CAPÍTULO XV - Disparate.

3.8K 459 124
                                    

— Pensé que instauraríamos el Parlamento primero, antes de viajar en busca de aliados —le digo a mi padre, quien está al otro lado de la línea, no sin antes echar un vistazo hacia la puerta de mi estudio por si acaso.

—Sí, en un principio era así, pero tan solo piénsalo: los cien líderes se encuentran en Marte. Todos juntos. ¿Cómo crees que reaccionaría el nuestro de enterarse que hemos dejado de obedecerle? —sugiere—. ¡Nos mandaría a volar en mil pedazos!

¿Y por qué demonios se enteraría?, es lo que me abstengo de preguntar, cuando esa pregunta me guía a otra:

—Aguarda un segundo. ¿Qué tan seguro es hablar de esto? ¿Las Fuerzas Armadas no intervienen las comunicaciones?

Una risilla por parte de mi padre me dice que no hay de qué preocuparse, pero aún así me preocupo, y vuelvo a mirar hacia la puerta.

Nadie.

Suspiro por dentro. La chica no ha pisado mi lado de la casa en estos tres días, pero no puedo evitar dudar. ¿Qué si se le olvida la regla y termina oyendo todo lo que discuto con mi padre? Se supone que nadie ha de saberlo.

—Encontramos un sujeto en el PG que se encargó de proporcionarle electricidad a su vecindario sin mayores esfuerzos; solía ser ingeniero antes del Punto de Colisión. Él se está encargando de nuestras comunicaciones en este momento; Timothy cometió la locura de convencerle de entrar en A-City por medio del Centro Proguesser. Quinientas veinticinco onzas, ¿puedes creerlo? Está completamente loco...

¿Y qué dirías de mí si supieras cuánto he gastado?, le preguntaría, si no supiera que su reacción será la de dejarme fuera de todos los planes del Congreso por ser "inestable" y "poco profesional".

—Pues..., si el sujeto hace que seamos invisibles ante la intervención de la Inteligencia de A-City, no creo que sea un mal precio —replico, muy consciente del por qué le defiendo.

Mi padre bufa.

—Sí, claro. —Hace una pausa breve—. Lo importante aquí es que ya lo hemos decidido: lo mejor será no llamar la atención de las Fuerzas Armadas hasta obtener al menos el apoyo de las áreas que sí cuentan con el control de sus soldados. De lo contrario será un fracaso.

Asiento, pese a que no pueda verme. Es verdad; aquí, nuestro líder se aseguró de que Congreso y Fuerzas Armadas convivieran en paralelo, por lo que, tanto ellos podrían dar un golpe militar como nosotros causar una revolución, con el inconveniente no menor de que uno trataría de amortiguar al otro. No obstante, ésta medida no fue tomada por todos los líderes, y aquellas áreas cuyos gobiernos podrían aportar logística y armamento, tienen que estar de nuestro lado antes de dar un paso al frente.

—Entiendo —contesto finalmente. Miro de reojo el reloj de pared y froto mi cabello. Tengo hambre; me he levantado a las cuatro de la madrugada para poder terminar con los planos en tinta simpática, los cuales han sido una pesadilla al ser casi ilegibles, por lo que aún no desayuno—. Entonces... no habrá Parlamento hasta ¿cuándo? ¿El próximo año?—Una nueva frustración, sin dudas.

—No tengo idea, Àmirov. Bastante hemos avanzado en este último año, todo depende de lo que se pueda hacer allí afuera. Boyles irá a las áreas veinticuatro y veinticinco la próxima semana con la excusa de firmar un nuevo tratado de comercio; recorrerá las áreas fronterizas también a modo de turista y será alojado por congresistas de allí. Tantearemos el terreno en esa visita, por lo que, si todo sale bien, podrás retomar ese proyecto antes de lo previsto.

—Bien.

La comunicación se termina y un incómodo sonido estático es lo que queda, y apuesto que el sujeto que Timothy contrató tiene mucho que ver con ello.

2036Donde viven las historias. Descúbrelo ahora