Capítulo Dieciocho, "El último día de los juegos"

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     Gritó con dolor, el grito de TaeHyung pudo haberse escuchado en toda la arena mientras abrazaba con fuerza el cuerpo sin vida de HoSeok. Lloró con fuerza, enterrando su rostro en el cuello del mayor mientras los ojos de este (aún entre abiertos) miraban a la nada, sin brillo.

TaeHyung tembló sollozando, negándose a aceptar que se había ido, que le había fallado exactamente como a su compañera. Le había dolido muchísimo más, perder a HoSeok no se comparaba con ninguna experiencia antes vivida, y no deseaba volver a vivirla nunca más.

¡HoSe-Seok hyung! —llamó meciéndose con él, liberando sus lágrimas sobre la ropa y cuerpo del tributo caído del 5. Tardó en apartarse, lo hizo cuando escuchó lo mismo que ese día en la cascada, venía aquel aerodeslizador por los cuerpos. No quería que se lo llevarán sin más, no como el cuerpo de ese niño, TaeHyung pensó que quería un poco más de tiempo con él antes de que los separaran para siempre.

Todavía aturdido, se levantó sin soltar el peso muerto, ese que le provocaba un horrible nudo en el estómago y corazón. Aún así, se las arregló para caminar arrastrando solamente los pies de HoSeok, llorando mientras veía un tipo de carrito todo terreno entrar por la ventana de una de las habitaciones para acercarse a SeokJin.

No vio cómo le tomaban. TaeHyung se dirigió escaleras arriba, llevando consigo a HoSeok. Le costó mucho, en más de una ocasión estuvo a punto de caer pero no se rindió, TaeHyung quería sentarse otra vez junto a HoSeok para ver el anochecer. Se mantenía en shock, sin captar que ni siquiera era medio día.

Cuando llegó sudando y adolorido al techo, caminó apenas unos pasos antes de dejarse caer de rodillas, mirando al horizonte por donde el sol se ocultaba. Solo vio las montañas y el cielo azul, y una que otra nube, un día quizá muy bello. Sorbió por su nariz arrugándola, colocando con sumo cuidado a HoSeok recostado frente a él. Le cerró completamente los ojos, le acarició el todavía tibio rostro, pasó sus dedos por los labios heridos y luego tomó las muñecas de HoSeok para colocar una sobre la otra en donde estaba su estómago, sobre la herida. Soltó otro sollozo acariciando los nudillos y se cubrió el rostro para volver a gritar, temblando mientras se inclinaba y chocaba su frente en el torso de HoSeok. No quería dejarle.

Miserable. Si le hubiesen pedido que resumiera su vida en una palabra TaeHyung hubiera dicho esa. Cada oportunidad de recibir amor o de ser feliz le fue arrancada con violencia, primero sus padres, luego la difícil situación de su Distrito, HaeGi y ahora, HoSeok.

Él ya lo había aceptado, TaeHyung se preparó para tomar una muerte que le diera tranquilidad, una en la que lo último que viera fuera a HoSeok sabiendo que este ganaría, que el del cinco regresaría a su hogar y podría intentar recuperar su vida normal, pero no, incluso le habían quitado a TaeHyung su muerte tranquila.

El tributo del doce lloró al lado de HoSeok hasta escuchar el aerodeslizador acercándose, rodeando el techo probablemente a la espera de que se marchara, y luego de gritarles con todo su odio, dejó un último abrazo al cuerpo sin vida y se retiró, murmurando una disculpa mientas descendía por las escaleras. Una disculpa para sí mismo, para HoSeok, para la familia Jung, para YoonGi, JiMin y HaeGi, e incluso, una para SeokJin. Cuando pasó por donde debía estar el cuerpo solo quedaba sangre.

Se marchó sin nada, sin tomar sus armas ni la mochila, simplemente TaeHyung escapó a paso lento y torpe, adentrándose al bosque mientras las lágrimas seguían bajando. Recorrió los mismos caminos que HoSeok y él habían pasado en días anteriores, donde habían conversado en voz baja y reído, donde más de una vez sintió el cálido tacto de su mano dejando que le guiará.

Se tropezó y cayó de rodillas, protegiendo su caída también con sus manos, jadeando del dolor porque había olvidado las heridas en sus palmas por atrapar la espada en pleno movimiento. El agua golpeó su rostro. Ya estaba en el río, escuchando el agua avanzar hacia la cascada, lugar que miró con un largo rato, sintiéndose cada vez más débil. La sangre no había dejado de salir por algunas de sus heridas, y aunque no era para desangrarse, sí se sentía escaso de fuerzas. Lentamente se sentó sobre sus tobillos, sintiéndose completamente mareado.

HOSEOK Y TAEHYUNG - VHOPE (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora