¿Y si el amor de tu vida se va a casar con el peor error de su vida?...
Dafne sigue las intrucciones de su madre para ser una buena esposa aunque ella no sienta amor por aquel hombre..
Luigi tiene una relación seria con Gail, pero su amor no le es...
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Al entrar a su departamento, Luigi azotó la puerta —¡Estoy harto!
Detrás de él Gail abrió la puerta y entró también molesto —¡Cálmate Luigi!- cerró la puerta.
—¡Vete Gail!- ordenó el pequeño —Por favor solo vete y déjame estar solo.
—Lo siento bebé- Gail suavizó su tono de voz y se acercó al pequeño castaño. Quiso abrazarlo pero el otro no se lo permitió. Frustrado lo apretó por los hombros y lo besó a la fuerza.
—¡No!- Luigi alzó sus manos y trató de soltarse de aquel brusco agarre doloroso —¡Suéltame Gail!
Como no se dejaba besar, el mayor lo arrinconó contra la pared y empezó a besar de forma ruda su cuello, al mismo tiempo que con sus manos trataba de desabrochar su pantalón.
—¡No Gail, no quiero suéltame, no!- Luigi rompió a llorar con mucha intensidad y siguió hablando con su voz cortada por el llanto —Por favor, suéltame.
Gail dio un paso atrás soltando a Luigi. El pequeño se encogió allí arrinconado, tallando sus brazos que muy seguramente luego estarían amoratados ya que su piel era algo pálida.
—Lo siento- Gail pasó la mano por su cabello y hablaba caminando en círculo —Yo... Perdí el control. Odio que me hagas a un lado, has estado así desde que conociste al imbécil ese y estoy muy celoso.
Gruesas lágrimas escurrían por las mejillas de Luigi —Philip no tiene la culpa de nada- hipeó entre su llanto, sus ojos estaban cristalinos humedecidos por las lágrimas, su expresión de lo más triste —La culpa es mía por ser tan ciego para ver cómo eras realmente y también es tuya por hacerme creer que me amas.
—Yo te amo bebé- Gail se acercó de nuevo pero Luigi corrió a encerrarse en su habitación, más su intento fue fallido porque Gail logró entrar.
—Vete Gail, por favor tan solo vete.
—¡No me voy a ir!- gritó el mayor exaltado —Yo te amo y tú me amas a mi.
—¡Yo no te amo!- lloró el pequeño —Hace rato, nos topamos con tus primas, me presentaste como un compañero de trabajo- ahora fue el turno de Luigi para alzar la voz —¡Ni siquiera me presentaste como tu amigo, me presentaste como un compañero cualquiera, te avergüenzas de mi!
Gail negó con su cabeza —Se supone que lo nuestro es un secreto, nunca tuviste problema con ello- el hombre estaba furioso, amaba a Luigi pero sus celos cegaban su sano juicio y no podía controlarse en este momento —De seguro él alienta esas niñerías tuyas, tus berrinches de querer exibirte, lo noté ese día, estaba a punto de besarte en público y tú ibas a permitirlo.
Luigi negó con su cabeza y se alejó más de Gail, hacia la esquina de su habitación junto a la ventana —Nunca te he fallado, y aunque no me creas, yo no te he sido infiel con nadie.
