Capítulo 22.- Hagamos un trato

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Gail estaba hecho una mezcla de sentimientos, como si su mundo se derrumbara a pedazos y no pudiera hacer nada para evitarlo; bajó las escaleras de dos en dos hasta la planta baja y al pasar la puerta principal, chocó con un cuerpo delgadito, la p...

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Gail estaba hecho una mezcla de sentimientos, como si su mundo se derrumbara a pedazos y no pudiera hacer nada para evitarlo; bajó las escaleras de dos en dos hasta la planta baja y al pasar la puerta principal, chocó con un cuerpo delgadito, la pobre chica salió volando al suelo.

—¡Lo siento!- Gail corrió hasta la chica para auxiliarla
—Discúlpame no te vi.

—Me dolió- se quejó ella y extendió su mano para que él la ayudara a ponerse en pie.

Cuando sus miradas se encontraron, Gail reconoció a la chica —¿Dafne? ¿Tú eres Dafne la hermana de Luigi, verdad?

—Ahm... Si- su voz era tímida
—¿Nito está en su departamento?

Él asintió —Sí- Gail endureció su gesto —Está con ese odioso tipo y su amiguita desagradable.

Dafne pasó con nerviosismo un mechón rubio detrás de su oreja
—¿Puedes decirle a Nito que baje a verme?- su pregunta tímida vino acompañada de una gran tristeza al recordar las palabras en aquel mensaje tan doliente que supuestamente Anya le había mandado. No podría soportar que la rechazara en persona, eso terminaría de destruírla, no se creía capaz de soportar que Anya le dijera cosas feas, no podría con ello. Anya había tocado su corazón y al parecer ella no pudo hacer lo mismo, la pelinegra no la quería; por lo menos eso pensaba Dafne y por eso no quería verla.

Suspirando Gail negó con su cabeza —Lo siento rubia, no puedo ayudarte en eso.

—¡Dafne!- un hombre apuesto de ojos gris oscuro bajó de un automóvil lujoso que casi se estaciona a media calle —¡Dafne!

—Dile a Nito que baje por favor- habló la rubia mientras apretaba la muñeca de Gail al ver que Rafael casi corría hacia ella.

—¡Dafne me asusté de no encontrarte!- Rafael tomó el rostro de la chica y depositó un beso en sus labios, beso que ella no respondió nuevamente —¿Porqué huiste? ¿Porqué me dejaste?

Ella miró al suelo por un segundo, luego volvió a alzar la mirada
—No podía hacer lo que tú querías y además no puedo casarme si Nito no está conmigo, vine a buscarlo.

Rafael tomó su mano y la besó
—Lamento haberte incomodado hace rato y de tu hermano me hubieses dicho, así no me habría asustado y te hubiera acompañado.

—¿Cómo me encontraste?

—Tu mamá me dio la dirección de tu hermano.

Dafne parpadeó varias veces antes de responder algo —¿Mi mamá sabe dónde vive mi hermano?

En ese momento, una pequeña camioneta llegó, el conductor era un guardia de seguridad, el pasajero era Rita. Ella se bajó con elegancia y su superioridad.

—¿Mamá? ¿Cómo es que tú...?

La mujer sonrió con superioridad
—Sabía que él sería una mala influencia para ti, sabía que llenaría tu cabeza de ideas sucias y deformes, tuve que buscarlo. Tengo su dirección desde hace tres meses.

A La Novia Me Robaré Y Al Novio TambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora