que estaba rojo por el alcohol pareció aumentar alcanzando a teñir sus orejas también. Giró su rostro y acariciando su nuca respondió:

—No.

Viktor continuó.

—El muchacho con el que te reuniste aquella vez en el café, ¿Quién era?

Yuuri dejó caer su espalda sobre el respaldo del sillón donde estaba sentado, bebió todo el contenido de su lata de cerveza intentando darse valor para responder, aún sin atreverse a mirarlo a los ojos le respondió

—Mari se va a casar dentro de unos meses. Ella insiste en que debo conseguir una pareja para ese día por lo que pensó que sería buena idea conocer a alguien en línea. Lo que presenciaste aquel día fue una de las tantas citas fallidas que tuve.

Viktor notó algo de incomodidad en la respuesta de Yuuri, parecía molesto, odiaba que no lo mirara a los ojos. Quería saber más. ¿Por qué un chico y no una chica? ¿Acaso Yuuri era homosexual? Quería saberlo, necesitaba preguntarlo, aunque tampoco quería que el divertido ambiente en el que estaban sea arruinado por sus preguntas incómodas.

—No he salido con nadie más luego de ese fracaso —siguió Yuuri. —No soy bueno en esto de conseguir pareja. Supongo que decepcionaré a Mari.

Esas palabras que sonaron tan tristes en la voz de Yuuri golpearon a Viktor como una necesidad de apoyarlo, de decirle con un abrazo cuan equivocado estaba. Aquella última frase hizo a Viktor inclinarse sobre Yuuri para abrazarlo con fuerzas sin importarle el patear el recipiente con snaks que había sobre la mesa pequeña o las latas que volaron por el movimiento brusco. Momentos después le dijo:

Camino A Tu Lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora