Narrador Omnisciente:
Mina observaba en un completo silencio como Nayeon conversaba con emoción con un joven de cabello negro, el chico con rasgos asiáticos rápidamente ejecutó su maniobra especial tomando el atrevimiento de tomar uno de los mechones de la castaña para dejarlo detrás de su oreja, la japonesa bufó, un tanto irritada de ver en aquella semana más de diez veces el mismo movimiento, ¿Es que acaso no conocían otra cosa? Se preguntó mientras echaba su cuerpo hacia atrás. Mina apretó la quijada alzando su mirada hacia otra dirección, ya no quería ver más a su amiga coqueteando con medio mundo, ni siquiera sabía el por qué había aceptado en esperarla, ¿Por qué hacerlo si ella está feliz con él? Decidida se levantó, sacudió sus jeans del gran rastro de cesped que cubría la parte trasera de su vestimenta para luego girar sobre sus talones comenzando a caminar de regreso a su hogar.
La japonesa observó cómo el sol comenzaba a esconderse dejando que las nubes tomaran aquel característico tono anaranjado que tanta tardes se dedicó en admirar. Mina soltó un suspiro al notar una pareja cruzándose en su camino, ambas se veían bien, felices por estar al lado de la persona que amaban, la pelinegra apretó sus puños, los celos y la envidia carcomiendo su alma, que tenía aquella pareja que ella no poseyera.
—¡Minari!—llamó una dulce voz logrando que los vellos de la nombrada se erizarán por completo.
La pelinegra se quedó inmóvil manteniendo sus ojos fijos en la nada misma. De repente su mano fue envuelta por un agradable calor que la hizo ponerse de los nervios, por inercia giró su rostro observando por sobre su hombro el bello rostro de la coreana, ahí estaba ella, Im Nayeon, la causante de todos sus males. Mina se quedó en silencio perdiéndose en los bonitos labios de la mayor, aquellos apetecibles carnes que no dejaban de moverse, ¿Cómo era posible que fuesen tan bellos? Se preguntó sintiendo como sus tímpanos se encargaban de aislar el sonido de su alrededor, la japonesa parpadeo confundida en el instante que sintió como la mayor la sacudía con fuerza.
—¿Mmmh? ¿Ah?—preguntó Mina completamente confundida.
Nayeon soltó el brazo de la menor cruzándose rápidamente de brazos dejando ver su ceño fruncido.
—No me estabas escuchando—bufó la mayor un tanto irritada—te estaba preguntando el por qué te habías ido—aclaró observando cómo las facciones de la menor cambiaban en arrepentimiento.
—Te veías muy cómoda con Kyungsoo Oppa, no quería estar ahí de entrometida—admitió Mina girando rápidamente su rostro hacia el frente.
Su cuerpo se paralizó al sentir los brazos de la mayor rodeando su cintura, su mente quedó en blanco ante el cálido aliento que golpeaba la piel de su cuello.
—¿No estarás celosa, verdad?—insinuó Nayeon besando de forma provocadora el hombro de la pelinegra—somos amigas Minari, las amigas no tienen celos.
Mina agitó su cabeza en asentimiento, porque ella tenía razón aún cuando era más que consciente de las tantas noches donde ambas compartieron la mismas sábanas, el mismo calor corporal, pero lamentablemente para ella aquello ya no importaba, no cuando Im Nayeon siempre tenía la razón.
—Lo sé, no estoy celosa—mintió la menor sintiendo como de apoco el dolor en su estómago comenzaba en aumento—es tarde, debería volver—avisó dejando en claro que ella ya no quería estar más ahí.
Nayeon rompió el abrazo rodeando su cuerpo hasta quedar frente a la pelinegra, le sonrió de aquella manera dulce, casi inocente, que más de algún idiota llegó a quedar embobado por su genuina belleza.
—¿Me esperas? Solo déjame despedirme de Kyung—avisó la joven notando como su amiga simplemente asentía soltando un suspiro de cansancio—eres la mejor—halagó besando rápidamente la mejilla de la pelinegra—¡No tardaré!—aclaró alejándose rápidamente de la menor.
Mina giró sobre sus talones sintiendo su corazón caer hacia la boca de su estómago, sus ojos quedaron fijos en la morena, observó cómo la muchacha se colocaba de puntillas para besar al joven de cabello oscuro, nuevamente sintió los celos envolver su cuerpo, ¿Pero que más daba? No importaba cuántas veces le insinuara cuanto la amaba, Nayeon jamás aceptaría que le gustaba una mujer, que amaba a un fenómeno.
La japonesa era más que consciente de la gran brecha entre amar y dejarse llevar por la lujuria, la castaña sabía que la coreana jamás sentirá algo por ella, ¿Cómo si quiera pudo pensar eso? Nayeon siempre se caracterizó para el exterior como una mujer heterosexual, y aunque le duela, la joven no cambiaría aquel pensamiento, ni siquiera por lo que tenía entre las piernas.
Mina introdujo sus manos en el interior de sus jeans, mantuvo sus ojos fijos en el cuerpo de Nayeon, la joven no pudo evitar soltar un gruñido al notar como el pelinegro plantaba firmemente su palma contra la nalga de la coreana, la muchacha quiso ir donde él, fantaseo que tomaba el cuello de su camiseta y lo estampaba contra el suelo, para luego subirse sobre su cuerpo plantando firmemente su puño contra su atractivo rostro, y así sucesivamente hasta que no quedara ningún tipo de rastro de; Do Kyungsoo.
El pelinegro se fue sin antes regalarle una sonrisa burlona a la japonesa, la pelinegra apretó su quijada desviando rápidamente la mirada hacia su lado izquierdo. Mina escuchó las pisadas de Nayeon aproximándose hacia su dirección, no importaba cuanto tiempo hubiese pasado a su lado, cuan grande fuese la confianza que ambas se tenían, aquel característica sensación de nerviosismo seguía envolviendo su cuerpo como si fuese la primera vez. La japonesa guardo silencio en el instante que la castaña quedó frente a su cuerpo, la muchacha nuevamente alzó sus comisuras de aquella manera risueña dejando que el brillo de sus ojos se escondiera bajo la radiante sonrisa. Mina se dió el lujo de perderse nuevamente en la belleza de su amiga, sin siquiera importarle quedarse embobada ante la atenta mirada de la contraria.
Nayeon se colocó de los nervios, rapidamente giró su rostro intentando no ver directamente los oscuros ojos de la menor, la muchacha odiaba eso de Mina, detestaba que le provocara aquellas sensaciones.
—Vamos—habló la coreana tomando la mano de la japonesa.
Una fuerte corriente eléctrica envolvió el cuerpo de ambas chicas, ningún de la dos fue capaz de decir lo que aquella energía les hizo sentir, simplemente hicieron como si jamás hubiese pasado. Mina tragó saliva entrelazando sus dedos con los de la mayor, con la mirada posada en el suelo la japonesa emprendió camino tirando del cuerpo de Nayeon.
Quizás ahora podian seguir fingiendo que todo está bien, ¿pero hasta cuándo podría llegar su farsa?
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Friends [G!P]
FanfictionMina amaba en un completo silencio a Nayeon ya que era consciente que esta solo la veía como una amiga más. Aviso: Mina [G!P] (mujer con aparato reproductor masculino) Contenido adulto. Si eres sensible ante las escenas sexuales, no recomiendo leer...