Capítulo Dos, "El tren"

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     Las puertas se cerraron con fuerza, y entonces despertó. O así lo sintió. TaeHyung parpadeó, observando el elegante lugar en el que se encontraba. Lo admiró por unos segundos, caminando con calma hasta la ventana sellada para ver como los adolescentes se marchaban a sus hogares, aliviados de no ser escogidos. Ni siquiera pudo sentir envidia, no podía sentir, estaba bloqueado.

Vio a una pareja correr con desesperación hacia el edificio en el que se encontraba, y supo que se trataban de los padres de la chica, venían a despedirse de ella. TaeHyung se alejó de la ventana, consciente de que nadie vendría a verle, nadie le desearía suerte, nadie lloraría su muerte. Nadie hasta ese momento supo su nombre, y ahora, sería escrito en la historia entre otros tantos con sangre, quedando en el olvido poco a poco. Lo único que pudo pensar es que prefería mil veces jamás haber sido recordado, que nadie supiese su nombre, que solo saliera de sus labios. Prefería eso a estar en la boca de todo el Capitolio. Aunque, él sabía que no iba a destacar, su presencia sería irrelevante, su muerte, sin importancia alguna. Estaba consciente de eso.

Tuvo sed, pero no vio nada que calmase esa necesidad, así que decidió solo aguardar a que pasaran por él.

HoWoo era en definitiva más desesperando de lo que imaginó, apenas se paró a su lado, le preguntó su edad y felicitó a los dos por ser elegidos por la nación, y que no olvidaran bendecir el nombre de Asgomgu y el número de su distrito al llegar a la arena. TaeHyung quiso golpearle, sabía que nadie de su distrito se quejaría, pero los soldados tal vez le daban un tiro entre ceja y ceja. Nadie le había pegado, pero si habían tratado de escapar, y eso recibieron, una muerte rápida, y escogieron a otra persona de la urna.

Las puertas abriéndose le hicieron levantar la cabeza, y un soldado entró por él para llevarle hacia afuera. De nuevo fue escoltado, y junto a HoWoo y HaeGi, fueron en carro hacia la estación de trenes. Notó que ella lloraba en silencio, sosteniendo con fuerza un pañuelo que seguramente le dio su madre —¡Qué bello es! ¿Es de seda? —preguntó el extravagante, y ella negó.

Lo hizo mi abuela hace años. —susurró, y TaeHyung notó como HoWoo miró con asombro el pañuelo, y un poco de asco.

Es lindo. —halagó falsamente, pero de igual forma la chica agradeció y limpió su rostro con el pañuelo. TaeHyung dejó de mirarles para fijarse en la ventana, observando, tal vez por última vez, su distrito.

Una vez abordaron el tren, ambos adolescentes se encontraron con una exquisita variedad de comida, postres azucarados que se veían tan deliciosos, frutas brillantes que se encontraban en su mejor punto, platillos completos que estaban al alcance de su mano y que se veían perfectos, pero, no tomaron nada. TaeHyung tenía tanta hambre antes de la cosecha, incluso llegó a planear a qué lugar podía ir a pedir alimento luego de la elección de los tributos, pero con todo eso frente a él, se le cerró el estómago. No quería ni abrir la boca, en vez de eso, observó con pesar el lujoso tren, que sin duda alguna, les llevaba al mejor y peor lugar de Asgomgu, el Capitolio.

Todo lo que conocían se quedaba atrás, mientras los dos estaban sentados en silencio, escuchando solamente la leve vibración del tren y el masticar de HoWoo.

¿Cuál es tu nombre? —escuchó la débil voz de su compañera, y le miró, serio, observando sus ojos rojos y aspecto delgado— N-no lo escuché, perdona, estaba... procesándolo.

TaeHyung. —solo dijo ante de voltear a otra parte, no quería mantener una conversación. No se sentía capaz de hacerlo.

Se escuchó un ruido desconocido para ambos, quienes se giraron descubriendo que se trataba de una puerta corrediza. Apareció un hombre al que ambos reconocieron, venía con los ojos entrecerrados, tambaleándose un poco antes de aferrarse a la mesa. Era el único ganador registrado del distrito 12. Min YoonGi, un hombre ocho años atrás se llevó la victoria.

HOSEOK Y TAEHYUNG - VHOPE (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora