Tú eres el único que me hace perderlo todo.

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13.

Harry volvió a tragarse un puñado de palomitas de maíz para luego observar a su novio que se encontraba perfectamente cautivado con aquella estúpida y aburrida película que ni siquiera tenía idea de como se llamaba.

—Maldigo el momento en el que te pedí que llevaras el mando de la cita, siempre elijes películas aburridas y sin sentido. Además, ¡todas nuestras citas han sido en el puto cine!

Algunos "sh" se oyeron pero Harry hizo caso omiso y siguió con sus quejas en susurros pero ya ni Louis lo soportaba así que optó por atrapar sus labios con atrocidad.

—Prometo que saldremos de aquí e iremos a cenar a la playa, junto al mar y la luz de la luna.

El rizado lo miró con el ceño fruncido.

—¿Hablas enserio? Doncaster apenas tiene lagos, ¡no hay contacto con el mar!

Louis rió nervioso mientras controlaba sus ganas de cometer un homicidio en medio de una sala de cine por tener un novio tan molesto.

—Cállate y déjame terminar de ver la maldita película.

El de orbes verdes volvió a bufar como por séptima vez. Louis ingería con desesperación unas quince palomitas de maíz por segundo, su novio volteó nuevamente a verlo, dispuesto a no dejar de molestarlo pero quedó anonadado al observar la tal belleza que su pareja obtenía.

Su nariz formaba un pequeño y dulce valle sobre su rostro que era seguido por esos rosados y finos labios que Harry tanto amaba sentir sobre los suyos.

Sus azules ojos apenas desprendían destellos gracias a la luz de la pantalla, el rizado tenía asiento VIPpara observar la magnífica belleza de Louis Tomlinson.

La película culminó con aplausos por parte de los presentes y eso logró exasperar aún más a Harry, ¡el filme ni siquiera tenía sentido! ¿Por qué habría un zombie de convertirse en el mejor amigo de un niño de cinco años? Nefasto. Styles deseaba en ese preciso momento ser crítico de cine para destrozarla hasta que llegara aún más abajo que las vías del metro.

—Muy motivador el desenlace.

Criticó Louis con una sonrisa en su rostro mientras acababa con las últimas palomitas de su tarro. Apuesto a que había ganado algunos kilogramos dentro de la sala de cine ya que anteriormente al ingreso, había arrasado con el bar de dulces.

El menor de los dos decidió omitir comentario o insulto alguno que se le viniera a la mente con respecto a la película y se limitó a seguir los pasos de su novio mientras entrelazaban sus dedos con dulzura.

—¿Y bien? ¿Qué haremos ahora?

Preguntó con intriga el de orbes verdes, entusiasmado por el próximo plan. De seguro iba a ser muchísimo mejor que arrojar dos horas a la basura por estar viendo una película sin sentido.

—Sorpresa, ya lo verás.

Caminaron hasta la F100 sin que sus manos se soltaran, demostrándole al mundo cuanto se amaban.

Nunca notas cuánto amas algo hasta que lo pierdes. Y eso le sucedía a Harry. Louis en un par de horas estaría tomando un vuelo a Budapest donde residiría por un mes, ¿y Harry? ¿Qué hay del rizado? Estaba triste, la mitad de su corazón estaría fuera del país por treinta días y él aún no sabía qué iba a hacer con todos los besos guardados. También se preguntaba como haría sin el bonito "buenos días" que su novio le dedicaba al abrir los ojos en la mañana... Era cierto, el castaño no desaparecería para siempre pero era casi lo mismo. El de orbes verdes no dejaba de regañarse a sí mismo por el desperdicio de tiempo que él mismo había causado ante su histeria, estaba tan metido en su mundo nuevamente ignorando a Louis (motivo de autoregaño otra vez), que ni siquiera había notado que estaban aparcados frente a la próxima parada de la cita.

They just still in love » Larry Stylinson - 2da parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora