GAME OF SURVIVAL // Teen Wolf [02]

07. Everything's gonna be okay, part II

C a p í t u l o   s i e t e
❝TODO VA A ESTAR BIEN, PARTE II❞

ﮩ

—Eres un idiota, lo sabes ¿cierto? —dejé salir hacia Boyd mientras colocaba algunos libros dentro de mi casillero.

     —Aún no puedo creer que en realidad hayas entrado al baño de chicos —rió, haciendo lo mismo que yo.

     —Supéralo, Vernon —cerré mi casillero y me coloqué la mochila sobre el hombro —. Ahora mi perfecta rebanada de pizza para el almuerzo tendrá que ser reemplazada por cualquiera que sea el estofado del día. Todas gracias a ti —fanfarroneé, cruzándome de brazos mientras caminábamos.

     —Tú fuiste quien se metió al baño equivocado —se encogió de hombros.

     —Y tú fuiste quien me hizo enfadar y me dejó hablando sola —reclamé, y antes de que dijera algo —; así que sí, me debes una pizza —dije de último, antes de sonreír y entrar de prisa al salón de detención en el que ya se encontraba Harris y un par de chicos y chicas.

     Para mi suerte, Isaac era uno de ellos.

     ¿Qué demonios hacía aquí?

     Tomé asiento en una de las mesas que se encontraba detrás de él mientras Harris escribía en el pizarrón.

     —Señorita Solano, estoy completamente seguro que la he visto más veces en detención, que en mi clase —dijo el peor maestro de la historia, a lo que yo sonreí de manera forzada —. En fin, veamos... Ustedes dos —señaló a un chico y una chica —, lavarán todos los pizarrones de este pasillo. Reacomodarán la biblioteca —señaló ahora a otro par de chicos —. Surtirán el almacén del conserje —nos ordenó finalmente a Isaac y a mí con la mirada.

     El chico volteó a verme con sorpresa, y yo después de segundos en shock, me puse de pie y caminé hacia Harris.

     —¿Sr. Harris? Uhm... ¿tiene que ser con él? —pregunté en voz baja.

     —Ahora que sé que preferirías que no... Sí, tiene que ser con él —contestó el bastardo, esbozando sobre los labios algo a lo que algunos podrían llamar sonrisa.

     —Grandioso...

.     .     .

—Lo siento —musitó cuando nuestros cuerpos chocaron al entrar a la angosta habitación.

     Se notaba bastante nervioso y sabía bien la razón del porqué.

     —¿Estás bien? —pregunté, sin voltear a verle mientras colocaba un par de cajas sobre el piso.